Son las once de la mañana en la explanada de Rectoría de la UAQ. 25 filas de 25 sillas están dispuestas para quienes deseen seguir desde una pantalla el debate entre los candidatos a suceder a Gilberto Herrera Ruiz.
A unos pasos de ahí, en el Auditorio Fernando Díaz Ramírez se acomodan en sus lugares la Doctora Tere García Gasca, el doctor Arturo Castañeda Olalde y la doctora Blanca Gutiérrez Grageda.
El formato con seis temas, réplicas y contrarréplicas, permitirá que las mujeres debatan más abiertamente, mientras el único hombre, demuestra que más bien fue a improvisar.
A las once con dos minutos, el secretario de Educación y miembro del Consejo Universitario, Alfredo Botello Montes, atraviesa presuroso la explanada. Trae en la mano izquierda un maletín negro que se presta a las suspicacias por aquello de la intromisión del gobierno en la elección de rector.
Dos minutos después, Gilberto Herrera ingresa al auditorio y entonces sí, comienza en debate.
Tere García, directora de la Facultad de Ciencias Naturales abre sentando su posición sobre la crisis económica de la UAQ. Hay, dice poco interés de la autoridad gubernamental, o desconocimiento de la vida universitaria. El presupuesto otorgado por el Estado es menor al de otras universidades estatales, por lo que plantea un diálogo urgente con este.
Ofrece a cambio transparencia en el uso de recursos.
Y toca el tema a Arturo Castañeda, director de la Facultad de Contaduría. Dice que la UAQ está dividida y que no cumple su compromiso social. Pide que se le deje de atacar… a él.
Cierra Blanca Gutiérrez, secretaria Particular del rector. Sostien que la UAQ es de la sociedad, no de grupos. Es patrimonio de los queretanos, enfatiza.
Tere García habla de que si bien ha habido 300 observaciones de la ESFE, ninguna ha sido resarcitoria. Dice que estas son una ventana de oportunidad para mejorar. Pide diálogo con los sindicatos y más atención a los conflictos.
Y por ahí avanza el debate.
Afuera, los jóvenes que siguen desde la pantalla el encuentro, no hacen caso a la petición del moderador de no aplaudir.
Risas, cuchicheos cuando alguno de los debatientes se equivocan o sobrepasan el tiempo señalado, se escuchan en la explanada.
En esas estamos cuando el director de Contaduría hace una pausa para señalar que algunos medios lo han querido difamar. “Dicen que soy el candidato de Pancho Domínguez”, explica como causa de la difamación.
Y no es que ser abanderado del gobernador sea motivo difamatorio, pero no aclaró si lo es o no.
Sorprendió la estrategia de Blanca Gutiérrez que dedicó buena parte del tiempo a criticar el proyecto de Tere García, que durante sus réplicas, explicaba las dudas a la secretaria Particular del rector.
El mundo al revés, las mujeres haciendo el trabajo, mientras Arturo Gutiérrez nadaba de muertito.
En una de esas, cuando Blanca le pidió que le explicara el tema de los recibos en cero que algunos alumnos llenan para no pagar inscripción, el doctor respondió que no traía los datos, generando cuchicheos y risas entre los jóvenes.
Lo que si puedo decir, afirmó el responsable de Contaduría es que tenemos cerca de 29 mil alumnos, que anualmente pagan 2 mil pesos, entonces si nadie pagara su inscripción, estaríamos hablando de que no ingresarían 60 millones de pesos. Pero, explicó, tenemos 3 mil millones de pesos anuales de presupuesto. No pasa nada si no pagan, dejó entrever.
Pero además, dijo, hay qué confiar en los jóvenes. Yo soy universitario y sé que si pueden, pagarán.
Blanca le respondió: Arturo, yo también fui joven e hice travesuras. Si a un joven le dejas la opción, aunque tenga, se ahorrará el dinero.
Así, durante poco menos de dos horas con pase de lista al Consejo incluido, los universitarios escucharon las propuestas de sus candidatos que hoy irán a elección previendo quizá una segunda vuelta.
Antes de la una de la tarde, por un costado de la explanada, el secretario de Educación, Alfredo Botello, El Hombre del Maletín, abandonaba Ciudad Universitaria.
¿Qué traerá en el maletín, preguntó alguien?
Seguramente libros, respondió irónico otro de los presentes.
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS RAMÍREZ