Las manchas negras de petróleo se mueven libres por las costas venezolanas, donde se han contabilizado este año 68 derrames petroleros, dejando una estela de destrucción que se abre paso en el mar y se convierte en una enfermedad crónica para la que nadie tiene cura.
El Observatorio de Ecología Política (OEP), que lleva la cuenta de los desastres ecológicos, asegura que estos derrames -que no fueron atendidos por la petrolera (Pdvsa)- son un problema multidimensional que, además de afectar al medioambiente, inciden en la salud, la alimentación y hasta en las dinámicas de trabajo de las comunidades.
Las fugas en tuberías subterráneas, la falta de mantenimiento y el declive de la industria petrolera son las principales causas a las que los especialistas atribuyen que no haya un plan nacional de contingencia, que años atrás era ejemplo mundial.
A esta situación se suma la falta de información oficial sobre estos accidentes, pues, desde 2016, Pdvsa no ofrece un informe que detalle la cantidad de crudo derramado y la que se ha podido recolectar a través de planes de limpieza y control, explicó a EFE Emiliano Terán, especialista en sostenibilidad ambiental y miembro del OEP.
“Hay una ausencia de estadísticas, lo cual es una violación a cuestiones tan fundamentales como el derecho a la información (…) Entonces, lo que estamos viendo son más que todo registros independientes de la sociedad, organizaciones con carácter técnico profesional, que están intentando abordar el tema”, dijo.
Alarmas activadas por los derrames petroleros
Por su parte, Eduardo Klein, integrante del departamento de Estudios Ambientales de la Universidad Simón Bolívar, cree que el golfo venezolano, el delta del Orinoco y el Lago de Maracaibo -las más afectadas por derrames de crudo- son “enfermos crónicos” de estas manchas negras que se esparcen, se solidifican y van a parar al fondo del mar alterando los ecosistemas naturales.
“Las autoridades no están reaccionando cómo deberían reaccionar. Estos accidentes están ocurriendo porque hay un problema de mantenimiento, un problema de capacidad de personal, no se tienen los especialistas”, dijo Klein, quien hizo seguimiento de los derrames petroleros a través de imágenes satélite.
El último reporte ambiental de Pdvsa, destacado en su web, data de 2016 y señala que en ese año se derramaron 182.317 barriles de crudo, es decir, unos 29 millones de litros, de los cuales 36.124 barriles (5.743.716 litros) se vertieron en el agua.