En una clínica de Zurich donde se encontraba en coma irreversible desde hace una semana, murió en la mañana de este miércoles Sergio Marchionne, 66 años, el hombre que hace catorce años salvó a Fiat del peligro de bancarrota y lo fusionó más tarde con Chrysler, creando el séptimo grupo de fabricantes de automóviles del mundo.
Marchionne, que proyectaba retirarse del grupo el año próximo y refugiarse en la joya de la calidad industrial italiana, la Ferrari, hasta 2022, había sido operado el 27 de junio por dolores en el hombro derecho.
La muerte llegó por paro cardíaco. A su lado se encontraba su compañera Manuela Bettezzato, conocida en la Fiat en 2012 donde era funcionaria. De su primer matrimonio con Orlandina, habían nacido dos hijos: Alessio Giacomo y Jonathan Tyler.
La figura de Marchionne dominará mucho tiempo la historia económica italiana por la magnitud de su gesta y también, como escribió Lucía Anunziata, directora del Huttington Post, porque “su abandono de nuestro país desveló el fin de la potencia industrial italiana, una gigantesca operación verdad”.
Marchionne deja el grupo Fiat Chrysler diez veces más grande de cuando asumió el comando, que capitalizaba 5.500 millones de euros, mientras que hoy todas las sociedades que conducía de Fiat Chrysler Automobiles (FCA) valen alrededor de 60.000 millones de euros.
Basta agregar que en 2004, cuando Marchionne entró a Fiat, la Fábrica Italiana de Automóviles Turín facturaba 47 mil millones de euros, mientras que en 2017 el grupo superó los 141 mil millones de euros.
AGENCIAS