Si el presidente Donald Trump quería una relación de trabajo cercana con la canciller alemana Angela Merkel, lo demostró de forma peculiar durante su campaña presidencial. Trump, quien recibirá el viernes más tarde a Merkel en la Casa Blanca, pasó la mayor parte del 2016 criticándola y acusándola de “arruinar” Alemania por permitir la llegada de refugiados de Siria.
“Uno ve lo que sucede con Angela Merkel, de quien siempre pensé era una muy buena líder hasta que hizo esto. No sé qué le pasó”, dijo el entonces candidato republicano en un mitin en Virginia en agosto. ¿Qué salió mal Angela, qué sucedió?”.
Trump posiblemente no le haga la misma pregunta directamente a su invitada cuando los líderes de los dos países más influyentes del mundo occidental se reúnan cara a cara por primera vez. El martes una tormenta de nieve los obligó a posponer sus planes de reunirse.
El itinerario incluye discusiones sobre cómo fortalecer a la OTAN, combatir al Estado Islámico y resolver el conflicto en Ucrania, todos temas que precisan la cooperación cercana de Estados Unidos y Alemania, dijo la Casa Blanca previo a la visita. Al final del encuentro habrá una conferencia de prensa.
Más allá de los temas, la reunión podría ser un reinicio de una relación complicada por la retórica de Trump durante la campaña.