Han pasado cino años desde que el Estado Islámico (ISIS) atacara el primer templo en Palmira. Hoy, las milenarias ruinas grecorromanas siguen esperando su reconstrucción con la persistente amenaza de que el grupo yihadista vuelva a atacar.
El director general de Antigüedades y Muses de Siria durante 2012 y 2017, Mamum Abdelkarim, le dijo a la agencia española Efe que “la caída de Palmira, uno de los lugares Patrimonio Mundial, tuvo un gran impacto en el patrimonio arqueológico sirio. Tras la entrada del grupo terrorista conocido como EI a la ciudad y su ocupación, el destino de esta ciudad histórica se ha desviado hacia lo desconocido”.
Fue en 2015, cuando el grupo terrorista tuvo el control, que comenzó a dinamitar los templos en la ciudad, comenzando con el de Bal Shamín, en agosto del año antes mencionado.
Así, miembros de ISIS destruyeron diferentes partes del edificio principal de palmira, de unos 2 mil años de antiüedad, y dedicado a la deidad suprema babilonia, cuyo techo estaba recubierto de oro.
Un crimen
Durante los siglos I y II d.C, Palmira fue uno de los centros culturales de mayor importancia y era un punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de Seda.
También era considerada una pieza maestra de la arqutectura y del urbanismo romano, esto por las columnas de su famosa calle principal y por sus maravillosos templos.
A su vez, antes del 2011, las ruinas eran uno de los principales atractivos turísticos del país y de la región.
Abdelkarim dijo: “Esta es una verdadera tragedia para una civilización que merece protección de todas las formas posibles, especialmente porque contribuyó a importantes logros culturales en muchas áreas humanas, ya que representó durante siglos un vínculo entre Oriente y Occidente”.
El Estado Islámico conquistó por primera vez Palmira el 20 de mayo de 2015, sin embargo, fueron expulsados en menos de un año por soldados sirios con apoyo de la aviación de Rusia.
Lo que alguna vez fue una zona atractiva, se convirtió en un peligroso campo minado hasta que unidades rusas las eliminaron.
Cabe destacar que la Unesco calificó el atentado yihadista como un “crimen de guerra”, pues dinamitaron los templos de Bel y de Bal Shamín, así como el Arco del Triunfo, y destruyeron varias estatuas del museo de la ciudad.
En diciembre de 2016, el Estado Islámico retomó Palmira tras lanzar una ofensiva tras el Ejército surio, sin embargo, meses mas tarde, en marzo de 2017, Siria, apoyada por Rusia, retomaron definitivamente la ciudad.
A pesar de tener el control, Palmira sigue amenazada, pues a kilómetros hay ocupaciones yihadistas.