DESDE LOS BALCONES
Francisco Domínguez Servién, gobernador constitucional de Querétaro, cayó en la cuenta que la derogación de la Reforma Educativa, bajo una nueva fisonomía constitucional, social y política, tiene que cambiar y que eso acontecerá inevitablemente, al cambiar las condiciones objetivas del Poder Presidencial.
Cierto que la tierra no gira, ni girará nunca alrededor de Palacio Nacional, pero los respectivos gobiernos estatales, con sus respectivos poderes legislativos y judiciales, tendrán que seguir girando al ritmo de la inercia que la República Mexicana tiene dentro del capitalismo internacional y sus modulaciones nacionales de acuerdo al estado del desarrollo de las fuerzas productivas que se tiene.
El gobernador de Querétaro, es un ejemplo formal y material de ESAS rectificaciones políticas. ¿Cómo está eso de que la legislatura local de Querétaro, no va a aprobar los cambios legislativos derogatorios, realizados y aprobados por las dos Cámaras del Congreso de la Unión? ¿Qué sentido tiene rechazar, formalmente, algo que el Estado realiza apremiado por las circunstancias de todo tipo, que se compendian en la esfera educativa y en las masas de los maestros que conforman más de un millón de docentes?
Pareceres circunstanciales aparte, hay que avanzar sobre y con esas contradicciones; porque si bien la revolución burguesa se atoró en algunos de sus vacíos y reivindicaciones que no cuajaron del todo, la enseñanza privada media y superior, no puede continuar por la ruta del Cisne Capitalista, a donde a las Universidades sólo puedan acceder quienes tengan medios económicos propios, particulares para ello y que los torrentes de jóvenes que deambulan por todo el país y que no pueden pagar cuotas de inscripción altas, regulares o mínimas, que las familias de esos muchachos se rasquen con las uñas de la crisis y con lo que encuentren, resignándose a los mendrugos de las migajas de la cultura, la ciencia y la educación que puedan alcanzar por aquí y por allá a cuenta gotas.
¿”Para que oponerse a lo que de todos modos va a ser”? así de sencillo fue el reconocimiento y la recomendación que el Poder Ejecutivo Estatal de Querétaro, hace a su Poder Legislativo Local, para que se sume a la aprobación derogatoria de una pésima propuesta educativa anterior, sexenal y nociva, por un correctivo constitucional que no margine, ni demonice a los maestros, como se hizo en el pasado reciente.
Estamos con que la tierra no gira alrededor del Palacio Nacional y que toda la economía mundial no la constituyen sólo las bolsas y las calificadoras de los créditos a la especulación; porque si el más pequeño de estos engranajes no se articulan con la forma general del movimiento y del cambio adoptado, el país no avanzará por la cuesta económica y política en que lo dejaron clavado los poderes de ayer, de anteayer y de ante antier.
Alguien recordaba en algún impreso nacional a Tucídides, en la Guerra del Peloponeso, en que se hundió Grecia por los años 500-400 a.c., por haber confundido a la ciudad de Mégara con las condiciones de todo el Mar Egeo y de la Península Atica, de la que también formara parte Esparta.
Todo tiempo histórico y proporción política guardadas, en la medida que le toque vivir y desarrollarse a Querétaro frente y dentro de la República Mexicana, desaconsejan enclaustrarse en una cerrazón particular local por cuestiones de oportunismo político sexenal y así lo ha reconocido el gobernador Francisco Domínguez Servién en esa memorable frase sintética con que admite reconocer “lo que de todos modos va a ser” de manera inevitable.
Si Maximiliano, los generales Mejía y Miramón, hubieran reconocido a tiempo su derrota militar en Calpulalpan, acaso se hubieran ahorrado el sitio de Querétaro y hasta no hubieran evitado verse frente al pelotón de fusilamiento en el “Cerro de las Campanas”:
Pero la historia es la historia y si algunos no la entienden o no aprenden de ella, de todas maneras su proceso no se detiene. ¿Lo entenderán los diputados del PAN de la legislatura local? Allá ellos, si no fuera así.