EL CRISTALAZO
La letalidad y la polémica
Todos sabemos el arduo trabajo de las fuerzas de seguridad, especialmente en los casos de comportamiento ortodoxo; es decir, cuando la tropa o los policías, simplemente quieren hacer su trabajo elemental: perseguir y detener a los delincuentes.
Estos a su vez, tiene varias ocupaciones. Además de las inherentes a su actividad ilegal, necesitan impedir la obra socialmente protectora de los uniformados, sea cualquiera el color de su indumentaria; grises, verdes o azules. Y para frenarlos se han hecho de arsenales magníficos. No en balde a las armas Barret se les llama a en la jerga de la violencia (en la cual ya todos somos especialistas), “matapolicías “.
La extensión de la política de Derechos Humanos coloca siempre a los policías en desventaja: el sólo hecho de ser “autoridad” (o formar parte de un cuerpo derivado de la legítima capacidad del Estado para ejercer el monopolio de la fuerza) ya lo hace susceptible de incurrir en una violación de los Derechos Humanos, la cual –de ocurrir–, convierte automáticamente a un culpable en un inocente. Sólo por un error o defecto en el procedimiento de su captura; por ejemplo; en no haber llamado a su abogado a tiempo; no haberle advertido de sus derechos procesales o haber extraviado la hojita rosa en el momento de la consignación.
¡Ah! y una mentada de madre del policía al detenido, si se diera el caso, ya es suficiente para incriminarlo por tratos degradantes y ponerlo en libertad. Digo, si se permite la exageración.
A todo ese conjunto de nimiedades se le llama “debido proceso”. Junto con otras particularidades, obviamente.
Pero a veces la captura o detención resultan imposibles: los delincuentes repelen la acción policiaca o militar con sus armas. Y las fuerzas de seguridad responden. Y por lo general el asunto se resuelven como si jugaran os “ratones verdes” contra la selección de Alemania. Entonces las ONG´s de la buena conciencia, esgrimen un nuevo argumento: el índice de letalidad.
Eso significa nada más una cosa: no puede haber una disparidad tan evidente entre las bajas e un lado y de otro. Los “amateurs” (si se les puede llamar así); deberían matar tantos soldados como éstos lo hacen cuando se trenzan a tiros contra los “malandros”.
Y así la discusión se vuele interminable. Como la demagogia o el fundamentalismo de los DH.
Hoy estamos frente a la apertura de una nueva discusión en este sentido. Diecisiete personas, todos ellos (presumiblemente) parte de una banda de narcotraficantes del sur de Sinaloa, fueron muertas en varios choques contra policías, marinos y ministeriales.
Así lo dice el Noroeste de
Culiacán:
“Genaro Robles Casillas, Secretario de Seguridad en Sinaloa, dijo en conferencia de prensa que las 17 personas asesinadas por policías municipales y elementos militares (¿nota usted el sesgo condenatorio del verbo asesinar?) pertenecían a una célula delictiva que opera en el sur de Sinaloa, y que minutos antes habían asesinado a otras dos personas en Villa Unión.
“De las personas que fallecieron, consideramos que es el grupo que estaba generando violencia en esa zona, resultaron 17 personas muertas”, dijo.
“De acuerdo con la versión de la Secretaría de Seguridad, a las 20:15 horas del viernes el grupo de 17 personas asesinó a dos personas en la cabecera de la sindicatura de Villa Unión, al sureste de Mazatlán.
“Las 17 personas, que se trasladaban en tres vehículos diferentes, se encontraron con policías municipales del Puerto, con quienes sostuvieron un primer enfrentamiento.
“Por el ataque se inició una persecución dirigida por la Secretaría de Seguridad Pública de Mazatlán, que se apoyó de elementos de la Policía Estatal, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Marina.
“El enfrentamiento terminó en la comunidad Aguaje de Costilla, a 8 kilómetros de Villa Unión, donde murieron las 17 personas, de quienes la Secretaría de Seguridad Pública reservó sus identidades. Del enfrentamiento también se registró a cinco policías municipales que resultaron con heridas menores.
“Además, la Secretaría de Seguridad reportó que se aseguró 11 armas tipo AK-47, 9 pistolas cortas, 4 armas tipo AR-15, una escopeta y un arma tipo G3.
“Robles Casillas dijo que esas personas están relacionadas con el tráfico de drogas ilícitas en la zona serrana del sur de Sinaloa.
“Consideramos que es el trasiego de droga y el peleo de las zonas, de las áreas que están peleando estos grupos, pero básicamente el trasiego de drogas, el movimiento de droga”, aseguró”.
Obviamente la investigación será una demanda inmediata de las ONG´s y el argumento será, el índice de letalidad. La policía disparó con “excesiva puntería”.
Y así hasta la eternidad. Pero a esos 17 individuos no se les podrá defender con las violaciones a su “debido proceso. Hoy se habla del “indebido deceso”.