Diego Fernández de Cevallos
Como un distractor más para que olvidemos la investigación hecha por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad -difundida por Loret de Mola en Latinus- sobre la vida del hijo y nuera de TARTUFO en Houston, el oficialismo revive desesperadamente la patraña de que el PAN arrió banderas y claudicó ante el entonces presidente Carlos Salinas, siendo yo quien supuestamente ejecutó tal infamia.
Para justificar el comportamiento del PAN y mío durante el salinismo haré una “pausa” sobre la “Mansión de Houston”, en el entendido de que poco servirían mis palabras de hoy si no se sustentaran en fuentes históricas que nadie puede tildar de falsas.
Tengo un arsenal de pruebas para refutar el infundio, pero, en razón de espacio, transcribo aquí el primero de mis dos comunicados periodísticos de hace un cuarto de siglo referidos al tema en cuestión. Éste y el segundo mensaje (que fortalece mi argumentación y que aparecerá en este lugar el próximo lunes) los he subido, cabalmente, a mis redes, para el escrutinio de los mexicanos. Los periódicos de aquel tiempo dieron cuenta de ellos.
Va el primero:
A LA OPINIÓN PÚBLICA (mayo 13 de 1997):
El Sr. Roque Villanueva, presidente del PRI, ha dicho en diversos foros que el gobierno de Carlos Salinas tuvo más coincidencias con el PAN que con su partido y que éste -el PRI- se deslinda moral y políticamente del expresidente.
Dos comentarios:
1) Las coincidencias y discrepancias que tuvo Acción Nacional con el entonces presidente Salinas fueron públicas y en su momento.
Discrepar después -sobre todo si lo hace quien fuera Subsecretario de Pesca de aquel gobierno- resulta oportunista y cobarde.
2) Es normal que el PRI se deslinde hoy del expresidente Salinas, así lo hizo ayer de los anteriores y así lo hará mañana de Zedillo.
Firma: Diego Fernández de Cevallos.
El próximo lunes ocupará este espacio la síntesis de mi segunda y contundente defensa (fechada en mayo 15 de 1997) sobre el mismo tema, la que -repito- está en mis redes. Mis detractores vomitan diatribas, pero el quehacer del PAN y mío fue honesto, legal y en favor de México. Lo que logramos sigue vigente.
Regreso al tema del momento: la mencionada investigación periodística sólo presenta fuertes indicios de turbiedades y delitos, pero las respuestas de los supuestos implicados, las “explicaciones” dadas por el padre y suegro de aquellos, y las posteriores informaciones, fortalecen el caso y obligan a las autoridades de aquí y de E.U. -por la salud de ambos países- a llegar sin dilación a la verdad y aplicar las leyes correspondientes.
A estas alturas, creer en la “honestidad personal de López Obrador” es, por decir lo menos: idiota.
La corrupción oficialista brota más descarada y hedionda que en el pasado, y seguirá brotando; pero los mexicanos no debemos rendirnos.