Volvió a su Alma Mater.
Son las diez de la mañana y el termómetro marca 10º. Ricardo Anaya sale de un encuentro con la rectora de la UAQ, Tere García y se dirige al Aula Forense de la Facultad de Derecho, lugar donde estudió la carrera que también le abrió las puertas a la política.
En la explanada lo espera un centenar de jóvenes que se quieren tomar la “selfie” con el queretano, hijo pródigo de la Universidad Autónoma de Querétaro, a la que vuelve con el overol de precandidato presidencial por el PAN, PRD y MC.
Con trabajos, el ex presidente nacional del blanquiazul entra al lugar que ya está repleto.
No hay un lugar disponible para los que llegaron después de las 9:30 de la mañana.
Desde un atril, el dirigente estudiantil de Derecho le da la bienvenida y en papel de panista, subraya que con Ricardo Anaya como candidato a diputado por la Sierra, “incrementamos la votación del PAN en un 400%”.
Luego el director de Derecho, Ricardo Ugalde, se hace lenguas en elogios al llamado Joven Maravilla:
“Hace años ganaste el concurso de oratoria… Egresado destacado… Llevas en alto los valores aprendidos en esta institución…”
Y toca el turno a Anaya. Sube al escenario y como lo ha hecho en este mes de precampaña, se apoya en gráficos proyectados en una enorme pantalla.
Se lo sabe de memoria.
Duro contra la corrupción. Duro contra la impunidad. Pone el dedo en la llaga. El respetable le aplaude.
Ricardo parece esta dando clase, como hace una década en esta Universidad.
México es el país más desigual de la OCDE, suelta. Estamos endeudados y no hay seguridad. Sus dichos se apoyan en disparos gráficos desde la pantalla.
¿Qué prefieren, pregunta a los asistentes, continuidad o cambio? Y ofrece un cambio responsable.
Hace autocrítica a los gobiernos panistas de Vicente Fox y de Felipe Calderón. Dice que no desmontaron las estructuras de corrupción del PRI. Ejemplifica con Carlos Romero Deschamps, el líder del sindicato de Pemex y con Elba Esther Gordillo, la dirigente magisterial.
Critica a José Antonio Meade y a Andrés Manuel López Obrador.
El va por la disrupción de México en el escenario mundial. Quiere una economía basada en el conocimiento.
Y no hay de otra. Hay qué invertir en ciencia y tecnología con tres prioridades:
Educación.
Educación.
Y educación.
El auditorio estalla en aplausos que debieron escucharse hasta Palacio de la Corregidora, donde despacha el gobernador Francisco Domínguez que ha pichicateado el dinero para la escuela donde también estudió.
Ricardo tiene una mañana redonda.
Concluye con las seis vertientes que atacará cuando llegue a Los Pinos:
1.- Corrupción.
2.- Pobreza.
3.- Desigualdad.
4.- Impunidad (muy aplaudida).
5.- Dignidad como nación.
6.- Inseguridad.
Los jóvenes le aplauden y lo despiden en la escalinata de la Facultad en la que estudió, pero donde además impartió clases de Derecho Constitucional y Teoría del Estado.
Se va Ricardo a otra cita, esta con el goberwwwnador Francisco Domínguez en la que seguramente hablaron de las candidaturas estatales y federales.
Dos son obsesión para el mandatario: el Senado y la capital.
Quiere a Mauricio Kuri en la primera y a Luis Bernardo Nava en la segunda.
Estará en Anaya Cortés dar, pero también recibir.
Pronto sabremos qué acordaron.
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS RAMÍREZ