Olvidados por los programas oficiales, indígenas de las comunidades de San Ildefonso y Chitejé de Garabato, de Amealco, se manifiestan en nuestra Plaza de Armas para exigir audiencia con el gobernador Francisco Domínguez Servién, que fue en campaña política hace tres años y no ha vuelto a atenderlos.
Liberio Gregorio Santiago, presidente de Unidad y Fuerza Nhañú, demanda vivienda digna, servicios, salud y justicia para 500 familias originales y se queja de las falta de respuesta.
De los actuales candidatos, comentó que se han querido acercar, pero “los mandamos derechito por donde vienen porque traen puras promesas y nunca cumplen; ninguno regresa”.Señaló el dirigente que no pertenecen a ningún partido, “claro que no” y que permanecerán en plantón hasta tener un encuentro con el mandatario estatal, no con los enviados de la Secretaría de Gobierno que no resuelven nada”.
Orgulloso de su origen –“soy indígena cien por ciento”- Liborio Gregorio Santiago, cedió la voz a Omar de Jesús Nava, representante de la comunidad de Chitejé de Garabato, también de Amealco, en donde hay un gran rezago de vivienda y no se les da solución.
-No nos ha recibido Pancho Domínguez. Hemos solicitado en estos tres años un encuentro con él y sólo nos dicen que está abierto al diálogo y nos van a dar una cita, pero el día de la cita no se aparece y nomás nos hacer dar vueltas.
Indicó que en Chitejé de Garabato son 100 familias indígenas, olvidadas como las de San Ildefonso, ambas en el municipio de Amealco, en donde el alcalde tampoco atiende y por eso tomaron la decisión de manifestarse e instalar el plantón frente al Palacio de Gobierno del Estado, en donde pretenden permanecer hasta ser atendidos.
Las mujeres otomíes desplegaron sus mantas frente a la puerta principal, demandando los servicios básicos para sus comunidades y, primero que nada, la comunicación directa con el titular del Poder Ejecutivo, porque no aceptan hablar con ninguno de sus colaboradores.
Queremos y exigimos compromisos reales y soluciones, declararon los representantes de la organización Unidad y Fuerza Nhañú.
POR: SERGIO ARTURO VENEGAS ALARCÓN