Sergio Arturo Venegas Ramírez
El estacionamiento de la Universidad Marista era insuficiente para los asistentes a la conferencia del queretano distinguido y los estudiantes que diariamente asisten en auto a clases: 400 cajones ocupados y la gente sigue llegando.
—Oiga, yo tengo examen, comenta una joven al policía que por goteo deja pasar vehículos.
— Lo siento, responde seco.
Son las 17:00 horas y el Zar Antilavado está por llegar.
Viene por tierra desde el zócalo de la Ciudad de México. Salió del edificio de la Corte a las 14:00, tras acompañar a su paisano, Arturo Zaldívar en su informe como presidente del Poder Judicial.
En este Querétaro barroco no sorprende lo variado y mezclado del auditorio.
Las diputadas locales de Morena y del PES, Paloma Arce y Elsa Méndez, respectivamente.
Izquierda y ultraderecha. Ambas escuchan al jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, hablar de los casos Odebrecht y Lozoya.
También, por allá, la petista Mireya Fernández escucha al ponente platicar del huachicol y el cártel Santa Rosa de Lima.
El presidium es compartido por Santiago con catedráticos y directivos maristas. Destaca Jaime Nieto Ramírez, ex alcalde de San Juan del Río y padre del ponente:
—Descansé cuando Santiago dejó la FEPADE. Y ya ves ahora, comenta a un amigo.
Diezmos, moches, lenguajes priístas y panistas son diseccionados por Santiago Nieto, que acelera la lectura de su discurso.
Va colgado para la presentación de un libro, programada a las 18:00 horas. Faltan 20 minutos y sigue hablando.
No dará tiempo para entrevistas, dice uno de sus colaboradores.
Cada quien su chamba. Los reporteros lo miden y esperan a la salida. Concluye la conferencia del funcionario federal, titulada La Casa Limpia.
Y a correr, porque Santiago Nieto salió por otra puerta.
Gajes del oficio.