SERGIO A. VENEGAS ALARCÓN
“Interesante” es la palabra menos comprometedora, la puede aplicar usted a un libro, a un reportaje, a un texto cualquiera, sin aprobarlo. Eso me dijo el enorme Julio Scherer García, director de Proceso, en sus oficinas de Fresas 13.
Recordé a este personaje irrepetible e imprescindible, a quien tuve el privilegio de conocer (y aquí sí disculpe Ud. el uso y abuso de la primera persona del singular) y tratar, en la lectura de la novela casi biográfica de Enrique Serna sobre Carlos Denegri, a quien aquél llamó “el mejor y más vil de los reporteros”.
Más allá del retrato de una época de la política y el periodismo, y de usos y costumbres no idos del todo, ha sido interesante leer sobre personalidades conocidas a través de medio siglo de ejercicio profesional y en particular a tres queretanos citados por el autor de “El vendedor de silencio” (Alfaguara 2019): Carlos Septién García, Octavio S. Mondragón y Ana Luisa Peluffo.
Al primero, el más mencionado de ellos, hace un extenso homenaje por su reconocida honestidad y talento, colocándolo, igual que a Julio Scherer, en las antípodas del representante de Excélsior. Incluso, de alguna manera, cuenta que Septién –enviado de El Universal a la inauguración de la Presa Falcón- viajó en el avión de su muerte por negarse a compartir asiento con Denegri.