TERTULIA
Leyendas de primavera
Llego la primavera y con ella los días de asueto, son días para convivir en familia y con amigos. Sin duda la una excelente opción es disfrutarlos en los pueblos mágicos de nuestro hermoso Querétaro. Así que decidir visitar el municipio de las albercas, la artesanía, los viñedos y las aguas termales, el cual se encuentra ubicado a tan solo a 60 km al oriente de la ciudad de Santiago de Querétaro, capital del Estado y que su lleva por nombre Tequisquiapan de origen náhuatl que significa “lugar sobre el río de Tequesquite.
A este apacible pueblo no solamente lo envuelve sus hermosas tradiciones, su gastronomía, su clima o sus viñedos, también esta cobijado por sus leyenda, las cuales tuve oportunidad de escuchar en la plaza principal en la voz de un pequeño niño de tan solo 7 años de edad de nombre Juan y que a cambio de unas monedas te cuenta lo que la gente dice a través de los años.
Debo confesar que estas historias que le dan identidad a cada lugar en nuestro país y que resultan fascinantes para propios y extraños, en Tequisquiapan también son originales, por lo que deseo compartir con Ud. algunos de estos pasajes entre imaginación, fantasía e historia de este pequeño terruño del estado de Querétaro que me transmitió Juan con gran emoción y orgullo.
LA PRESA CENTENARIO
En el municipio de Tequisquiapan se encuentra La Presa Centenario, que se localiza en la cabecera municipal y fue inaugurada en 1910 a cargo de la Compañía Hidroeléctrica Queretana S.A.
Cuenta la leyenda que durante la construcción de la cortina de la presa, uno de los ingenieros a cargo, se encontraba temeroso y lleno de dudas de que sus cálculos matemáticos no fueran precisos y que con el paso del tiempo y con la llegada de las lluvias, la construcción se derrumbara. Se dice, que durante una noche airosa y fría encontrándose tomando un aguardiente en la taberna, sus temores se acrecentaron y al maldecir se presentó el diablo personificado de un caballero elegante, fino y de carácter alegre, sin embargo con una mirada fría y penetrante. Después de presentarse y entrar en confianza, el Ingeniero le confió sus temores a aquel extraño visitante y aquel desconocido le dijo que si quería terminar con éxito la construcción de la presa y que esta no se destruyera ni con las avenidas más fuertes de agua, tendría que hacer un pacto con él. El Ingeniero deseoso de que su trabajo fuera exitoso, escucho atento aquel pacto que consistía en que tenía que entregarle a niños inocentes para dar su permiso y pudiera terminar la obra. Se dice que después de ese día, muchos de los pequeños que Vivian en poblados cercanos a Tequisquiapan fueron desapareciendo poco a poco. Se dice que los niños, se le obligaba a tomarse de las manos y que fueron sepultados vivos, en los materiales de construcción, dentro de los pilares que sostienen la cortina de la presa, ya que según el pacto solo con la fuerza de la inocencia y juventud de los menores, se lograría controlar la fuerza del agua, y que por ello ha resistido. Dicen los pobladores y algún despistado caminante que durante las noches que el agua está saliendo de sus vertederos se logran escuchar las voces de los pequeños gritando desesperados “¡Agárrense, agárrense fuerte porque si no se va a derrumbar!”.
LA LLORONA
Esta leyenda no habla de la llorona “tradicional” que conocemos en todo México, aquella que nos habla de la mujer que deambula sollozando y gimiendo en busca de sus hijos. Esta es una bella mujer que vivía en el Barrio de San Juan en el municipio de Tequisquiapan.
Cuenta la leyenda que en año de 1926, en el antiguo barrio de san juan, vivía una hermosa dama proveniente una familia tradicional de nombre Paula y quien sostenía un romance con un joven apuesto y trabajador de humilde familia de nombre Jesús.
Se cuenta que Jesús estaba perdidamente enamorado de Doña Paula, y que un día en que habían acordado reunirse temprano, al joven le fue imposible llegar a la cita a la hora acordada. Sin embargo era tanta la necesidad de verle aquel día, que Jesús fue a buscarla a la una de la madrugada en la que hoy se le conoce como la calle Jazmín a la altura de Jacarandas del Barrio de San Juan.
Doña Paula se encontraba muy molesta por el retraso, por lo que Jesús la invito a dar un paseo por la presa y apreciar la quietud de las aguas bajo la luz radiante de la luna llena. Al llegar a la presa su amada lo invito a darse un baño, acto que le sorprendió a Jesús, quien al voltear a ver el rostro de Doña Paula se encontró que era una calavera desdentada que arrojaba fuego y que le dijo: “Si no fuera la letra primera de tu nombre tan grande, te llevaría conmigo en cuerpo y alma”, para después romper en un espeluznante y diabólico llanto y arrojarse a las frías aguas de la presa. Nunca más se volvió a saber de Doña Paula y de Jesús pero cuentan los lugareños que cada día último de mes, se le ve a Doña Paula caminando por el barrio en busca de su amado.
Si son verdad o mentira no lo sabemos… en la próxima tertulia les comentare sobre las dos leyendas más conocidas de este bello municipio…en verdad son fantásticas.