Miembro del comité estudiantil que logró la autonomía universitaria hace casi 60 años, a sus 82 “de juventud acumulada” cumplidos hoy, Manuel Suárez Muñoz revisa documentos originales de la huelga de 1958 y cartas, planos y decretos del Centro Universitario del Cerro de las Campanas, en cuyo proyecto participó, para entregárselos a la rectora de la UAQ, Teresa García Gasca.
De eso y más habla en su casa de la Colonia Carretas, enfundado en una fina chamarra negra y rodeado de títulos, diplomas y reconocimientos, quien fue secretario fundador de la Federación de Estudiantes Universitarios, juez mixto, alcalde de San Juan del Río, procurador y secretario de gobierno en el sexenio de Juventino Castro Sánchez, director del Instituto de Estudios Constitucionales, presidente del patronato del Museo de Arte y promotor de la declaratoria de patrimonio de la humanidad para las misiones franciscanas de la Sierra Gorda, para la zona otomí-chichimeca, con la Peña de Bernal y el Camino Real de Tierra Adentro.
Es la obra cultural lo que más le importa y por lo que quisiera ser recordado, más allá de lo político. Incluso descarta haber sido aspirante al gobierno de Querétaro en 1973 como cuentan los enterados de la época que se hacen lenguas sobre viejas rencillas con el arquitecto Antonio Calzada Urquiza.
Finalmente Manuel Suárez Muñoz acepta dar su verdad sobre ese y otros temas a PLAZA DE ARMAS, El Periódico de Querétaro, después de varias solicitudes y encuentros en los que eludía y posponía.
La cita se cumple con la intermediación de nuestro amigo Manuel Suárez del Cañizo, su hijo y primer admirador.
Cordial, invita café y galletas.
“NO FUI ASPIRANTE”
Le recordamos a don Manuel que se le mencionó como aspirante a la gubernatura en la sucesión de 1973, siendo secretario de Gobierno de Juventino Castro Sánchez.
-Nunca me consideré como tal. Los candidatos eran Antonio Calzada y Alfredo V. Bonfil. Ningún secretario de gobierno del país tenía posibilidades de serlo. Eran otros tiempos. Hoy, en cambio, los gobernadores dejan hasta sus esposas e hijos.
Suárez Muñoz destacó en el movimiento universitario –“la única huelga hecha en vacaciones”- para exigir la reinstalación del rector fundador Fernando Díaz Ramírez y que terminó con la obtención de la autonomía, junto con Álvaro Arreola Valdés, Pedro y Salvador Septién Barrón, Rogelio Garfias Ruiz, Jorge Hernández Palma, Alejandro Maldonado Franco y otros.
Esa etapa marcó su vida profesional con un maestro como José Arana Morán que promovía trabajo para los alumnos. “Yo fui juez mixto de primera instancia y responsable del Registro Público en San Juan del Río y presidente municipal (1964-67)”.
Como tal hizo la Plaza Independencia, moviendo con grandes resistencias el mercado municipal a sólo dos cuadras. La obra se realizó con el apoyo de los vecinos y lució entonces la columna donada por la emperatriz Carlota. Don Salvador Martínez, dueño de La Flor de Querétaro y El Jacal, que vino con el exilio español, ayudó con el adoquín de La Cañada.
Interesado desde entonces en los temas culturales, Suárez Muñoz creó los Juegos Florales de San Juan y fundó la primera preparatoria con la ayuda de Hugo Gutiérrez Vega y Alberto Macedo Rivas.
CITAS CON LA HISTORIA
Igual recuerda con emoción las conmemoraciones por el centenario del triunfo de la República y el cincuentenario de la Constitución, por haber recibido en Palmillas los originales de las constituciones y los Sentimientos de la Nación, documentos custodiados por elementos del Heroico Colegio Militar que recibió de manos del gobernador mexiquense Alfredo del Mazo, abuelo del actual mandatario, y que pudieron ser vistos por los vecinos de San Juan del Río haciendo guardias de honor durante algunas horas.
Esa noche, previa a la celebración, tiene presente, los ex presidentes de la República comieron y durmieron en casa del coronel Armando P. Arroyo, en El Colorado.
Dos anécdotas recuerda perfectamente Manuel Suárez.
