DESDE LOS BALCONES
La Constitución reza, en alguno de sus artículos que, quien tenga conocimiento de algún delito, tiene la obligación y el deber de hacerlo del conocimiento de la autoridad competente. Esto por lo que hace a las infames injurias de Carlos Alberto Echeverría Bucio, cuyas acciones delictivas se quedan en los escritorios de Corregidora, por arbitrio discrecional de varias autoridades estatales y federales que tendrían que realizar lo debido y no lo que les parezca.
Otra cuestión ¿Por qué la investigación de los muchachos de Ayotzinapa, nunca esclareció el punto nodal de la misma, consistente en documentar de quien son las concesiones del transporte público, específicamente del autobús que se menciona, marcado con el número 10, al parecer?
También es de importancia que en la investigación se determine quienes son los accionistas de la línea. Si esto se hubiera hecho, la orientación objetiva de tal suceso trágico ya tuviera otro resultado.
Lo mismo puede señalarse acerca de los predios de los basureros de Cocula y Tepecuacuilco, en Guerrero y establecer si los mismos pagan una renta, a quien se la pagan y bajo qué condiciones contractuales se hace uso de esos predios. ¿Qué régimen jurídico tienen? Al parecer nada se sabe de esto.
Otro punto cardinal, soslayado hasta ahora, estriba en que no se sabe en qué momento, día y hora en que las diversas autoridades federales estuvieron enteradas o tomaron conocieron de los hechos violentos y trágicos. No es excusable, bajo ningún pretexto, que la distancia y con los medios de comunicación con que se cuenta tanto en Iguala, Chilpancingo y Acapulco, con el distrito federal, estos hechos se desconocieran en la hora y el punto exacto en que tenían lugar.
Hay mucha paja y confusión en todo esto, otro tanto, de manera distinta ocurrió con la investigación del caso Luis Donaldo Colosio, así como en el asesinato de Gil y Ovando, secuestrados a cien pasos de las oficinas de policía metropolitana y a unas cuantas cuadras de la policía judicial de aquel entonces.
No se requiere ninguna magia investigativa para alcanzar la objetividad en los móviles de estos crímenes sociales. Hay otras cuestiones claves y precisas, pero las dejamos para mejor ocasión.