Después de mi pasada aventura caminando por los Himalayas rumbo a Campo Base del Everest, varias personas me han preguntado cuál fue la parte más difícil de este reto. Mi respuesta es que cada minuto del día estuvimos fuera de la zona de confort. Este reto incluyó muchas situaciones difíciles: diez vuelos en avión, dos en helicóptero, además de un viaje en caballo. El frío extremo, las caminatas, sin agua potable, sin calefacción, veinte días de la aventura con la misma comida siempre (la cual no era de mi agrado), cansancio acumulado, casi nula comunicación, etc. Sin embargo, te contaré el momento que fue realmente el más difícil.
La pequeña población más cercana a Campo Base se llama Gorakshep. Se encuentra a 5,200 m de altura. Respirar a esas alturas es difícil, sientes que te falta el oxígeno, debilidad, dolor de cabeza y a veces cosas peores que afortunadamente no tuve. Esa noche me desperté de madrugada con problemas para respirar, sentía que se me cerraba la garganta por congestionamiento debido a la exposición al frío por tanto tiempo y sentía que cada vez podía respirar menos. Con el frío dentro del pequeño cuarto de paredes delgadas en -10° C, la mente empezó a atacarme preguntando ¿Qué hago aquí? ¿Voy a asfixiarme? ¿Puedo morir de esta forma? ¿Cómo me marcho de este lugar? Más por supervivencia que por control mental, decidí hacer ejercicios de respiración para calmarme y así poder respirar.
Lo más probable es que no estés pensando en hacer la misma travesía que un servidor, así que te puedes preguntar, ¿a mí en qué me puede beneficiar superar ese tipo de incomodidades? Sin embargo, si realmente quieres ser exitoso en algo, tienes que salir de tu zona de confort. ¿Admiras a Elon Musk, CEO de Tesla, SpaceX, X (Twitter)? ¿Quieres ser como él? Entonces empieza trabajando ochenta horas a la semana como él lo hace. Bill Gates, fundador de Microsoft, lee cincuenta libros al año, ¿tú cuántos? Cristiano Ronaldo brilla como uno de los más grandes futbolistas gracias a su inquebrantable dedicación en entrenamientos adicionales, riguroso trabajo en el gimnasio y una alimentación disciplinada.
Tal vez tampoco aspires a ser alguno de estos empresarios icónicos, pero seguramente querrás ser un mejor empresario, director, vendedor, ejecutivo o persona. Así que te servirá saber que la zona de confort es un espacio psicológico donde nos sentimos seguros, cómodos y sin riesgos. Eso suena como un buen lugar para estar; sin embargo, si permanecemos ahí, querrá decir que no estamos creciendo, es decir, no estamos intentando cosas nuevas, no estamos aprendiendo, desarrollándonos física, mental, emocional y espiritualmente.
El punto de partida para salir de la zona de confort es establecer metas retadoras y que te inspiren (artículo: Si tu reto no te da miedo, no es suficientemente grande). Si ya tenías eso claro, entonces lo más probable es que no te hayas comprometido realmente con ello. Si es el caso, antes de otra cosa, analiza si tienes alguno de estos miedos: al fracaso o al cambio. Identifica y trabaja estos miedos antes de iniciar con tu compromiso al cambio. Una forma de identificarlos es si no empiezas a cambiar por cualquier excusa como parálisis por análisis, pensar que no ha llegado el momento correcto, perfeccionismo. Acepta el fracaso como parte del camino (Artículo: Everest, del fracaso al éxito).
A partir de entonces vendrá la parte más difícil, salir de la zona de confort nunca es fácil, asume que tienes que pagar un precio por un bien mayor y que esto implica necesariamente un sacrificio.
Siempre ten en mente que las cosas que valen la pena, cuestan. La vida pasa rápido, empieza hoy.