ENCUENTRO CIUDADANO
Cuando un político es inculto e ignorante, también demuestra ser profundamente insensible a los problemas sociales, señala el intelectual español Juan Barja. Y vemos que del otro lado del mar es la misma fórmula. Aun así han podido persistir y renacer a cada elección. Una forma de simular la ignorancia es escondiéndose detrás de un discurso elocuente, que asumir con honestidad sus hechos y sus responsabilidades sociales. Esto es omisión, disimulo, negación del derecho, del dolor y de la historia de los demás, que bien podemos reconocer por sus características como un síndrome: El síndrome de Pilatos, versa sobre aquél que se lavó las manos, prefiriendo encubrir su responsabilidad, para endosarla a la multitud y la degradación de la democracia.
Este síndrome ha recorrido los siglos y contaminado a un gran número de gobernantes y políticos. Veamos. En los países democráticos, los gobernantes y los liderazgos políticos deben buscar el bien común ya que su objetivo es la representación de los intereses de la ciudadanía. Los líderes se movilizan conjuntamente con la gente para enfrentar los problemas. En nuestra realidad se muestra lo contrario, gobernantes y políticos, hoy, movilizan a la gente para beneficio partidario, propio e ideológico y para beneficiar a los grupos de interés. Mientras la sociedad cae en la desesperanza ante la grave desintegración social.
Los últimos acontecimientos en Querétaro dan muestra de la descomposición que se está generando y en mucho por la indolencia e indiferencia de los diputados, gobiernos municipales y estatal. La censura, la represión a indígenas y ciudadanos que se manifiestan, inseguridad, crimen y dolor, miseria y desaliento, nos promueven a señalar que los políticos, gobernantes y el aparato de la alta burocracia, ha olvidado su papel de servicio y atención a la ciudadanía. Dejar que personas con necesidades de salud, alimentación, educación, servicios públicos, justicia y de seguridad no puedan obtener los mínimos satisfactores, es insensibilidad e incongruencia. ¿Qué acaso no es su tarea primordial el apoyar a las personas demandantes o en desamparo?
La clase política queretana no tienen límite en la provocación y daño que le hace a los gobernados, a quienes trata más bien como súbditos, a los que entrega servicios de muy mala o pésima calidad. Un botón de muestra es la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2018, que ubican a la entidad en el último lugar de satisfacción de usuarios con el servicio de transporte público colectivo. La lista de agravios parece no tener fin, que va desde la indolencia ante Peña Colorada, hasta la hipocresía de cobijar y arropar a una muñeca, que a niñas y mujeres indígenas.
Poncio Pilato exhibió una patética irresponsabilidad y una cobardía, pero desafortunadamente, pululan por doquier los Pilato de nuestra época: hacen daño y miran para otro lado. La forma de revertir esta situación es a través de procesos educativos e información que lleven a la ciudadanía a demandar lo que por ley le es propio y justo.
Así la tarea ciudadana es en la insistente demanda y exigencia a los Pilatos de hoy. Ya que el costo de nuestra libertad, es su eterna vigilancia.