QUERETANIDAD
EDGAR GUZMÁN
COMPOSITOR CONTEMPORÁNEO DE PROYECCIÓN INTERNACIONAL
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS ALARCÓN
Más allá de la profunda tradición artística de Querétaro, Édgar Guzmán es un compositor contemporáneo de música acústica y electrónica interpretado ya en algunos de los principales festivales de México, Estados Unidos, Canadá, Brasil. Argentina, Austria, Francia, Polonia, Holanda y Suiza, entre otros. Nació en 1981 en Querétaro, ciudad donde radica y crea obras como “Phantasy on a” que estrenara LA Phil New Music Group la siguiente semana, el día 17, en el Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles. Esa es la próxima parada del largo viaje iniciado hace 15 o 16 años buscando sonidos para la cultura vanguardia, más allá de lo que gusta, de lo tradicional, de lo que está resuelto, declara a PLAZA DE ARMAS, El Periódico de Querétaro, en uno de los patios del Museo de la Ciudad, mientras la pintora y fotógrafa Erika Harrsch lo retrata.
Delgado, moreno, de ojos vivaces tras sus gafas de goma, enfundado en un saco azul, gesticula como si estuviera ante una orquesta en Nueva York o Amstedam, en donde han aplaudido a este joven estudioso de la filosofía del psicoanálisis.
Su música, dice, quiere ir más allá de la autocomplacencia.
¿Qué te inspira?
-La inspiración existe, pero como decía Picasso, tiene que encontrarte trabajando. Yo trabajo siempre. Me inspira Henry Cowell y Germán López Vargas.
Reconoce su formación clásica y sus maestros, como Ignacio Vaca. Sin más antecedente que un hermano pianista, se identifica con Iván Naranjo, Andrés Nuño de Buen y Samuel Cedillo. Ama el fagot, el saxofón y en especial el lirón, un instrumento de la familia de los violines.
Al preguntarle cómo se define, responde campechanamente que como “compositor independiente, una forma elegante de decir que no tengo trabajo”.
Sabe Édgar que la formación nunca termina y por eso quiere seguir estudiando para tener una base teórica mas fuerte, a través de una residencia artística en la India o Japón.
Admite, no sin pena, ser más conocido afuera que en Querétaro, en donde la última vez que se tocó su música fue aquí, hace tres años, por un percusionista holandés.
Señala la necesidad de un mayor apoyo a la cultura contemporánea, a lo que no es tradicional, en Querétaro. Y es que no es tan fácil avanzar sobre lo burocrático.
Édgar tiene fresco en estos días el impacto del terremoto del 19 de septiembre, que pudo sentir en nuestra ciudad.
LA MÚSICA, DESPUÉS DEL DESASTRE
Así, reflexiona sobre a escritura musical después del desastre…
-Tras los sismos, las redes sociales experimentaron una disminución estadística en la práctica autoerótica del selfie mexicano que, poco a poco, ha ido recobrando su afluencia. En medio de la proliferación de datos e imágenes, información y desinformación, demandas, donaciones, corrupción y mediatización, asistimos a una muerte simbólica del yo y atestiguamos la emergencia de un sujeto sin nombre que, en la alteridad temporal del desastre, acoge en su ser la alteridad radical del otro.
Y plantea: Ante la exposición mediática de los modos de vínculo del sujeto con la Otredad, tras la incidencia de los fenómenos naturales recientes, comencé a preguntarme sobre la relevancia de la escritura musical, su papel y su sentido, en el devenir subjetivo del deseo después del desastre. ¿Qué escribir? ¿Cómo escribir? Acaso ¿quiero, puedo escribir?
En apariencia, escribir después del desastre implica la existencia imaginaria de un sujeto que, tras la incidencia temporal del desastre, habrá de reconfigurarse, a sí mismo, en la práctica simbólica de la escritura. Pero la alteridad temporal radical del desastre, digamos así, su a-temporalidad, es inaprensible a toda configuración subjetiva imaginaria y simbólica. La temporalidad del yo, siempre presente para sí, no es la (a)temporalidad del desastre. En el desastre, el yo no existe.
Ya lo decía Blanchot:El desastre lo arruina todo, dejando todo como estaba. No alcanza a tal o cual, «yo» no estoy bajo su amenaza. […] Estamos al borde del desastre sin poder ubicarlo en el porvenir; más bien es siempre pasado y, no obstante, estamos al borde o bajo la amenaza [de] lo que no viene, lo que detuvo cualquier venida. Pensar el desastre […] es ya no tener más porvenir para pensarlo.
La escritura musical después del desastre, filosofa Guzmán, no es posible porque no hay después del desastre, porque el desastre nunca viene. La escritura (musical) del desastre no es la de ningún sujeto, no antes, no después, no nunca.
En esas cavilaciones, busca el compositor contemporáneo, parte de la nueva queretanidad, encontrar inspiración, mientras prepara su vuelo a Los Ángeles, en donde estrenará su “Phantasy on a”, esperando que algún día se conozca en Querétaro.