Cuando el general Lázaro Cárdenas, el decano, pidió que le sentaran enfrente a Miguel Alemán, con quien mantenía gran rivalidad, y a su lado, juntos, los gobernadores Saturnino Osornio y Ramón Rodríguez Familiar. “Si vamos a celebrar la Constitución, comencemos por estar unidos nosotros” les dijo.
Y la otra, que el coronel Arroyo, fiel cardenista, permaneció sentado en una silla afuera de la habitación de don Lázaro, como custodiándolo, cuidándole el sueño, toda la noche.
El homenaje a la Constitución de hizo en el Teatro de la República con la presencia del presidente Gustavo Díaz Ordaz y varios constituyentes, como Jesús Romero Flores, Cándido Aguilar y otros.
JUVENTINO, PADRE DE CU
Para Manuel Suárez Muñoz el padre del Centro Universitario es el gobernador Juventino Castro Sánchez quien obtuvo los terrenos federales del Cerro de las Campanas para darle 196 hectáreas a la UAQ, además de espacios a los clubes de Leones y Rotarios, Colegio Médico y para el primer hospital del ISSSTE.
Se había inaugurado en el gobierno de Manuel González Cosío (autor de la industrialización) el monumento a don Benito Juárez y en las faldas de la colina seguía celebrándose la feria ganadera, cuyas instalaciones ya no eran las apropiadas para el lugar.
-Siendo ya secretario de gobierno de don Juventino, me dijo don Juventino, qué hacemos con esos terrenos. Déselos a la Universidad, le propuse, proponiéndole que se los pidiera al presidente. Fuimos a ver a Díaz Ordaz y respondió que sí, pero a cambio de Calamanda para proyectos federales.
Entonces existía la Junta Local de Caminos, a cargo del ingeniero Pablo Arana Partida y el que se hacía cargo de los proyectos un gran caminero don Odilón Cabrera, papá de Dolores Cabrera. “Con ellos fuimos al Cerro de las Campanas y ahí el gobernador Juventino les dijo que ahí queríamos hacer el Centro Universitario. Nooo, respondió Arana, es pura piedra, pero don Odilón agregó yo sí le entro”.
Se construyeron entonces todo el equipamiento urbano, avenidas, banquetas, agua potable, drenajes y la Rectoría, el auditorio Fernando Díaz y las escuelas de Ingeniería, Derecho, Contabilidad, Química y Enfermería, con la participación del ingeniero Marco Antonio Jiménez y el ingeniero Jaramillo del Capfce, por eso las primeras aulas son tipo Capfce. Así nació el Centro Universitario.
-Yo tengo todos los decretos firmados. Voy a entregar todo lo que son documentos originales de la Universidad, pero voy a microfirmarlos para quedarme con copias.
¿Cuándo?
-No sé todavía, tengo que ordenarlos perfectamente. Hay cartas, hay planos, decretos, y necesito ser muy cuidadoso y entregárselos a la rectora.
¿Diría usted, entonces que el autor del Centro Universitario es don Juventino?
-Por supuesto que sí.
Él nos declaró que lo castigaron y no lo dejaron inaugurar.
-Así es. Fue su obra culmen, te lo dijo a ti.
NUEVO TRIPARTIDISMO
Niega Manuel Suárez Muñoz haber sido un secretario de gobierno mano dura y sostiene haber atendido con comedimiento a todo mundo, pero sobre todo a los campesinos.
Rechaza haber sido aspirante. No se usaba, insiste, que los secretarios de gobierno fueran gobernadores. Ganó el presidente municipal Antonio Calzada, el único que ha llegado desde entonces de forma directa.
Todo va cambiando.
-Yo no participo en política, nada. Sólo en la cultura. Pero a mi me parece que el régimen hegemónico desapareció, luego el bipartidismo PRI-PAN y ahora es el tripartidismo con Morena. Y vamos avanzado, en mi opinión personal, hacia la segunda vuelta, que es un decisión política sana que da más posibilidad de que surjan los contrapesos, en los ayuntamientos, legislaturas locales y la federal.
¿Qué ve Usted en Querétaro con este tripartidismo?
-Se va a ir hasta lo municipal. Y también debe consolidarse en la ciudadanía los conceptos de mandante y mandatario. Véalo en Francia, Macron ganó con un gran porcentaje pero en la segunda vuelta bajó, porque las otras fuerzas políticas también subieron. Y lo hacen trabajar mejor.
