LA APUESTA DE ECALA
El concepto de el mal
Hoy en día amable lector, hemos de caminar por el delicado tema del mal, de aquello que reconocemos como el maligno, el patas de cabra, el chamuco…etc.
Para lograr ingresar a este tema, debemos considerar una cosa, el mal existe, ¡que ni que!, pero ¿Qué concepto tenemos de este comportamiento?, es solo una apreciación social, o de verdad, ¿existe un ser maligno que nos implica hacernos daño?
Todas las personas contamos con una Temperamento y con un Carácter, mismos que nos distinguen a unos de otros.
El temperamento lo definimos como la parte biológica de nuestra genética, es heredada por papá y mamá, y conlleva que, desde nacimiento, ya está construido, aunque logramos al paso del tiempo poder reafirmar.
El carácter lo vamos aprendiendo, lo vamos construyendo al paso de los años, en sí, del entorno que nos rodea y de aquellos aspectos que norman e impactan como personas.
Si todo va bien, en lo familiar afectivo, en lo social, en lo cultural y religioso, podemos decir que la persona crece bajo un estado sin alteraciones, digamos desde la perspectiva social, sin problemas.
Cuando existen algunas fallas en lo social – un temblor como el ocurrido, por ejemplo- una crisis económica, el fallecimiento de algún progenitor, un abuso físico o moral, por citar algunos ejemplos, el carácter y el temperamento sufren alteraciones.
Observan los especialistas que cuando la conducta se trastorna, comienzan una serie de alteraciones, que van de lo sencillo, como repetir varias veces una conducta (manía) o de acciones profundas, que ya requieren una atención especializada médica.
También se ve reflejado en los afectos o sentimientos de los sujetos, pudiendo ser desde ira intensa, inestabilidad emocional o bien, sentimientos inapropiados según el momento o la situación.
Estas manifestaciones tendrán como consecuencia un pobre funcionamiento interpersonal y a los sujetos que padecen un trastorno de la personalidad, les resultará difícil controlar sus impulsos. Nos dice el especialista en su libro: Trastornos de personalidad, Jordi Barris Ruset.
En el proceso de saber si una persona está alterada, por el entorno y lo que vivió en su historia particular, requiere de un especialista, a simple vista lo que nos pudiera parecer trastorno, es solo para el aguzado ojo de un estudioso del tema.
A esto, saber que una alteración de la conducta difícilmente es expuesta, debido a que quien la tenga, no sabe que la tiene, y no descubre aún, que alguien se lo haga saber.
Es pues, una cuestión compleja.
Establecer que una persona tiene transtornada su conducta, dar el diagnóstico y establecer un tratamiento, es cuestión de los especialistas.
A lo largo de la historia de la humanidad, en especial, la historia teológica de México nos ayuda a comprender, las cuestiones científicas de la conducta, lo mismo que las antropológicas, a pesar de que una va de la mano de otra, debemos definir los límites, para tener un concepto adecuado, de lo que nos acompaña como creencia y verdad.
Lucifer, que es el ángel preferido de Dios, hace una rebelión y es expulsado del cielo, teniendo en cuenta la tradición del Antiguo Testamento.
¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a la tierra dominador de naciones! Tú que dijiste en tu corazón: ‘Al cielo subiré, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión en el extremo Norte. Subiré a las alturas del nublado, y seré como el Altísimo. Is. 14, 12-14
Era un querubín hermoso, y al considerarse igual o mejor que Dios, blasfemó y fue mandado a los infiernos, o a los abismos.
José Antonio Fortea Cucurull, sacerdote especializado en demonología, exorcismos y posesión diabólica, que, a ojos del común de las personas, suena a película gringa.
¡pero no!
Existe una realidad cercana al corazón de las personas, que es la constante lucha de un tentador sentido del mal, ante la prevalencia del bien, que es la gracia de Dios.
Y esto es una cuestión teológica.
