Caracas, la ciudad más feroz del planeta, no olvidará en mucho tiempo la ola de violencia que se desató en la noche del jueves. Una jornada en la que las protestas dieron paso a la represión, los disturbios y los saqueos, en su mayoría en El Valle, la parroquia donde Nicolás Maduro asegura que nació. Un aquelarre violento que se ha cobrado la vida de 12 personas y de varios heridos, uno de ellos muy grave.
“Todo inició por una protesta de los vecinos, pero hubo gente que bajó de los barrios y se aprovechó de los gases y de los disparos para saquear. Llevaban más armas que la policía, parecía una guerra”, detalló a EL MUNDO la dueña de un negocio saqueado, que prefiere mantener el anonimato. El apagón informativo que el chavismo impone sobre los canales locales convirtió las redes sociales en la ventana donde se podían seguir unos acontecimientos que de nuevo han conmocionado al país.
A la habitual represión de las fuerzas del chavismo (bombardeo con lacrimógenos, incluso contra las vivienda) siguió esta vez el saqueo salvaje de varios establecimientos. Pero fue en uno de ellos, la panadería “El Mayer del Pan”, donde se desató la tragedia, al electrocutarse ocho personas que intentaban llevarse una nevera. El dueño de otro establecimiento murió de un balazo y otras dos personas cayeron abatidas por los disparos, según la Fiscalía.
Los saqueos, como de costumbre, fueron producto del vandalismo y de la desesperación en un país azotado por la mayor crisis económica y social que se recuerda, mezclada en esta ocasión con delincuentes que llegaron hasta el lugar armados, según han denunciado líderes vecinales del Valle. “Los saqueos fueron promovidos por el gobierno, por esos grupos paramilitares que están creando un estado de ingobernabilidad. La Guardia Nacional y la Policía Bolivariana se inhibieron para culparnos a nosotros”, se defendió el diputado José Guerra, elegido por los vecinos de El Valle y a quien el gobierno acusa de acciones terroristas.
El gobierno contraatacó desde muy temprano, con el habitual guión bolivariano. “La dirigencia opositora está en complot con las bandas criminales para atacar al pueblo más humilde”, resumió el vicepresidente Tareck El Aissami, quien insistió en la tesis de la conspiranoia y del golpe de estado.
El ejecutivo de Maduro tampoco dudó en señalar a “bandas paramilitarizadas contratadas por la oposición” de provocar el desalojo de 50 niños del Hospital Infantil del Valle, un suceso difundido por todos sus canales. En cambio, vecinos y médicos aseguran que los gases lacrimógenos lanzados por la Guardia Nacional en las inmediaciones afectaron a los pacientes, lo que obligó al desalojo, tal y como ocurriera hace una semana en una clínica de Las Mercedes. “Lo que busca el gobierno es que la protesta legítima sea desvirtuada”, sentenció ayer el gobernador Henrique Capriles.
La violencia corrió como la pólvora a otras zonas de la ciudad y del país. En Petare, al este de Caracas, murió el joven Mervis Guittian (26 años), alcanzado por la bala de un fusil. Su familia acusa a la Guardia Nacional.
Con este asesinato y sumando las víctimas de los saqueos, se elevan hasta 22 los muertos en el “marco de las protestas” de abril. La oposición no renuncia a su agenda de lucha, que hoy prosigue con la “marcha del silencio” por los caídos y el lunes con un “gran trancón” en todas las calles del país.