A Manuel Suárez, aunque es imposible desligarlo del movimiento de 58, un parteaguas, le gusta más, como ha quedado acreditado, recordar su actividad cultural.
EL LEGADO CULTURAL
Como director del Instituto de Estudios Constitucionales conoció a grandes personajes de la intelectualidad, como Miguel León Portilla, quien quiso dar y dio una conferencia en la Misión de Jalpan, siendo gobernador Ignacio Loyola Vera, y le propuso explorar la posibilidad de que las cinco misiones franciscanas sean patrimonio cultural de la humanidad.
El mandatario estatal le encomendó entonces ese trabajo con un centenar de expertos, hasta lograrlo en la sede de la Unesco en París, Francia.
Posteriormente el gobernador Francisco Garrido Patrón quiso que la Peña de Bernal fuera patrimonio y Suárez se puso a investigar con los especialistas de México y encontraron la existencia de la etnia otomí-chichimeca en Tolimán con 30 mil indígenas y 260 capillas familiares con pinturas muy antiguas y todos los objetos de sus antepasados.
Fueron cuatro años dedicados al proyecto. La Unesco, entonces representada por el escritor Homero Aridjis, ponía muchos obstáculos, porque hacía declaraciones de patrimonio edificado y también intangible, pero nunca juntaba los dos.
La propuesta se sometió a una gran revisión.
-Hubo dos acontecimientos que me asustaron. La Unesco me dijo que se necesitaba una declaratoria de área natural protegida para la Peña de Bernal y ésta tiene 36 dueños con escritura en mano. Fui a ver al gobernador y me dijo “don Manuelito, yo no le voy a expropiar a nadie”.
Pedían 260 hectáreas de área protegida. Y Suárez Muñoz dedicó un año en convencer uno a uno a los propietarios en Bernal. Todos estuvieron de acuerdo. Garrido no lo creía.
ENTRE DOS GOBERNADORES
A partir de ahí, la Unesco nombró un jurado investigador de 25 países para estudiarlo y que la decisión se tomaría en Abu Dabi, capital de los siete emiratos árabes unidos el 30 de septiembre de 2009.
-Hablé con el gobernador Francisco Garrido y me dijo, “voy a entregar”- Hablé con José Calzada y me dijo “voy a recibir, váyase usted”. Y se fue a Abu Dabi acompañado del embajador de México en Francia, de la directora del INAH Teresa Franco y el actual Diego Prieto.
México llevaba dos proyectos el de lugares de memoria y tradiciones de los pueblos otomí-chichimecas, la Peña de Bernal guardián de un territorio sagrado, de Querétaro y el de los Voladores de Papantla, de Veracruz.
Se le humedecen los ojos y se le hace nudo la garganta a Manuel Suárez Muñoz al recordar el momento de la votación, cuando el presidente de la asamblea propuso que “los que estén a favor del proyecto pasaran a la tribuna y nadie, los que estén en contra y nadie. Bueno, dijo, parece que estamos ante la unanimidad. Les pido a la asamblea que se manifieste. Alcen la mano para ver la votación y entonces se pusieron de pie todos y se produjo una ovación larga y ancha de los 197 países que forman parte de la Unseco”. Y pudo regresar con la aprobación. Se hicieron siete mil cartas personales de agradecimiento a todas las personas que participaron. Hubo fiesta en Cadereyta, Tolimán, Colón y todas partes.
Entrado en eso, fue designado presidente asesor para obtener la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad para el Camino Real de Tierra Adentro.
Así rubrica, Manuel Suárez Muñoz esta su aportación a la Queretanidad, de la que se siente tan orgulloso y comparte con su familia que lo rodeará hoy para celebrar su cumpleaños y apagar un pastel con 82 velitas, acompañado de doña María de Lourdes del Cañizo Septién, sus hijos Manuel, Luz de Lourdes, Juan Carlos y Paulina, además de nueve nietos .
Ochenta y dos años, “pura juventud acumulada” exclama con una gran sonrisa este personaje que junto con un grupo de muchachos consiguió hace seis décadas la autonomía para la UAQ y tiempo después, revela hoy, propuso la creación del Centro Universitario en el Cerro de las Campanas. Ese es su legado.
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS ALARCÓN