DESDE LOS BALCONES
Ajustes presupuestarios: montos análisis y recortes
Ningún presupuesto federal, anterior a este de 2019, tuvo tantas y tales premisas adversas fiscales y extra fiscales, como el que está a discusión en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y menos, es de esperarse, que cada sector destinatario de algunos o de varios de sus rubros, pueda analizarlo y acepte hacerlo con la objetividad que tiene, respondiendo a una realidad económica interna y externa, igualmente
contradictoria.
Quiérase que no, su aceptación o rechazo responde a intereses de clase, de estamentos y de segmentos sociales que se benefician y otros que consideran que muy poco les favorece.
Por ejemplo, y lo más sensible, las Universidades del país, no lo ven como suficiente y ajustado a sus requerimientos y no lo es en general; pero cuando analizan el mismo, en su cuantía, dejan de lado la parte presupuestaria destinada a becas para estudiantes y el número de beneficiarios y la cuantía de las mismas, que se hallan comprendidas en la ahora llamada Secretaría del Bienestar y que va parejo a todos los Estados de la Federación, pero en forma directa y no manipulada por enclaves burocráticos subsidiarios estatales. Esto mismo se halla en otros rubros, donde se hallan implícitas otras medidas sociales; de otra manera, como sucede con la Defensa Nacional y tal vez en la Gobernación, donde los recursos destinados a la Seguridad Nacional no se pueden presupuestar por separado, por hallarse en estado de transición legislativa o meramente administrativa, como acontece con lo previsto en la Comisión de la Verdad y lo que se erogue.
2019 arrancará con un Presupuesto lastrado por la enorme deuda externa que se tiene, equivalente a todo el PIB anual, 11 billones de pesos, ejerciendo un monto de apenas 5.7 billones, si es que quienes capitalizan los 6 billones restantes, no evaden sus obligaciones fiscales, o sólo lo hace el sector industrial y comercial más ligado y cercano al trabajo y a la vida de la población nacional.
Tienen razón las autoridades universitarias en reclamar mayor cuantía federal, pero carecen de la misma cuando pasan por alto los desentendimientos de los gobiernos locales, que también se quejan de los recortes y los controles federales para la infraestructura de servicios; pero que a la hora las cuestiones educativas presupuestales, rehúsan su responsabilidad constitucional de proveer al gasto en ese rubro, habiendo sido receptores de porciones enteras del presupuesto en otros rubros.
Para ser objetivos en el análisis del presupuesto educativo y en salud, por ejemplo, habría que considerar el PIB estatal de cada uno de ellos, su aportación fiscal a la federación y el presupuesto público de cada uno de ellos, pues no aportan ni reciben, cada uno de ellos lo mismo y en la misma proporción.
Hace falta toda una argumentación expositiva e introductoria del presupuesto federal actual, pero también lo propio hace falta en cada presupuesto de ingresos y de egresos estatal y esto no se ve por ningún lado.
Se tiran tiros y piedras contra el Presidente Andrés Manuel López Obrador, por proponerse, en la forma como lo hace, una política social en favor de la juventud nacional, de los hombres y mujeres de la tercera edad, así como la reducción de los estrafalarios salarios d ciertos sectores de la burocracia estatal federal y local.
Es más fácil fabricar una víctima colectiva responsable de lo desigualmente elaborado con vistas a cambio de régimen de gobierno, como lo propone AMLO; pero pocos nos fijamos en quienes montaron, qué intereses dominantes proyectaron una especulación bursátil múltiple con el crédito público del Estado Mexicano. Hay harto que analizar y más que controvertirle a quienes hacen de las cuentas públicas una fuente de rentas que ni el Rey Midas se imaginaría nunca.
Los sujetos son parte de la objetividad fiscal y han contribuido a las insuficiencias, de todo orden en que hoy está envuelto y país, sin excluir a ningún funcionario actual que no han estado nunca en el limbo de la política y de la economía. Eso no existe y es parte del problema que perdemos de vista cuando se fragmenta todo análisis a las conveniencias y a los intereses que antes arrasaron con el petróleo, la deuda, la tierra, las minas y demás partes que no se reflejan cuando hablamos en abstracto del PIB, o ingreso per cápita. Meros cálculos ficticios, como los intereses del capital mundial que regresa al exterior en cuentas privadas mil.