ENCUENTRO CIUDADANO
Decíamos ayer
Fray Luis de León (1527-1591) estudió en Salamanca, donde se ordenó agustino y desarrolló su actividad docente. El poeta acostumbraba comenzar sus lecciones repasando cómo había terminado las clases del día anterior con la frase Decíamos ayer. Estuvo en la cárcel por traducir algunos libros que no estaban bien vistos, pero esto no impidió que su carrera docente siguiera activa y progresando. Las denuncias, más motivadas por envidias y rencillas que por otra cosa, acabaron provocando que la Inquisición abriera un proceso contra él que duró 5 años en los que estuvo encarcelado y después de los cuales fue finalmente absuelto. Cuenta la leyenda que tras los cinco años de prisión y al volver a impartir su clase, el primer día señaló con finura comenzando de nuevo la lección con su expresión Decíamos ayer… Frase que tomo prestada no sólo a Fray Luis, sino también a otro Luis, Don Luis Ugalde Monroy quién titula así su columna que escribe a diario desde hace muchos lustros. Lo anterior viene a cuento, después de una ausencia involuntaria, enseguida de la cuál continuaremos realizando una modesta reflexión del ámbito público desde la perspectiva ciudadana. Ahora abordaré uno de los hilos de la enmarañada madeja que es la actual situación del país (avasallada por la corrupción, desigualdad, violencia, etc.), que es la educación, y por lo hasta ahora mostrado por los tres principales candidatos, vemos que carecen de un proyecto educativo consistente, ya que sólo han emitido promesas y mostrado torpes bosquejos sobre el tema. Lo mencionado por Ricardo Anaya, de la coalición Por México al Frente (PAN; PRD y Movimiento Ciudadano); José Antonio Meade de la alianza Todos por México (PRI, PVEM y Panal) y Andrés Manuel López Obrador, de Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PES), no sólo deja mucho que desear, sino preocupación y desazón. Ninguno de los aspirantes a la Presidencia de la República tiene una propuesta clara para mejorar la educación del país, continuando así el rezago educativo. Es una vergüenza que, a estas alturas, los tres candidatos todavía no hayan formulado propuestas más sólidas. Es indispensable el que quién desee gobernar el país, presente un diagnóstico, proyecto, propuestas, recomendaciones sólidas, etc. en materia educativa, así como un claro posicionamiento ante la llamada reforma educativa impulsada desde Los Pinos. Esta reforma, más punitivamente laboral que educativa, centra su ofensiva a la formación y evaluaciones de los maestros. Además de observar con hechos que la Carrera Magisterial fracasó y la evaluación requiere mejores instrumentos que conecten con la capacitación docente y sobre las condiciones materiales y sociales en la que se desempeña el ejercicio magisterial. Los aspirantes presidenciales no han abordado lo relativo a la primera infancia, es decir, el periodo de cero a tres años, desde el punto de vista de una activación, así como la exclusión en el país en materia educativa. Ya que de cada 100 niños que nacen en México, 96 se inscriben oportunamente en primaria, es decir, a los seis años cumplidos; 77 llegarán en tiempo y forma a la secundaria y sólo 57 entran a bachillerato en edad reglamentaria. Los mexicanos pasan muchos años en la escuela; sin embargo, sólo uno de cada cuatro jóvenes tiene una trayectoria escolar completa y acreditada en la educación básica. Además de que los profesores no cuentan con infraestructura escolar que propicie el aprendizaje, ya que muchas escuelas en México no llegan ni a bancas o techo. Ahora en tanto, en materia de opacidad, los nichos en el sistema educativo persisten a nivel estatal, ya que en las entidades sólo alrededor del 20 al 30% del total de las plazas de maestros, se publicitan para su concurso, en tanto que el padrón de las nóminas aún sigue siendo cerrado para el escrutinio público. Entre 70 y 80% de las plazas docentes no sabemos de su situación, pero se están pagando esas plazas, habiendo falta de transparencia en el sistema. Ante estas cifras radica la importancia de generar un sistema de información abierto sobre el número de plazas y cómo se están pagando las mismas. Siendo improrrogable el aclarar las irregularidades del gobierno federal, al otorgar 500 millones de pesos al SNTE para divulgar la reforma educativa. Ello sin contar la revisión al padrón de proveedores y consultores del sistema educativo nacional, el cual es un foco rojo, ya que no se realizan de forma apropiada los concursos, habiendo espacios cuestionables, como quiénes están llevando las obras de Escuelas al Cien, las publicaciones, etc. Pero lo que importa a los tres principales candidatos son las campañas y la batalla que han emprendido para incorporar a sus estructuras al magisterio mexicano, ya que el SNTE reporta nada menos que 1,6 millones de docentes afiliados, así como su capacidad de organización, que aseguran los maestros la jornada electoral y la vigilancia de las casillas. Ese es el botín educativo.
Apostilla: Siendo universitario tuve la fortuna de ingresar al equipo de atletismo comandado por el polaco Tadeusz Kepka, quién ahora emprendió su última carrera. Descanse en paz.