TABLERO
- Gobernadores olvidan que son temporales
- Congreso, sin facultades para citar a Gilberto
- Nadie responde por omisión en feminicidio
- Marcos roba cámara a Kuri y Romero Hicks
“El Prócer”.
Así le decían algunos de sus más cercanos, aunque para la mayoría era El Arquitecto. Antonio Calzada Urquiza, muerto hace una semana, fue uno de los políticos más completos que ha dado Querétaro, estado al que gobernó de 1973 a 79 con un profundo amor a sus tradiciones y monumentos, pero también con una visión de modernidad que dejó huella en la Avenida Constituyentes, en contraste con los magníficos andadores acondicionados en la calle de 5 de mayo y en la de 16 de septiembre con olor a eternidad.
Echeverrista total, en la sucesión presidencial de 1976 apostó todo su capital político a la causa del favorito, su compadre el secretario de Gobernación Mario Moya Palencia, padrino de bautizo de José Calzada Rovirosa. De ese lance hay historias y leyendas sobre la supuesta quema de propaganda de Moya en un rancho cercano, tras la postulación de José López Portillo.
Con todo, El Arqui pudo sobreponerse y granjearse el respeto del ganador cuando, sin dejar de reconocer su filiación moyista, que en otro desenlace lo hubiera llevado a la Secretaría de Obras Públicas, llamó a cerrar filas con el “abanderado de la Revolución Mexicana”.
Este columnista, ha tenido la oportunidad de entrevistar y tratar a 17 gobernadores y ex gobernadores, desde Ramón Rodríguez Familiar hasta Francisco Domínguez Servién y puede afirmar que Antonio Calzada fue uno de los políticos más profesionales de Querétaro, capaz de generar una Nueva Generación.
De su entorno surgieron –ninguno puede decir lo mismo- dos gobernadores y un candidato a serlo: Mariano Palacios Alcocer, José Calzada Rovirosa y Fernando Ortiz Arana. Los tres fueron, además secretarios y/o dirigentes nacionales de partido.
Convencido de la importancia del desarrollo económico, continuó el auge industrial detonado por el ingeniero Manuel González Cosío, alentando el establecimiento de numerosas fábricas y el crecimiento de la producción lechera, con la meta del millón de litros diarios.
Antes del bipartidismo, Antonio Calzada Urquiza vivió la preminencia del PRI, en donde se otorgaban las posiciones y se ajustaban cuentas adentro, como hoy lo vemos afuera entre miembros de distintos colores.
Así, tuvo conflictos con su antecesor Juventino Castro Sánchez y su sucesor Rafael Camacho Guzmán. El primero le hizo la vida imposible como alcalde capitalino y quiso impedir su candidatura y dejar a su secretario de gobierno, Manuel Suárez Muñoz, como ayer contó El Armero. El segundo (las historias se repiten) le cobró haberse inclinado por Fernando Ortiz Arana, su brazo derecho.
Esto nos lleva a recordar una anécdota importante y aleccionadora de la sucesión Calzada-Camacho, ocurrida el 1 de octubre de 1979, en el cambio de poderes. Los hechos se produjeron en el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez, que tenía unos meses de inaugurado y que Rafael Camacho Guzmán tiró para hacer una mejor ahí mismo.
Apenas había protestado el nuevo mandatario, cuando el presidente de la Legislatura, José Héctor Pimentel Espinosa, nombró una comisión de diputados para que acompañaran “al ciudadano Antonio Calzada” al exterior del recinto.
Era la primera muestra de poder del gobierno camachista.
El arquitecto bajó la escalinata con paso firme y fue detenido en la primera fila por su esposa Teresa Rovirosa que tuvo el mejor gesto de todo el sexenio para su marido, al que abrazó y besó ante el aplauso de toda la concurrencia.
Los siguientes minutos fueron de saludos y felicitaciones a lo largo de la lenta salida de Calzada Urquiza, mientras Rafael Camacho Guzmán mordisqueaba molesto su puro y ya ni el diputado Pimentel podía hacer nada.
Pero no fue todo. Vendría el amenazante discurso inaugural de don Rafael recomendando que pusieran tierra de por medio los que habían saqueado a Querétaro y para cerrar el sorprendente mensaje del representante presidencial, el mismísimo secretario de Gobernación Enrique Olivares Santana con una cálida defensa para el ex gobernador. Los gobernantes, sentenció, deben aspirar al último aplauso, como el tributado aquí por los queretanos al arquitecto Antonio Calzada.
Eso aplica siempre.
Y en el 21, también.
-BLANCAS Y NEGRAS-
Mundo al revés.
El gobernador Francisco Domínguez, como los demás funcionarios estatales relacionados con el tema de la seguridad, no ha atendido hasta ahora los llamados de los diputados locales de Morena luego del feminicidio de Nancy Guadalupe Morales, que le pidió auxilio al mandatario estatal por carta difundida a nivel nacional.
Y sin embargo, le hace un “llamado respetuoso” al súper delegado Gilberto Herrera Ruiz para que él sí vaya a la Legislatura a explicar los programas de Bienestar, como se lo han solicitado. El asunto es que Gilberto es servidor público federal y la Cámara no puede requerirlo. Al gobernador sí y a sus colaboradores omisos.
Indepedientemente de ello, el doctor Gilberto Herrera mostró documentos firmados y sellados por la diputada Daniela Salgado, en donde se acredita que fueron convocados a las oficinas de la Secretaría de Bienestar para darles el detalle trabajos el pasado 3 de junio, hace un mes, y no llegaron ni ella ni Hugo Cabrera ni Tania Ruiz, los de la comisión de Desarrollo Social.
Venían Mauricio Kuri González y Juan Carlos Romero Hicks, coordinadores de las bancadas del PAN en el Senado y la Cámara de Diputados, a destrozar las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador y la 4-T en una conferencia de prensa citada en las oficinas estatales del partido, con sus compañeros de Legislatura cuando, ¡oh, sorpresa!, les robó cámara, nunca mejor dicho, Marcos Aguilar Vega.
El ex alcalde vendedor, hoy diputado federal, que fue ignorado por Mauricio Kuri en las menciones a los presentes en la llamada línea de honor, se permitió aprovechar la ocasión para decirle a la prensa que no se va de Acción Nacional y que si saben contar, ¡cuenten con él! Es más que vino, dijo, porque lo invitó su coordinador, no Kuri sino Romero Hicks.
Por si estaban con el pendiente.
-LA FRASE DE LA SEMANA-
Gober en la calle.
Un llamado respetuoso (al delegado federal Gilberto Herrera Ruiz) para que atienda el llamado del Congreso del Estado: Francisco Domínguez Servién, gobernador de Querétaro, quien debería pedirle a sus funcionarios de seguridad que informen a los diputados sobre el feminicido de Nancy y por qué no atendieron sus súplicas de auxilio.
El Querétaro real.
-JUGADA FINAL-
Reaparecido.
A Marcos Aguilar Vega que les quitó los reflectores a Kuri y Romero Hicks en su conferencia de prensa, al anunciar que se morirá panista y minimizar las acusaciones del actual alcalde en su contra, un sorpresivo y colmilludo ¡Jaque Mate!