¿Es el diablo una persona de todos los días?
El complejo mundo del estudio de los demonios, que radica en sustentos acerca de la salvación de las almas de las personas, un concepto que está perdiendo fuerza cada día más, al sentirse lejano a la razón que convivimos hoy día.
Estos estudios de José Antonio Fortea, que desde la perspectiva antropológica teológica, muestra un camino hacia reconocer las presencias del mal, como una realidad que vivimos hoy día, más que simples leyendas o sinsabores del temor.
Es una realidad que la lucha del bien contra el mal, se da en algunas personas que se acercan de más, hacia los límites de lo oscuro y perverso, que en consecuencia tenemos conductas trastornadas, no por la vida social y familiar de estas personas, sino porque decidieron libremente, participar de las cosas del mal.
Una cosa es un trastorno construido por la historia de vida de una persona, y otra, la libertad y el dolo de hacer el mal, aún sabiendo que se está haciendo.
En el último punto, es lo que nos ocupa.
El ser humano, como constitución de Dios a su imagen y semejanza, está obligada por naturaleza a ser una persona moral y buena, valiendo los conceptos.
Pero cuando a pesar de estar en consideraciones propicias para hacer el bien, decide por propia voluntad hacer el mal, como robar o ser narcotraficante, estamos ante una persona que por sí mismo trastorna su personalidad, obligándose a hacer cierto tipo de conductas por ser aceptado.
Tal vez, la búsqueda del dinero, mismo ¡como fuera! es el principal pensamiento para lograr tener un acercamiento a las conductas dañinas.
En las cuales, desde la perspectiva teológica, es un proceso de tentación de hacer lo indebido, y se le atribuye a la figura demoniaca, al ser que nos induce como frágiles, y que se aprovecha de esta condición humana, para ponernos dilemas en la vida.
¿somos un instrumento de los designios de Dios y el Diablo?
Somos más bien, hijos de Dios, por lo tanto, no nos gana el mal desde el corazón, nos gana desde la tentación, es decir, estar cerca de Dios en su gracia, comulgando y caminando hacia el corazón de María, es lo que nos aleja de aquellos caminos oscuros y que nos trastornan.
¡no como una garantía! Sino como una libre decisión de hacerlo.
El 13 de Marzo de 2015, en una entrevista de la periodista y amiga Valentina Alazraky al Papa Francisco, al contestar en específico sobre la desaparición de los 43 estudiantes de Iguala, una parte de la entrevista dijo:
…México pasó momentos de persecución religiosa, donde engendró mártires. Yo pienso que a México el diablo lo castiga con mucha bronca. Por esto. Creo que el diablo no le perdona a México, que Ella haya mostrado ahí a su Hijo. Interpretación mía.
O sea, México es privilegiado en el martirio, por haber reconocido, defendido, su Madre. Y esto lo sabe Usted muy bien. Usted va a encontrar a mexicanos católicos, no católicos, ateos, pero todos guadalupanos…
Esta perspectiva teológica de nuestro México no es una ocurrencia de nuestro Papa Francisco, sino sabedor de la cultura teológica latinoamericana, es un ferviente de la Virgen de Guadalupe, quien, en estas tierras, es amada y venerada.
La perspectiva de que en México nos va mal porque nos hemos acercado más la mal auqe a Dios, es correcta.
La corrupción, el desfalco, la “tranza”, las desapariciones, el consumo de drogas, el narco tráfico, la trata y la explotación son males que nacen, cuando se siembra en estos conceptos, que se realizan largas cadenas de producción de acciones que dañan la capa social.
Y es que hacer el mal a los demás, está implícito el trastorno de conducta y la cercanía profunda con el patas de cabra.
¡no se cual primero que la otra!, pero van juntas.
Luego entonces amigo lector, no nos quejemos del México que estamos viviendo, porque en ello quede claro: ¡Tenemos el País que queremos!? Esa es mi apuesta ¡y la de Usted?…