ALHAJERO
El fantasma de Josefina y las traiciones
Aunque de manera ocasional, en ocasiones apenas perceptible, el fantasma de Josefina Vázquez Mota planea sobre la campaña presidencial.
Las más de las veces ha sido Ricardo Anaya quien ha puesto su nombre sobre la mesa en los últimos meses para explicar, desde su perspectiva, la “persecución” de que ha sido objeto hasta la fecha.
Campaña que, reitera sin miramientos, ha sido promovida por y desde el Gobierno de Enrique Peña Nieto.
-Quisieron hacerme lo mismo que a Josefina en el Estado de México (cuando contendió por la gubernatura el año pasado): Inventarme un caso judicial plagado de engaños y de mentiras, acompañada de una campaña de linchamiento para presionarme a mí, a mí familia y a mis cercanos, y así descarrilar mi candidatura.
Efectivamente –más allá de lo que haya de cierto o no en los negocios del candidato presidencial del PAN-PRD-MC-, asomó la misma táctica: no sólo desde el priismo sino del el Gobierno se promovió una campaña contra Anaya, cuya etapa más fuerte transcurrió durante la precampaña (los primeros tres meses del año).
No lograron tirarlo (sacarlo de la carrera presidencial), pero sí distraerlo, debilitarlo, y detener su crecimiento en las preferencias electorales.
Pero lo que sí consiguieron –aunque ese no fuera su objetivo- fue que Anaya respondiera furibundo, que calificara a todos los priistas de corruptos y, sobre todo, que amenazara con meter a la cárcel a Peña Nieto.
Ahí terminó de cocinarse la “traición” que, a decir de los panistas, provino desde el lado tricolor e involucra los nombres de Peña, de Luis Videgaray, y de Enrique Ochoa– que comenzó en el Estado de México, pasó por Coahuila y terminó montada en la elección presidencial.
Tan agraviante fue para unos y otros la confrontación que echaron por tierra la posibilidad de una alianza de facto PRI-PAN.
Alianza sellada, recordemos, cuando permitieron que Carlos Salinas de Gortari asumiera la Presidencia de la República en 1988 y que luego les abrió las puertas a sus primeras gubernaturas, hasta encaminarlos a la silla presidencial en el 2000.
Pero no sólo eso, la alianza PRI-PAN que esta vez se derrumbó –y que no pinta para rehacerse en las escasas semanas que faltan para la elección- obsequió en 2006 al blanquiazul, “haiga sido como haiga sido”, la Presidencia para Felipe Calderón (regateándosela a López Obrador).
Esa alianza de 30 años está hecha trizas.
Cuando AMLO inquirió –en el segundo debate- sobre los más de mil millones de pesos que la Secretaría de Relaciones Exteriores (entonces encabezada por José Antonio Meade) otorgó a la iniciativa Juntos Podemos encabezada por Vázquez Mota (a petición del secretario de Hacienda, Videgaray), sabía muy bien la herida que estaba tocando.
Fue un mero apunte hacia las traiciones que revolotean entre el PRI y el PAN y que, en una de esas, dan pie a que Anaya termine escribiendo, al igual que Roberto Madrazo, un libro titulado “La Traición”.
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GEMAS: Obsequio del monero Patricio: “Como ni Yeidckol responde sobre eso de que Raúl Cervantes fue un gran procurador, tendremos que especular: 1.R.C. ya se pasó a Morena (con todo y Ferrari) 2. Confundió a R.C. con Santiago Nieto 3. Yeidckol necesita vacaciones 4. MORENA necesita vacaciones de Yeidckol.”