Apenas la semana pasada comentabamos sobre la importancia para los norteamericanos de que sus vecinos y socios comerciales tuvieran a su poblacíon vacunada a la brevedad. Al anticiparme a dónde mandarían los Estados Unidos sus primeros excedentes, afirmé que a México, por la fuerte integración económica entre de ambos países, lo cual quedó en evidencia con el anuncio del Presidente Joe Biden de que enviarían a México 2.5 millones de dosis, lo cual será seguramente sólo el principio de una estrategia para ayudar a sus principales socios comerciales, Canadá incluido.
Reitero el planteamiento general para predecir que esto sucedería. Los mexicanos somos consumidores de sus productos, ya sea vía importación o compra directa en sus tiendas y centros comerciales, turistas de placer o negocios asiduos en distintas ciudades de la Unión Americana, así como mano de obra que desde México fabrica bienes intermedios y finales para grandes empresas allá y millones de norteamericanos que día a día consumen nuestros productos.
Tener la economía de los mexicanos sin capacidad de funcionar a todo vapor ante el riesgo de contagio que representa en gran parte de los países del mundo el COVID 19, es un factor que a su vez debilita a Estados Unidos y su recuperación. Dado lo anterior, es indispensable el dar prioridad a México y Canadá, después que a su propia población, que quedará totalmente vacunada antes de que termine el mes de mayo próximo.
Si bien algunos han especulado que este apoyo del gobierno de Joe Biden es un “dando y dando”, donde nuestro gobierno estaría obligado a apretar las medidas migratorias en la frontera sur, eso es sólo un elemento dentro de la amplia agenda común entre nuestras naciones. Biden no es Trump, tiene otras formas, pero los intereses son similares. Es inegable que al gobierno de Estados Unidos le interesa detener la migración a su país, al menos controlarla, lo que empieza desde nuestros límites con Guatemala y Belice. El que existan temas bilaterales implica también compromisos, que por vías diplomáticas se suben a las mesas de acuerdos que se realizan con frecuencia entre las distintas autoridades federales que son contrapartes, por lo que ponerle el carácter de condicionantes suena más bien a tratar de ignorar la conveniencia de Estados Unidos de que México tenga vacunas para su campaña de inmunización contra el COVID 19.
Por supuesto que hay intereses que quieren opacar una noticia que es buena, haciéndola ver como la rendición de soberanía a cambio de vacunas, sin duda una tergiversación de los hechos. El asunto de la migración y el control fronterizo, tanto de sur a norte como de norte a sur, seguirá siendo un tema permanente, ya que, a diferencia del COVID 19, no se irá con vacunas, seguirá siendo un trabajo complejo para las autoridades de cada país, tanto en el tema social, laboral, económico, de seguridad y de derechos humanos.
Muchos otros temas estarán siendo discutidos y acordados en los próximo meses y años dentro de esta relación entre países que comparten una de las fronteras más grandes del mundo y donde pasan seres humanos, armas, mercancías lícitas e ilícitas todos los días y que deberán seguir, de ambos lados, llegando a acuerdos para un mejor control de todo este movimiento fronterizo. Por lo que toca a las vacunas, reitero, es una decisión que interesa a Estados Unidos por el bien de su propia economía, no un chantaje al gobierno mexicano.