México y su política internacional, firmes como siempre
Algunas gentes de la oposición creyeron que el Presidente Andrés Manuel López Obrador se iba a embarcar en aventuras diplomáticas internacionales con lo de Venezuela y ahora con el problema fronterizo del Norte, con EU, por la cuestión migratoria centroamericana. Se equivocaron con sus falsos plañidos.
También sobran quienes se escandalizan, magnificando, más de la cuenta, cualquier diferendo real o artificial, para impugnar hasta más no poder la creciente confianza, popularidad y respaldo que el país le da a AMLO.
Sobraron presiones y las hay todavía, para que nuestro gobierno metiera la nariz en el asunto de Venezuela; armaron escándalo por la invitación, que a la toma de posesión del nuevo mandatario AMLO, se le hizo al Presidente Maduro.
Nada lograron, nada lograrán, México tiene trazado desde hace tiempo su camino de amistad y respeto con todos los gobiernos y los pueblos del mundo entero.
El asunto más reciente, antes de que se presentara el pretendido cierre de fronteras con EU, fueron las misivas al Rey de España y al Vaticano, a propósito de los señalamientos por las atrocidades cometidas durante la Conquista y los 300 años de Coloniaje sórdido, con todos los residuos feudales y el genocidio indígena llevado a cabo, mismo que menguó a la población nativa que pasara de 15 millones a 4 millones en la primera década del siglo XIX, sin que esos estragos lograran reponerse a consecuencia del peonaje servil, bajo consumo de proteínas y calorías que sólo la reforma agraria vino a remediar y a revertir el despoblamiento de campos y ciudades en nuestro país.
Decenas de columnistas y comentadores se le fueron encima al Primer Mandatario de México y, desde el extranjero, criollos de otras latitudes, como el peruano español Mario Vargas Llosa, individualizaron el diferendo histórico, que es un asunto de la historia universal en que se involucran dos culturas y niveles de desarrollo diferentes, por donde transcurriera la esclavitud y despojos sociales multiplicados de toda naturaleza.
El Presidente Mexicano AMLO, está en el rumbo cierto de la historia mundial y nacional, en la forma y en el fondo, como se ha definido en el caso de la migración centroamericana, fenómeno causado por las relaciones coloniales capitalistas que no impone nuestro país a nadie; pero que se pretende tomar esta realidad como propia, siendo que forma parte del mismo proceso en la relación de desventaja y desigualdad económica y política con que se halla frente a la gran Potencia Mundial norteamericana.
Ni siquiera Rusia se ha movilizado, con todo su poderío estratégico, frente a Ucrania, como tampoco China lo hiciera frente a Formosa hasta la fecha, dejando al tiempo y a las circunstancias de la política mundial el quehacer histórico que convenga.
Hong Kong y China albergaron la misma población, otro tanto Rusia y Ucrania, antes y después de desmembramientos transitorios y episódicos. La política y la historia mundial están llenas de conflictos migratorios y territoriales; luego entonces, ¿por qué iba México a convertirse en gendarme poblacional de sus propios pueblos hermanos?
Centroamérica es un asunto del desarrollo y el subdesarrollo colonial capitalista, como antes lo fue del imperio colonial español, no hay motivo ni lugar para obligarle a que juegue un rol contrario a su tradición y a sus intereses nacionales, en donde ya lleva perdido la mitad territorial por la que nunca va a rasgarse las vestiduras por quienes le suspiran, por ejemplo, a la democracia cristiana y al aventurerismo de defender causas perdidas ya que forman parte de proceso nacional y del desarrollo de otros pueblos. Bien definida esta la política internacional de México de autodetermnación y de coexistencia con todos los gobiernos del mundo, especialmente con el pueblo norteamericano, al que tanto le debemos y nos debe respetar siempre.
Pueden cerrarse momentáneamente las fronteras, cuestión que no sucederá a pesar de todo, pero no por eso hay que perder el ánimo y la cabeza, así los quieran algunos ociosos parlamentarios de la oposición vencida y los comentadores de toda laya. No pasaran las provocaciones ni de dentro, ni de fuera, estén seguros de ello, mientas AMLO tenga el pulso y la cabeza firmes y el poder presidencial en sus manos.