- Era el de todo el poder y ahora es el peor
- Fabiola y la tormenta política de la semana
- El Historietario: Octavio Mondragón Guerra
- Chespirito en la Vecindad del Pancho del 8
El quinto año.
Solía ser el mejor, el de todo el poder del gobernador de Querétaro. Malo el sexto, ya eclipsado con las campañas y peor “el séptimo”, como ex, con las críticas, las culpas y los ajustes de cuentas. Hoy, a nueve meses de las elecciones, todo se ve adelantado y distinto. Sí que son otros tiempos y me parece que cualquier similitud puede resultar imprecisa.
Y es que los mandatarios la pasaban mal antes y después de entregar el poder, pero desde hace 70 años solo dos no terminaron sus sexenios: Agapito Pozo Balbás en 1949 y José Calzada Rovirosa en 2015. Ambos con sucesiones complicadas y salidas felices: la Suprema Corte de Justicia y la Secretaría de Agricultura, respectivamente.
Se vieron cosas peores, en la época del partido único, cuando las sucesiones se resolvían en la familia revolucionaria que el presidente Andrés Manuel López Obrador llamó aquí el miércoles de la semana pasada “doña Porfiria”.
Muchos queretanos todavía recuerdan (el columnista fue testigo) las entregas difíciles de Juventino Castro Sánchez a Antonio Calzada Urquiza, en 1973 y de éste a Rafael Camacho Guzmán en 1979.
La Legislatura 44, presidida por Francisco Briseño López, no le aprobó su último informe a don Juventino Castro y hubo hasta órdenes de aprehensión al cambio de gobierno, siendo encarcelado el mítico jefe policiaco Benito Correa y el alcalde interino de la capital, Manuel Trejo Vega.
Es más, los muy enterados cuentan que hubo una infame acción en contra de doña Carmelita Ballesteros de Castro, esposa de don Juve, por la enajenación de un terreno de la Junta Vergara en las calles de Colón. De ese tamaño.
Seis años después el gobernador Rafael Camacho Guzmán expulsó de su toma de posesión “al ciudadano Antonio Calzada Urquiza” y exhortó a sus rivales, detractores y competidores “a poner tierra de por medio”.
Las siguientes transmisiones de poder no estuvieron exentas de diferencias.
Mariano Palacios Alcocer denunció en 1985, ante el presidente Miguel de la Madrid, la inocultable deuda pública de más de seis mil millones de pesos que dejaba Rafael Camacho Guzmán, la inaceptable corrupción y arbitrariedad policiaca y anunció un nuevo rumbo en el que se erradicaría hasta el más leve asomo de capricho, el gesto prepotente y las fantasías personales sobre la sustancia de las necesidades colectivas. En lo privado llamó a cuentas a algunos de los funcionarios salientes para -se diría hoy- devolver al pueblo lo robado.
Luego vinieron dos sucesiones más o menos tersas, aunque no exentas de desgaste político para desmarcarse, cuando Enrique Burgos García releva a Mariano Palacios Alcocer, en 1991, la última entre priistas y la de la primera alternancia, de Enrique Burgos García a Ignacio Loyola Vera en 1997, la más tranquila de todas.
Sin embargo, todavía se recuerda que en la protesta de Burgos como candidato a gobernador, en presencia de Luis Donaldo Colosio, dirigente nacional del PRI, hubo un incidente con insultos, guantones y hasta patadas entre tres ex gobernadores: Manuel González Cosío, Antonio Calzada Urquiza y Rafael Camacho Guzmán, colocados en la primera fila del Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez.
Pero esa es otra historia.
Por su parte Francisco Garrido Patrón, Paco Gobernador, le tiró su CRIQ al ingeniero Ignacio Loyola Vera.
José Calzada Rovirosa, el del sexenio sin colores, abrió investigaciones e hizo comparecer al mismísimo Ricardo Anaya Cortés, al oficial mayor Luis Miguel Sánchez Canterbury y a otros cercanos colaboradores de Garrido, incluido el ex contralor.
Y para no ir tan lejos, Pancho Domínguez, en su toma de posesión el 1 de octubre de 2015, como se recordaba en días pasados en esta página, condenó el desempeño de Pepe Calzada (en ausencia) y a pesar del apoyo recibido. “Pondremos a la luz todo aquello que estaba en la oscuridad; a partir de hoy, no habrá un solo espacio para la deshonestidad, no habrá perdón para el pasado, no habrá oportunidad para el abuso en el futuro. Gobernaremos con el ejemplo” prometió el actual mandatario estatal.
Aseguró el nuevo gobernador, con gran énfasis y el pecho henchido, que no toleraría actos de corrupción de los funcionarios públicos y que haría cumplir la ley, solicitando a los alcaldes entrantes unirse a esta política anticorrupción para dar un mensaje contundente al país de que, en Querétaro, la cuna de la Constitución, comenzaba ese día “la renovación profunda de la ética pública de la nación”, que como hemos podido comprobar fue pura verborrea.
El caso es que Francisco Domínguez es el gobernador más cuestionado en décadas y podría ser el tercero que no concluyera su periodo en más de 70 años, pero por causas distintas a las de Pozo y Calzada. En medio de escándalos e investigaciones sobre presuntos sobornos en el Caso Lozoya y otros temas que ya hemos comentado, más lo que se acumule en los próximos meses y que ya están alterando el proceso sucesorio del 2021.
Le decía que el penúltimo año de gobierno era el de todo el poder, el de imponerle candidatos al posible sucesor, como ocurrió con José Calzada y Roberto Loyola en el 2015, y asegurarse, en lo posible, de venganzas, aunque ya hemos visto que (casi) siempre las hay.
