ALHAJERO
El aura de los Salinas de Gortari
Los ánimos siguen agitados en el PRI. No quedaron ni tranquilos ni contentos con el arribo de Claudia Ruiz Massieu a la presidencia del partido, por dos razones primordiales: ni por ella misma, pues no le consideran legitimidad ni capacidad para la tarea que habría de desempeñar: “No tiene trabajo de militancia de base y es de las perdedoras de esta elección”; ni por lo que su cercanía familiar implica –es sobrina de Carlos Salinas de Gortari–: esto es, que el expresidente tome las riendas del partido.
Democracia Interna –la corriente que encabeza Ulises Ruiz– no tarda en desconocerla, nos advierten. Pero no son los únicos inconformes con que Claudia permanezca como presidenta. Mucho menos si piensa quedarse también con la senaduría que alcanzó por la vía plurinominal.
Por debajo del agua se están moviendo grupos que apoyan a Miguel Ángel Osorio Chong para tomar el partido (éste cree que podría perder la coordinación del Senado frente a Beatriz Paredes, pues ella estableció buena relación con López Obrador), a Alejandro Moreno Alito, a José Ramón Martel. Aunque el grupo más nutrido y mejor organizado es el de Ulises, el ex gobernador oaxaqueño.
Preguntan: ¿Acaso no formó ella parte de la dirigencia que llevó al PRI a la derrota más estrepitosa de su historia? ¿No fue ella la secretaria general del partido durante toda la etapa electoral? ¿Por qué habría que dejarles el partido a los responsables de nuestro peor fracaso? No admiten matices en la responsabilidad que le corresponde. Ni siquiera el hecho de que Manlio Fabio Beltrones le hubiera tomado la protesta como presidenta del PRI a Ruiz Massieu, calmó a la militancia más interesada en la vida interna del tricolor. La figura beltronista sumó a la imagen de la injerencia de Salinas en el PRI ¿Para bien, para mal? ¿Es real tal fuerza del expresidente?
Los priistas con los que platicamos dicen que Salinas sí está bien informado, habla con mucha gente todos los días, pero…, pero que no tiene tantas posibilidades de tomar decisiones ni de interferir en asuntos importantes. En su opinión, uno y otro –Claudia y el propio Carlos– “juegan con el aura de ser Salinas de Gortari”. Sin embargo, a su favor abonan algunos que Carlos Salinas estuvo en contra de quienes se apoderaron del PRI y de la dirección de la campaña de José Antonio Meade. A saber: Luis Videgaray, Aurelio Nuño, Enrique Ochoa. Misma triada que, junto con Osorio Chong, le hicieron la guerra a Beltrones hasta propiciar su renuncia y hacerse así de la presidencia del partido para controlar la sucesión. Y ven en el hecho de que Salinas-Claudia-Beltrones asomen ahora (así sea figuradamente) al frente del PRI, como la evidencia de la derrota final de aquellos que hundieron al PRI con la anuencia del “primer priista”, Enrique Peña Nieto. Un juego de imágenes y mensajes simbólicos habría sido.
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