ALHAJERO
A Eruviel le quedó chiquito el traje
¿Alguien entiende por qué mandan a Eruviel Ávila al PRI de la Ciudad de México?
A ver, hasta hace unas semanas, el ex gobernador del Estado de México no se descartable como presidenciable. Difícil, pero su corazoncito guardaba esa ilusión.
Se hablaba de la posibilidad de que se integrara al gabinete (se mencionaba la secretaría de Gobernación), o de que asumiera el liderazgo del PRI…¡pero del nacional!
Pero no fue nada de esto. Le dieron un cargo chiquitito no sólo para sus aspiraciones, sino para lo que ha sido su trayectoria política. Vaya, es más conocido y tiene más peso entre los priistas que su jefe directo, Enrique Ochoa.
¿Cuáles fueron entonces las razones por las que Enrique Peña Nieto envía a su sucesor en el Edomex a un cargo que, al menos en los últimos años, ha sido ninguneado y despreciado por los propios tricolores?
¿Por qué mandan a Eruviel a sentarse en una silla en ruinas y a conducir las riendas de un partido que hoy ocupa un desastroso cuarto lugar (por debajo de Morena, PRD y PAN) y que en 20 años no ha logrado retomar la jefatura de Gobierno, esa que perdió a manos de Cuauhtémoc Cárdenas en 1997?
Lo consultamos con distintos priistas. Ninguno confesó entender “la jugada” del habitante de Los Pinos; pero aventuraron algunas hipótesis:
-Que ahora sí hay un verdadero interés en el PRI (léase Peña Nieto) por dar la pelea en la Ciudad de México y evitar a toda costa que Andrés Manuel López Obrador haga de la capital del país su gran bastión.
-Porque piensan repetir en la CDMX la misma estrategia que utilizaron hace unos meses en las elecciones del Estado de México y traen al mismo comandante para encabezar la batalla.
-Le va a trabajar la campaña a José Antonio Meade desde el centro.
-Es el signo de que el Presidente (de la República) toma todo el control de la campaña.
–(Peña) no sabía dónde ubicarlo, o qué hacer con él.
Cualesquiera que sean la razones, lo cierto es que Eruviel llega a sentarse a una silla en ruinas. Y para lo que es su peso político, lo menos que puede decirse es que el traje le queda chiquito.
¿Por qué lo acepta el mexiquense?
Esa respuesta sí es fácil: Primero, por disciplina. Segundo, porque de ganar el candidato del PRI la Presidencia de la República, éste sería su pase hacia el próximo gabinete. Y si pierde, podría ser el trampolín quasi automático para convertirse en el líder del PRI a nivel nacional.
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