VENENO PURO
De Bartlett dije en 1986, hace más de 33 años: “Es tan soberbio que lo refleja su mandíbula, singular prominencia de su rostro que le da un aire insoportable de petulancia”
Y lo señalé como uno de los responsables del crimen contra Carlos Loret de Mola Mediz.
Años después, en 1999, López Obrador, sentando a mi mesa junto a otros colegas, recuerdo a Eduardo Huchim, Manú Dornbierer y Carlos Ramírez, nos confió:
–Bartlett es el político más perverso que hay.
Y lo mismo decían incluso sus compañeros de gabinete, entre ellos el ex regente Ramón Aguirre.
¿Quién lo protege? ¿La CIA por ejemplo? No sería el primero, detrás de díaz ordaz, echeverría y Fernando Gutiérrez Barrios. ¿O acaso se impone la soberbia de un presidente?
Curiosamente, el caso de mi padre –un gran gobernador de Yucatán además, para mí el mejor e inigualable-, nos vacunó contra la cobardía-, y nos permitió estar todavía aquí ejerciendo la crítica y señalando las complicidades ocultas como las de la célebre “cofradía de la mano caída”, que surgió, precisamente, durante la gestión gris y traidora de miguel de la madrid. De esta situación surgió la condición que hoy perdura en el salvaje tabasqueño-poblano: el chantaje como medio de supervivencia dentro de cualquier gobierno, distintas ideologías y con grandes tretas de escapista, como Houdini sólo que en política y cayendo por una catarata de denuncias contra él; total, todo se lo perdona el presidente falsario que aseguró combatiría la corrupción y ahora la alienta y blinda.
A de la madrid le colocó en un brete al decir que hablaría sobre ciertas fotografías muy comprometedoras, de él y parte de su corte íntima, si no lo designaba candidato a la presidencia; y el mandatario aquel se asustó mucho al grado de solicitarle que él y su esposa se reunieran con frecuencia con carlos salinas y la suya para establecer contactos porque uno sería el seleccionado; pero salinas fue más listo y le hizo ver a de la madrid que un presidente tiene medios suficientes para silenciar a un extorsionador… y así lo hizo, tapándole la boca a Bartlett a cambio de “tumbar” el sistema de cómputo en 1988, tener segura la titularidad de Educación Pública y luego ser postulado al gobierno de la indefensa, y heroica, Puebla. Todo esto a punta de amenazas bajas y ruines algunas de las cuales pudo detener su sucesor en Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, quien luego fue identificado como agente de la CIA.
¿Fue acaso este factor, el de la agencia de inteligencia de USA, lo que determinó la tranquilidad del verraco, cooptándolo, hasta lograr que se introdujera a la oposición de izquierda para quebrantarla, como sucede hoy? Lo evidente es que el presidente López Obrador lo defiende y blinda, acaso también bajo chantaje extremo, mientras las relaciones bilaterales con USA mejoran notablemente con la sumisión del gobierno de la 4T.
Y es el caso que el combatiente contra la corrupción, la tolera y hasta estimula a su lado. Pobres de los tuertos que no quieren ver.
La Anécdota
Imposible no señalar la efeméride. Hace 51 años México rugió con fuerza antes de la matanza del 2 de octubre, en Tlatelolco, que NO se olvide ni se olvidará. Al respecto no debe olvidarse que fue Gutiérrez Barrios quien dirigió, detrás de bambalinas, los movimientos del llamado “Batallón Olimpia” –estábamos a diez días de la Olimpiada-, los del guante blanco, quienes “reaccionaron” a los disparos de los francotiradores que, hasta hoy, no han sido descubiertos. Una falacia brutal.
Ni las tantas fiscalías sobre delitos del pasado han hecho escala en este brutal suceso que modificó el perfil del presidencialismo, exacerbando el autoritarismo asesino, y el de los mexicanos que, mayoritariamente, optaron por la silenciosa sumisión durante varias décadas; todavía hoy subsisten los que exigen que otros actúen por ellos al sentirse incapaces de cualquier alarde de valentía; son, claro, los aduladores y bots que niegan la historia y escupen sobre la fuerza intrínseca de los mexicanos: “a sus órdenes, presidente”