DESDE LOS BALCONES
No me gusta la renuncia del ex secretario de hacienda, Carlos Urzúa, ni los términos de la misma. En primer término, el ex secretario de las finanzas nacionales no es un colaborar de ahora, tiene años de conocer al Presidente Andrés Manuel López Obrador, y no con los mejores vientos.
¿A quién golpeará esta renuncia, independientemente de las repercusiones financiero económicas que la misma pudiera conllevar? Eso se va a saber muy pronto; pero por lo que se ve, algunas gentes sin calificaciones y conocimientos de la materia de las finanzas públicas, se le atravesaron al ex colaborador del Presidente AMLO.
Es de esperarse que los puntos del antagonismo existente en el seno de los más cercanos colaboradores del Presidente, tendrán que pagar su tributo por el desgaste de todo tipo ocurrido. ¿Quiénes son ellos? El propio Presidente López Obrador es el encargado de decir y decidir; pero los términos con que responde a esta renuncia repentina e inconsulta, indica que quien conduce a la Nación y desde luego al Estado y a las finanzas públicas, son atribuciones constitucionales y políticas del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Que se recuerde, ni siquiera el eminente Narciso Bassols, o Jesús Silva Herzog renunciaron en parecidos términos en los tiempos de Calles, siendo personajes de recio carácter y gran talla humana, social y política.
Por ello, es de reprobarse la actitud asumida por Carlos Urzúa Macías, y menos digna de simpatía por los términos desafiantes, como si en materia de política económica no abundaran las discrepancias teóricas y técnicas al mayor nivel de los Estados Capitalistas y de los organismo mundiales.
Sea lo que fuere, el ex secretario de hacienda se sale por la puerta falsa y de malas maneras, aun cuando le asistieran grandes razones y argumentaciones teóricas acerca de la conducción de las finanzas públicas.
Como aliado político y correligionario, Urzúa deja mucho que decir y de criticársele. Lo que menos puede decírsele, es que con ello sella su epitafio político, calidad que, se según se aprecia, nunca tuvo y eso lo ratifica en el documento con que abandona el barco de una vez y para siempre.
Lo que más resalta, es que habiendo regresado del viaje a la Cumbre de los 20, en Osaka, Japón, comisión conjunta que llevara con Marcelo Ebrard, de pronto se abra este capítulo inesperado tan traumático. Las incógnitas políticas, que las hay, vendrán después y habrá que estar muy atentos al cualquier indicio objetivo, real que surja y sin dar oídos a las especulaciones interesadas de uno y otro lado.