DESDE LOS BALCONES
Peso a peso, señor gobernador y no le haga caso a su alguacil en la UAQ. Mejor Córralo.
Dentro de una dialéctica conceptual, los anti se vuelven pro y los contrarios se unifican para acceder a una nueva categoría no exenta de contradicciones.
En la economía clásica, la mercancía se torna dinero con un precio, antes de devenir en capital y luego volver a constituirse como capital productivo: transformado en capital constante, variable y al final en plusvalor DEL que se apropia el dueño del primero, mediante la explotación del trabajo.
El PAN, sus dirigentes actuales tomaron una pésima decisión, al invitar a Vicente Fox, ex presidente de México por accidente del Fobaproa. Tomaron mala decisión inaugural en su celebración de los 80 años, quizá, por ceguera teórica acerca de lo que sucede en el mundo en los distintos países situados en la órbita del capitalismo.
Se ubicaron en su propio callejón político sin salida, como no sea lo electoral y el disfrute de prebendas, poniendo a un “macho” cansado y cegatón en la puerta del potrero para que nadie entre ni se salga del mismo.
Fue Vicente Fox el elegido, para este dislate partidario, con todo lo formal que entrañe y lo poco de realidad que tenga. ¿Por qué se procedió así? ¿Por qué se cree en que el huachicol y sus dividendos tienen la suficiente fuerza para derribar a un gobierno, al Estado mismo si se lo proponen?
La mayoría de los panistas no han entendido que entre el TLC, el Fobaproa, el IPAB y el aeropuerto de Texcoco de la Ciudad de México, hay un mismo hilo conductor de parasitismo capitalista especulativo. Creen que pueden engañar y sorprender al país y al pueblo todo, haciendo negocios de papel, valorizando “valores” de papel, capital nominativo, pero no capital productivo que pueda intercambiarse con la producción nacional toda, incluso con la inversión extranjera productiva, no meramente inversión que apuesta al beneficio y nada más.
“Hay que darle en la madre a la 4ª. Transformación y sacar de Palacio Nacional a AMLO”. Más o menos esto dijo Vicente Fox, pretendiendo encender los ánimos de los políticos clase medieros altos y medianos de que se componen las militancias y las dirigencias del PAN.
No le acompañaron en su desvarío, varios expresidentes y dirigentes del PAN, tampoco unos cuatro o cinco gobernadores que le quedan a ese agrupamiento y que, al final de cuentas, cuentan más las fuerzas productivas empresariales y de otro tipo que, ciertamente, viven la crisis internacional de expansión y de reproducción de valor del capital mundial.
A Don Manuel Gómez Morín, por ejemplo, jamás se hubiera ocurrido decir: démosle en la madre a la expropiación petrolera y a la política agraria del general Lázaro Cárdenas del Río, como a sotto voce así lo expresaban gentes como Máximo Avila Camacho y demás cofradía. El sinarquismo esto mismo ensayaba y buscó la confrontación; pero no es lo mismo el movimiento cristero en la década de los 20-30, que después y durante la crisis de 1929 de gran alcance mundial.
Vicente Fox ni a carne de cañón apunta, es un político superficial, centavero y convenenciero a más no poder. Nada tiene de conservador, más bien es un aventurero pequeño burgués, rural fracasado; pero las circunstancias nacionales lo ayudaron a que sirviera de transición circunstancial, dentro de una coyuntura de recambio, entre la desvencijada posrevolución abandonada, y el ascenso emergente de una tecnocracia prohijada en los mismos ministerios del desarrollismo regional y del centro del país.
El Cardenismo inconcluso, suspendido a la mitad de sus reformas, sirvió de palanca a este doble arribismo burocrático empresarial, complementario de la tasa de la gran tasa de ganancia del capitalismo mundial en México.
Por ello se siente alentadas algunas dirigencias medias del PAN, sólo que equivocaron el rumbo; en vez de servirse de la propia inversión productiva nacional, la subastaron a crédito y esto les dio un gran respiro engañoso de capitalización.
Creyeron y siguen creyendo que, con desmantelar la inversión pública, ésta iba a derivar, por gravedad, a un nuevo crecimiento económico ilimitado. En eso están atorados y confunden la acción social y política de un Presidente de México, como AMLO, en este caso, con la pared mundial con que se toparon el petróleo, los ferrocarriles, la electricidad y todas las ramas productivas de artículos de consumo e industrial con sus propias cuentas bancarias y sus fundaciones con que ocultan renta y pagos fiscales al país en que cohabitan.
En fin, la propia figura macilenta de Vicente Fox, es un claro indicio de que sus expresiones no son más que bravatas verbales de alguien que hizo fortuna en un santiamén dinerario inusitado, concesionando minas, terrenos ejidales, obras carreteras, gasolineras y al final de cuentas entendiéndose con el grupo del Chapo Guzmán.
¿Cómo iban a hacerle caso a un aventurero de este porte, cuando de lo que se trata en la política de Estado y en la electoral, es de organizarse y organizar grupos y masas, buscar salidas dentro de las propias y ajenas contradicciones, pero no mentándole la madre al mejor postor de sus ocurrencias?
Así las cosas, no basta contar con unos cuentos senadores de toda especie, diputados, presidentes municipales, nuevos y medianos ricos, para iniciar una contrarrevolución palaciega y de rancho, como la que intentan llevar a cabo Vicente Fox y Felipe Calderón, con parecidos usos y costumbres de politiqueros tardíos, desfasados y obnubilados por sus transitorios “triunfos” que elevaron sus caudales. PERO NADA MAS. ¿SE ENTIENDE?