SERENDIPIA
AMLO y el rediseño del presupuesto
La forma, los métodos y el estilo de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obradorcomienzan finalmente a definirse, después de un intenso proceso de pruebas y errores, correctivos e improvisaciones en los primeros cuatro meses de la nueva administración.
Algunas cosas relevantes quedan claras tras este periodo inédito en la historia del país, en el que un gobierno ideológica y políticamente distinto a sus antecesores (PRI y PAN) ha llegado a modificar de manera radical la forma, el fondo y los procesos por los cuales se ejerció tradicionalmente el poder de la Presidencia, durante décadas.
Quizá el signo más importante de estas modificaciones es la manera en la que se discutían y decidían las políticas públicas en los gobiernos del PRI y del PAN, en esencia definidas por el Presidente y seguidas por los secretarios y las instituciones involucradas en los programas y planes de gobierno, bajo un esquema de parcelas y división del ejercicio del poder y las facultades institucionales.
Prevalecía la opinión del Presidente, bajo rituales institucionales rígidos que, en teoría, hacían cumplir los presupuestos y programas gubernamentales al pie de la letra.
En la realidad, la rígida institucionalidad se diluía dentro de las secretarías. Un ejemplo es la alteración de los presupuestos autorizados por el Congreso a la publicidad oficial –cito sólo uno de infinidad de casos–, que el gobierno del presidente Peña duplicó de manera unilateral todos los años, contra las disposiciones aprobadas por la Cámaras de Diputados.
López Obrador parece decidido a recurrir con mayor libertad a un ejercicio transversal de gobierno, en el que sobre la marcha se decidan correctivos e incluso modificaciones presupuestales para resolver problemas operativos y concentrar más recursos y esfuerzos en los programas más importantes para el Presidente.
En ese contexto aparece la orden que, hace unas horas, dio AMLO a varias secretarías de Estado para que revisen sus presupuestos y destinen más fondos de los aprobados por el Congreso al programa Jóvenes Construyendo el Futuro; no se trata de ampliar los fondos de las becas, sino de financiar las acciones y desplazamientos que sean necesarios para registrar al menos a dos millones de personas.
Todo indica que estos correctivos e improvisaciones transversales en las instituciones de gobierno serán un patrón los próximos años. En otra instrucción semejante, el Presidente pidió al secretario Román Meyer revisar el presupuesto de la Sedatu para encontrar recursos adicionales para el proyecto del tren del Istmo.
Estas modificaciones, sobre la marcha, dejarán un rastro de beneficios y también de damnificados: para financiar el tren del Istmo, una obra prioritaria del gobierno federal, la Sedatu decidió excluir a Puerto Vallarta del plan de mejoras urbanas en 15 ciudades del país.
¿Cuál será la reacción del gobernador Enrique Alfaro ante este nuevo gancho con el que la Cuarta Transformación vuelve a cancelar obras importantes en Jalisco?