ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE
Primera Parte
Esta es la primera parte de la entrega que analiza la década 2010-2020 y su relación con el cambio climático y la probabilidad de ocurrencia de una crisis financiera llamada “Cisne Verde”
Recordemos que el 2010 inició con el arrastre de la crisis financiera del 2008-2009 cuytas consecuencias fueron desbastadoras en la economía mundial y sobre todo en los sectores más pobres, con lo que trajo consigo un aumento en la desigualdad, pero también, durante ésta última década, se ha negado o se han hecho pocos esfuerzos por combatir al cambio climático pese a las evidencias, advertencias o protestas que han realizado desde la ciencia y la sociedad.
Ahora, se ha abierto una discusión en uno de los Foros Mundiales por demás importantes como lo es el Foro Económico Mundial que se celebra en Davos, sobre la posibilidad de que se produzca una crisis financiara por mrazones climáticas a lo que se le ha llamado el “cisne verde”.
Así, tenemos que ya hay declaraciones oficiales sobre este asunto y el propio Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), conocido como el banco de los bancos centrales, en su documento titulado “The Green Swan” que “…los eventos relacionados con el clima podrían ser la causa de la próxima crisis financiera”. Añadió que estos riesgos representan un desafío particular para los economistas que intentan modelar los resultados económicos.
Días previos a la reunión en Davos, hubo pronunciamientos de algunos bancos de Wall Street en el sentido a cómo el cambio climático influye en el discurso sobre lo que puede ser el crecimiento económico y por qué los responsables políticos deberían perseguir ese fin.
Por su parte el Deutsche Bank agregó que “el problema para el lobby ambiental es que un mundo sin crecimiento económico puede crear una reacción perjudicial contra tales políticas climáticas. Sin embargo, el problema con mantener el statu quo es que aumentará el daño irreversible a nuestro planeta”. Se mire por donde se mire, la civilización moderna está acabada.
Y ello se afirma de esa forma pues lo apuntado en el documento sentencia que “El cambio climático plantea nuevos desafíos a los bancos centrales, los reguladores y los supervisores. Sin embargo, la integración del análisis de riesgos relacionados con el clima en el seguimiento de la estabilidad financiera es particularmente difícil debido a la incertidumbre radical asociada con un fenómeno físico, social y económico que está cambiando constantemente e implica dinámicas complejas y reacciones en cadena. Las evaluaciones de riesgos tradicionales atrasados y los modelos económicos climáticos existentes no pueden anticipar con suficiente precisión la forma que tomarán los riesgos relacionados con el clima. Estos incluyen lo que llamamos «riesgos de cisne verde»: eventos potencialmente extremadamente disruptivos financieramente que podrían estar detrás de la próxima crisis financiera sistémica.” No obstante, los bancos centrales tienen una responsabilidad para evitar ese resultado.
La década que concluye, de acuerdo a los registros históricos, es la más caliente, y tan sólo en el 2019 la temperatura del planeta había aumentado entre 1 y 1.2 C° sobre los niveles preindustriales y en el 2018, se alcanzó un máximo histórico en la concentración de gases de efecto invernadero.
Lo anterior nos hace pensar que la negación del cambio climático o la inacción ante tal fenómeno global, se traduce en la ausencia de futuro para las generaciones que siguen.
Continúa la próxima semana.