DESDE LOS BALCONES
La profusa econometría, guarda un cierto paralelismo con el hambre, en la manera de articular sus “análisis” y ecuaciones; de la segunda alguien notable escribió de la siguiente manera: “…el hambre es el hambre, pero el hambre con tenedor es otra cosa..”
De parecida forma, pudieran diferenciarse al extremo la econometría y la economía política.
Los modelos econométricos, por ejemplo, impuestos como instrumentos de conocimiento y medición de los procesos económicos, con que se pretende medir el grado de crecimiento, o los procesos de este último; sin que se revele la magnitud total de la riqueza generada de un año a otro, sobre lo que se versa.
Lo anterior, constituye uno de los procedimientos tecnocráticos chapuceros, pretendidamente objetivos, que han implantado los economistas en todos los países del mundo occidental, sean éstos o no desarrollados y, como si cualquiera de ellos contaran con idénticas fuerzas productivas y con las mismas condiciones en sus relaciones de producción hacia el interior y el exterior del mercado mundial.
Está largo, extenso y complicado planteamiento, se corresponde con engañosa la práctica econométrica de la mayoría de nuestros economistas, dentro y fuera del Estado Mexicano, como que la gran mayoría de ellos se formaron dentro de esos parámetros académicos, no científicos y menos históricos, largamente construidos, eso sí por especialistas talentosos, algunos de cuya minoría hasta tienen premios nobel si se quiere, aunque el resto se hallen convertidos en simples memoristas de ecuaciones, dogmáticos y diestros en números y matrices, con que comprimen y reducen, en abstractos, los más complicados procesos del capital a números, (abstracciones) porcentajes (abstracciones también) y realidades metafísicas que entrañan acumulaciones de valor, con disfraces monetarios, que se enmascaran a veces con índices de valorizaciones ficticias ( de las bolsas, casi siempre).
Remitámonos a la concreción abstracta de lo que dicen representar las estadísticas en general. Estos fenómenos de las cifras y los porcentajes econométricos, significan tanto como aceptar que, la luna alumbra a la tierra y no el sol a ésta, que es el que emite y produce la materia fluido luz, como fenómeno natural que es esta última.
El problema de cualquier matriz econométrica, radica en que la totalidad de una economía la reducen, fragmentada, en porciones, a consideraciones matemáticas, llámense porcentajes, extraídos de una porción total de la economía; igual se trate de una fracción de tal o cual expresión del PIB, o peor aún, tomado del absurdo clasificante de grupos y subgrupos, categorías de pobres, infra pobres, donde cualquier referente y referido conforman una misma realidad formal.
La terminología que se elija es lo de menos, se vale llamarle a cualquier cosa ingreso normal, ingreso por debajo de la pobreza normal y, peor aún, ingreso en la extrema pobreza, carencia alimentaria, etc. Nadie les dice objeta algo y todo se les acepta; mayormente en el periodismo donde frecuentemente se rumian estos desechos supuestamente teóricos, tomados de una realidad puesta al revés y por tanto inexistente.
Que México creció en 36 años al 2.4% del PIB. ¿De cuánto fue ese PIB y cómo se integró o calculó esa cifra? ¿Qué rubros de la economía de ese año se sumaron al tal PIB?
¿Cómo oscila, hacia arriba o hacia abajo el PIB de un año a otro, o de un sexenio a otro? Tampoco lo dicen y así generalizan en abstracto los “resultados” de esta y aquella economía nacional a fin de imponerles a todas y cada una de las economías nacionales, el índice acumulación o de desagregación del capital internacional que este impone a cada una de las mismas.
El saber absoluto y el expresar a capricho, de forma parcializada y unilateral, reducido todo a números y porcentajes, los procesos de producción capitalista que cada economía soporta, va de la mano con que el subdesarrollo se carga a los pasivos de cada economía nacional, apéndice de la mundial. Los “inversionistas” apostadores, que jugaron uno o varios sexenios y que acumularon fortunas, retiran de los respectivos PIB, así calculados, las sumas del capital extraídas a cada proceso económico, expresado en divisas, por ejemplo, las se retiran de la base de inversión en cualquier rama industrial, comercial o bancaria y pasan a beneficiarse del grueso de la tasa de interés de un centro capitalista mundial respectivo, dentro del cual giran; pero cuando se da el caso que equis o zeta gobierno, se rehusa a seguir gastando las rentas públicas en beneficio de aprovechamientos particulares, casi siempre parasitarios; esto es que no generan plusvalía absoluta, ni plusvalía relativa, sino beneficios calculados por el monto del contrato o contratos que se les asignan, en tales caso de contracción del crédito público, le declaran la guerra a ese gobierno, apoyados o no por sus matrices bancarias.
Es cuando se declara “un estado de sitio” al un gobierno nacional cualesquiera, mismo que haya osado de romper con los cálculos aritméticos con apariencia científica, naturalmente matemática, y es entonces que el capital mundial recurre a presiones y a intervenciones mil que se juzguen apropiadas a su interés del restablecimiento de las reglas y mediciones de esa econometría mundial así representada.
Es más complejo el fenómeno de la econometría dineraria, financiera, arancelaria, comercial en cada uno de sus rubros y ya, de por sí, también es arbitrario y abstracto de mi parte, incurrir en una enumeración casuística de cada proceso que tiene lugar en la economía mundial y que representa fraccionadamente esos esos totales de cada economía política capitalista.
Ese es el cerco comercial, financiero y al uso del gasto público, con que un cada sector patronal, o todos juntos, se disponen a acorralar y derrotar al gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, por rehusarse éste, a entregarles en bulto las finanzas y crédito público a sus rentas particulares que habitan algún espacio económico, en donde los jodidos, los trabajadores y la población nacional, tan sólo constituye un referente, un porcentaje numérico de papel donde dice INGRESO PER CÁPITA.
De esta forma, la realidad real de la producción económica no viaja, ni se acompaña con ninguna econometría, como no sea simbólicamente. Eso es lo que está pasando y en juego ahora, entre los que apuestan “fuerte y bonito” varios ex presidentes mexicanos, ex mexicanos, también ex patriotas, si se vale decirlo. El ganso presidencial no se cansa y es terco, tanto como el Presidente Juárez y Lázaro Cárdenas del Río, el de la expropiación petrolera.