ZÓCALO
¿Juicio al presidente?
El país no tiene punto de reposo. Acaban de pasar las elecciones del 4 de junio y en menos de un año se renovarán la Presidencia de la República, las dos cámaras del Poder Legislativo y nueve gubernaturas. La mayoría de los estados elegirá también congresos locales y ayuntamientos. Coahuila regresará a las urnas para nombrar nuevos cabildos, pues los recién electos serán sólo de un año, y homologar así el proceso local con el federal. Los alcaldes, regidores y síndicos volverán al periodo original de tres años con la posibilidad de elegirse hasta tres veces en forma consecutiva.
Con un presidente como Peña Nieto, aprobado apenas por el 12% de la población, un PRI en caída libre y ambos lastrados por la corrupción, desde hoy se da por sentada la tercera alternancia en Los Pinos. Andrés Manuel López Obrador, líder de Morena, encabeza por ahora la intención de voto, seguido de Margarita Zavala y Ricardo Anaya, del PAN. En ese escenario, el PRI caería al tercer lugar como en 2006 cuando Felipe Calderón y AMLO superaron a Roberto Madrazo.
Al PRI puede aplicarse hoy la sentencia del exgobernador de Guerrero, Rubén Figueroa, con respecto a la sucesión presidencial de 1975: “La caballada está flaca”. La única carta de Peña parece ser el anodino secretario de Gobernación, Miguel Osorio.
Pero si en Hidalgo fue mediocre, como responsable de la política interior y la seguridad nacional resultó un fiasco mayor. La violencia por el narcotráfico se ha recrudecido y el asesinato y desaparición de civiles podría incluso superar los peores años del gobierno de Felipe Calderón. La escalada contra periodistas y defensores de los derechos humanos agrava aún más la situación.
Luis Videgaray, Aurelio Nuño y José Antonio Meade, las otras opciones peñistas para la silla del águila, se eliminaron solos. El primero, por haber traído a Donald Trump cuando era candidato a la presidencia de Estados Unidos; el segundo, por la pésima implementación de reforma educativa; y el tercero, por los gasolinazos. La escasez de figuras en el gabinete y la perspectiva de derrota colocaron al secretario de Salud, José Narro Robles, en la carrera sucesoria. Demasiado tarde para crecer y sin méritos ni talla presidenciales.
El secretario de Salud fue uno de los activistas del PRI en el Estado de México en las pasadas elecciones para gobernador. En un video compartido en Facebook, López Obrador ironiza: “El doctor José Narro Robles; ¿quién iba a pensar que de rector de la UNAM iba a terminar de ‘mapache’ en Ecatepec?”.
La luna de miel de Peña en la Presidencia fue efímera. Los primeros tropiezos los tuvo como candidato. En la Feria del Libro de Guadalajara no pudo nombrar tres de sus lecturas preferidas y de las que citó confundió a sus autores. La Silla del Águila, de Carlos Fuentes, lo atribuyó al historiador Enrique Krauze. El siguiente desliz fue en la Universidad Iberoamericana donde se encerró en los sanitarios para evadir a alumnos críticos. Hoy vive refugiado en Los Pinos mientras el reloj de la sucesión avanza y las elecciones para gobernador en Coahuila y Estado de México las resolverá el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. La tercera alternancia debe provocarle insomnio, máxime si López Obrador es quien le sucede. ¿Será Peña el primer expresidente de México llevado a juicio? Así parece.