VOCES DE MUJERES
Revisando las notas en medios me encontré con la siguiente frase “Morena, es una Torre de Babel, en la que cada quien habla en su propia lengua.” Al leerlo me pareció que la frase describe lo que muchas personas, entre ellas yo, vemos desde afuera, una cacofonía política que, por lo confuso del sonido, no nos permite aún comprender su mensaje.
El día de ayer la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena ordenó a Ricardo Monreal, coordinador de la bancada en el Senado, separar de la misma a la periodista Lili Tellez con el argumento de que aun cuando “no es una Protagonista del Cambio Verdadero (militante afiliada de Morena) es evidente que NO COMPARTE, RESPETA NI REPRESENTA lo establecido en los documentos básicos de Morena.” No voy a defender a Lili Tellez, quien no es santa de mi devoción, pero su caso solo representa una de las múltiples contradicciones que hemos visto en el actuar de ese partido y sus integrantes. Resulta más que evidente que en Morena, desde que decidieron postularla sabían de las convicciones conservadoras de Lili Tillez como figura pública en medios televisivos nacionales y aún con eso decidieron capitalizar su proyección y reconocimiento entre los electores para hacerse de votos. Pero el caso de Lili Tellez no es el único en que Morena decidió postular a miembros de la derecha y ultra derecha. En Querétaro tenemos el caso de Adolfo Ríos, el auto nombrado “Portero de Cristo” y candidato de Morena a la Presidencia Municipal, quien durante la campaña expresó abiertamente su oposición a respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de las personas de la diversidad sexual. En Quintana Roo, por ejemplo, la diputada Sonia López Cardiel presentó una iniciativa de ley para esterilizar a las mujeres que decidan abortar por segunda ocasión y qué decir del “Gober Ausente” y ex futbolista, Cuauhtémoc Blanco, en Morelos.
En su interés de sumar cuanto voto se pudo, Morena estableció una alianza perversa con el extinto Partido Encuentro Social (PES) mismo que, gracias a esa alianza, hoy cuenta con 26 Diputados y cuatro Senadoras en el Congreso Federal. En la campaña, y como parte de su cálculo político, Morena también integró a panistas vinculados al Yunque como Manuel Espino Barrientos, ex-presidente nacional del PAN y quien tan solo hace unos días señaló ofendido que “no pertenece a Morena” definiéndose como un simple colaborador del Gobierno Federal a petición expresa del presidente López Obrador. Y para no irnos lejos del terruño en Querétaro hoy ocupa la senaduría Juan José Jiménez Yañez, quien por años fungiera en puestos importantes dentro del PRI queretano.
Morena no es el único partido que demostró su afinidad por el utilitarismo político. Todos los partidos políticos pecaron de lo mismo, y si no me creen pregúntenle a Ricardo Anaya que sintió cuando vio su nombre en letras amarillas junto al logo del PRD. Sin embargo, Morena ha sido el partido que ha enarbolado la bandera de la pureza como defensor del pueblo bueno y de las causas de los más vulnerados para demostrar una y otra vez que esa es una falacia y que sus filas están plagadas de personas que no comparten la postura de Morena, en relación al aborto, los derechos de las mujeres y las familias homoparentales como dejaron en claro sus diputados y diputadas en Hidalgo y Nuevo León.
Los partidos políticos mexicanos, todos, asumen una postura pragmática durante la campaña. En ese momento no importa perder la vergüenza y la dignidad o ir en contra de su principios rectores con tal de llegar al poder. Es por eso aún más patético observar como hoy se rasgan las vestiduras y se llaman engañados (o se agarran a patadas por defender instituciones que nunca respetaron como hizo nuestro “ilustre” senador y ya casi pre candidato a gobernador Mauricio Kuri en el caso de la CNDH) dejando evidencia videográfica y en medios de su enorme incongruencia política.
La triste lección que nos deja el caso de Lili Tellez es que cosechas lo que siembras, así que no me vengan con que son unos pobrecitos ilusos engañados, porque no lo son. Ella y muchos otros que hoy forman parte de sus filas son consecuencia de un cálculo político en el que les falló la suma.
La convivencia política implica dialogar y debatir, pero, igual que en la Torre de Babel, en este momento al interior de Morena hay una plétora de lenguas, posturas y convicciones que les impide la comunicación y que exhibe su disonancia a todo volumen.