ALHAJERO
Yo no voy a ser florero
Dos mensajes claritos envió ayer Andrés Manuel López Obrador, vía video, desde su cuenta en Facebook:
El primero, de viva voz, dirigido a todos los inversionistas y contratistas involucrados en el proyecto del aeropuerto en Texcoco, cuya cancelación recién anunció:
-Ya se llevó a cabo un cambio en el país. Hay que notificarles a algunos que ya es otro México y que yo no voy a ser florero, no estoy de adorno.
“Yo traigo un mandato de los mexicanos; quieren los mexicanos que se acabe, que se destierre la corrupción, la impunidad. Y me canso ganso, vamos a acabar con la corrupción…”. Palabras duras, advertencias claras, que no dejan lugar a la duda ni a una interpretación equivocada.
Pero por si hiciera falta, el Presidente electo acompañó su mensaje con la imagen de un libro que subrayaba sus palabras y cuyo título reza: ¿Quién manda aquí?
El volumen no apareció por casualidad. Se notaba expresamente acomodado para que luciera la portada completa -junto a la bandera mexicana y el águila juarista- y se leyera claramente el título de los ensayos que, sobre la actual crisis global de la democracia representativa, coordinó el ex presidente español Felipe González.
El tema del libro, evidentemente remitía a la consulta que había organizado sobre el aeropuerto.
El título del volumen -“¿Quién manda aquí?”-, más que una pregunta, hacía pensar en la respuesta subyacente: el yo omnisciente.
Imagen y palabras se complementaban.
Pero nada más de entender que la frase coloquial: “Yo no voy a ser florero, no estoy de adorno…”.
Así de claro y sencillo fue su mensaje para empresarios, inversionistas y para todos aquellos que pensaban que cuidaría las formas, que iría a paso más lento, que los cambios serían paulatinos y que podrían controlarlo.
En pocas palabras, ante los movimientos en los mercados y la avalancha de críticas que recibió por la cancelación de Texcoco, el tabasqueño se fajó los pantalones y contraatacó.
Acusó López Obrador que tras el escándalo, la bulla y el enojo mostrado, estaba la pérdida de negocios proyectados por quienes tenían pensado hacer una especie de Santa Fe en las 600 hectáreas del actual aeropuerto.
Eso, para las redes sociales y los medios.
Y para los empresarios, inversionistas y contratistas involucrados directamente en el proyecto: diálogo y negociación.
Se formó una comisión -integrada por Alfonso Romo, Carlos Urzúa y Javier Jiménez Espriú– que negociará directamente con los inversionistas “para tranquilizar y ordenar el proceso y (que) todo el mundo salga ganando”, según indició el futuro jefe de la oficina de la Presidencia.
GEMAS: Obsequio de Alfonso Romo: “De luna de miel nos faltan 6 años… No se preocupen,
todo va a salir bien”.