Este podría ser, ya lo es, señores, el peor cierre de administración, cuando faltan nueve meses y tres días para el parto del nuevo gobernador y Pancho todavía no ha presentado su quinto informe de gobierno ante la Legislatura y ni siquiera piensa dar el Grito. El de Independencia, digo.
Y es que, perdido en su laberinto, con muchos frentes abiertos simultáneamente, soñando en ser líder nacional del PAN y luego candidato a la Presidencia de la República, como Ricardo Anaya, el todavía mandatario estatal no tiene un futuro cierto y estamos viendo que en su sexenio sí hay quinto malo.
Espérense al sexto.
¡Y el séptimo!
-BLANCAS Y NEGRAS-
Fabiola.
La doctora en derecho Fabiola Larrondo Montes, coordinadora de la bancada de Morena en la LIX Legislatura del Estado provocó una tempestad política esta semana con su iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la UAQ , con el fin de eliminar el tope de 60 años de edad para ser rector, director o coordinador. En el fondo le asiste la razón, pues los topes de edad para el desempeño de algunos cargos son discriminatorios y atentan contra el principio de Progresividad de Derechos Fundamentales.
Sin embargo, una iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la UAQ debe siempre contar con el acuerdo de la comunidad universitaria y ser negociada de cara a la sociedad. De lo contrario origina turbulencias innecesarias y está llamada al fracaso. Una propuesta de tal magnitud y delicadeza exige una cuidadosa operación política y la indispensable generación de consensos.
No hubo ni una cosa ni otra, a juzgar por las reacciones, comenzando por la de la rectora Teresa García Gasca y su manifiesto -¡Con la autonomía no!- y la sorpresa en su mismo partido y grupo legislativo. Jesús Méndez Aguilar, presidente en funciones de Morena y sus diputados se desmarcaron de inmediato.
Fabiola Larrondo Montes defiende un buen principio, pero está fuera de la agenda de la sociedad y de la UAQ. El momento político local es complicado. El oficio, por desgracia, no se improvisa. Jurídicamente tiene razón, pero en la Cámara no es maestra sino diputada y, más aún, de oposición.
-EL HISTORIETARIO-
Sabiduría política.
A principios de junio de 1984, muchos años después de dejar el poder, el general Octavio S. Mondragón -el creador de la Universidad Autónoma de Querétaro- habló largamente con este reportero sobre sus experiencias de gobierno (1949-1955).
Hoy les comparto un breve testimonio de esa entrevista.
¿Cómo fue la salida, doctor?
-Como siempre. Uno debe prepararse desde antes. Hacerse a la idea de que las gentes que se ostentaron como grandes amigos se alejen. Uno debe saber que esos mismos lo evitarán y, si puede, hablarán mal de uno.
-¿Qué casos recuerda?
-Hubo varios. Gentes que dejaban sus vehículos a la vuelta para que no los vieran que llegaban a mi casa. Y en especial, recuerdo a un colaborador que cuando ya íbamos de salida no solamente desobedeció cuando le pedí un expediente para revisarlo, sino que se lo llevó al licenciado (Juan Crisóstomo) Gorráez diciéndole que algo malo se estaría preparando. Desgraciadamente no le puedo decir su nombre porque le tengo aprecio a sus hijos.
Doctor, le preguntamos cuando ya ha llegado la noche y tenemos tres horas de entrevista, ¿conviene usted en que en Querétaro no hay grupos políticos? ¿o sí?
-No, no los hay. Lo que hay son amigos de los ex gobernadores.
¿A qué atribuye que ninguno haya dejado sucesor?
-A que el centro tiene sus compromisos y a que no se quiere el continuismo. Sería inconveniente.
La política era así.
-JUGADA TRAS JUGADA-
A ver, a ver.
Algunos se hacen cruces sobre el paradero de Gustavo Gómez que, dicen, duró solamente siete días en la operación de prensa de Santiago Nieto Castillo. Ya les aclararon que no, pero sería bueno informarles que el también ex colaborador de la campaña de Roberto Loyola, ahora está en apoyo a la reelección de Luis Bernardo Nava. Por si estaban con el pendiente.
Y bueno mejor deberían de preguntarse en dónde anda Guillermo Gutiérrez Badillo, el fiel escudero de Pancho Domínguez, registrado en un video recibiendo los millones de la tanda…energética. Fuentes regularmente bien informadas lo ubican fuera del país. Lo cual no es ninguna garantía de escape. Si no que le pregunten al ex gobernador Tamaulipeco Yarrington, que lo trajeron de Italia o al célebre Lozoya, de España. Toda proporción guardada.
La verdad es que hay mucha preocupación en el gobierno y sus voceros por lo que viene, mientras en el gobierno federal y Morena, que propugnan por el combate a la corrupción, no se apuran tanto por los tiempos y sus principales cartas para Querétaro tienen la garantía del ácido: Gilberto Herrera Ruiz, ex rector de la UAQ y a Santiago Nieto Castillo, el titular de la UIF, son inexpugnables. Sus historias son de honradez y profesionalismo.
-LA FRASE DE LA SEMANA-
Desmentido.
De risa: Alejandro Moreno “Alito”, presidente nacional del PRI, al preguntársele sobre la versión de que su partido estaba ofreciéndole la candidatura a la presidencia municipal de Querétaro al Arquero de Cristo, Adolfo Ríos.
¡Ave María!
-JUGADA FINAL-
Pago por evento.
A quienes dicen que el “Chespirito” Gutiérrez Badillo es la figura visible en los videoescándalos de las reformas estructurales, pero hay a otros personajes relevantes en la vecindad del Pancho del Ocho que irán saliendo en los próximos episodios de Producciones Lozoya Austin, un millonario y energético ¡JAQUE MATE!