Es un personaje de claroscuros. Tiene una memoria prodigiosa y es, a la par un dipsómano incontrolable. Ha tenido una larga vida de ires y venires, de cargos y encargos. Siempre está ahí, en abrazo a los poderosos. Se llama Porfirio Muñoz Ledo. Está a punto de cumplir noventa años pero se aferra a la lucidez. En una reciente entrevista ha declarado que México padece una “parálisis histórica”, un absurdo intento de regresar a los tiempos de Adolfo Ruiz Cortinez; le parece una locura pretender que el pueblo elija a los consejeros electorales, maniobra que denota una ‘vibración autoritaria’. Sólo falta que el pueblo también elija a los jueces. Para completar el cuadro de las perversiones de su ‘amigo’ López, a quien le impuso –qué paradoja- la banda presidencial.
No deja de sorprender que un personaje como Muñoz Ledo se haya adherido al pseudo movimiento de López. ¿Dotado de una inteligencia sobresaliente?, no pudo atisbar los peligros o, mejor, la tragedia que significaba el mandato de López ¿O fue la vanidad narcisista lo que lo arrojó a ese despropósito de lo que se muestra arrepentido?
Por supuesto que Don Porfirio no acudió a votar la revocación de mandato, que calificó de ‘cantinflesco’.
Pero la verdad sea dicho, ¿Muñoz Ledo no advirtió desde el principio que una nación corre peligro cuando un mandatario habla todos los días para afirmar -o confirmar- su poder o, más bien su debilidad? ¿A caso un hombre tan inteligente –pues tal es su fama- no intuyó que su adhesión a Morena, lo convertiría ipso facto en un súbdito del autócrata? Creyó de verdad que coprotagonizará un ‘nuevo régimen’ encabezado por un personaje intelectualmente tan limitado, por no decir mediocre sin idea alguna de lo que significa gobernar un país cuya complejidad jamás imaginó?. Triste final de una carrera burocrática y política que, no obstante sus altibajos no perdió su brillo.
* * *
Puedo comprender que Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Mario Delgado, Martín Batres “le besen los pies”. Pero ver a Muñoz Ledo, alerta siempre al devenir de nuestra historia hundirse en la complicidad de un régimen que nos conduce al precipicio es inexplicable. Que eso ya pasó en su persona, es cierto, por lo que he dicho; ¿Pero la historia se lo perdonará?.