Las tragedias por el uso inadecuado al quemar bombas, cometas, castillos, Judas, toritos y cohetones en fiestas patronales -como la ocurrida el martes pasado en Fuentezuelas, Tequisquiapan, donde murieron siete personas- han llevado a la Diócesis de Querétaro a elaborar un documento de 20 páginas -impreso y distribuido en 2015- para el correcto Uso Responsable de la Pirotecnia. En él se enfatiza la importancia de contar con el apoyo de Sedena y Protección Civil, cuyo personal ha dado cursos a párrocos y coordinadores de fiestas patronales.
En la presentación del documento, el obispo de Querétaro, Monseñor Faustino Armendáriz Jiménez habla del uso de la pirotecnia como una realidad muy propias de “esta tierra” y su cultura como “ofrenda a Dios y a los santos por los beneficios en el caminar de la vida”.
Por ello, sostiene don Faustino, “necesitamos ofrecer algunas líneas de acción que nos permitan regular el uso y su manejo para contribuir con responsabilidad y seguridad”
El documento pastoral, sostiene el obispo Armendáriz, es para formar y propiciar una conciencia en el buen uso y cuidado “que debemos tener tanto pastores como fieles en el uso adecuado de estos elementos festivos”.
Para ello, se detalla en el apartado “La alegría de un pueblo en fiesta”, se deben ofrecer cursos de formación en el uso de la pirotecnia en coordinación con la Secretaría de la Defensa Nacional y Protección civil estatal y municipales. En él deben participar los párrocos y los coordinadores de las fiestas patronales, pero también podrán participar quien esté interesado en el tema.
Aconseja la Diócesis apoyarse, antes y durante el día de la celebración, en la Sedena y Protección Civil, además de las autoridades correspondientes.
En este sentido, subraya el documento, es necesario observar la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos; la normatividad de Protección Civil y tener los permisos en orden.
Sobre la “Tradición de las Fiestas Patronales”, en manual elaborado por el obispo Armendáriz Jiménez explica que las fiestas celebradas a lo largo y ancho de la Diócesis, son un ejemplo de la “inculturación de la fe evangélica en las culturas nativas de cada pueblo”: colores, sabores, cantos, música, flores, vestidos y adornos… con sus usos y costumbres muy particulares”.
Pero hay otro elemento infaltable en las fiestas patronales: “el uso de la pólvora, tanto por su sonido como por su imagen. El uso del cohete anuncia lo divino, avisa mediante su sonido que el acto inicia, que Dios ya está presente…”.
“Todas estas tradiciones son bienvenidas siempre y cuando no pongan en riesgo la seguridad humana, no contradigan las leyes vigentes y no afecten los derechos y la seguridad de los ciudadanos”, señala el documento pastoral en la página ocho.
Y destaca que las celebraciones festivas de la iglesia “no necesariamente deben incluir la quema de pólvora. Pues la ofrenda que Dios mira es la ofrenda del corazón”.
Además, recuerda el texto que el dinero de las colectas propio de los fieles con motivo de las fiestas religiosas no solo se puede dar para la quema de pólvora: “… pensar prioritariamente en obra social” para los más necesitados.
En la página 9 se habla de la responsabilidad de las “Instituciones y el pueblo mismo” respecto a la seguridad e integridad de los demás, “así como de las omisiones en las desgracias y riesgos a que se ven expuestos los grupos sociales de la población”. Nunca serán demasiados los cuidados que pongamos para evitar cualquier contingencia”.
Por otro lado, “el párroco es el único responsable legal de la Parroquia frente a las autoridades. Es su responsabilidad instruir y motivar a los agentes de su parroquia… en el uso responsable de la pirotecnia, aunque él muchas veces no decide la compra y quema de pólvora”.
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS RAMÍREZ