INGENIERÍA HUMANA
NEUROCIENCIA Y MORAL
La mayoría de las personas comprendemos que la moral trata de los campos de lo permitido y lo prohibido, así como del sentimiento de obligación del individuo hacia ellos. Los estudios sociológicos, de psicología evolutiva y la descripción de trastornos de la conducta moral en pacientes con lesiones cerebrales explican el surgimiento de la neurociencia de la moral, cuyo objetivo consiste en dilucidar los mecanismos neuronales y cognitivos de ésta.
Moral y evolución
Para entender la importancia del estudio del sustrato neurobiológico de las conductas morales, T. Hobbes, en su publicación titulada “Leviathan or the matter, forme and power of a common wealth ecclesiasticall and civil”, menciona que es pertinente preguntarse cómo surgen estas conductas en la sociedad humana. Una primera aproximación sostiene que la moral es epigenética, es decir, es una adquisición cultural sin base genética, sin la cual no existiría una predisposición a conductas altruistas y finalmente el vivir en sociedad nos las impondría.
Desarrollo de la moral infantil
Desde tiempos remotos, la humanidad se ha enfrentado a la necesidad de definir la edad a partir de la cual el sujeto es moral y jurídicamente responsable de los propios actos. Aristóteles menciona que los jóvenes pueden ser geómetras y matemáticos y sabios en esos dominios, aunque pareciera que puedan ser prudentes. Aristóteles, en su “Ética de Nicómaco”, señalaba que el comportamiento del individuo durante los años previos a la adultez presenta importantes diferencias respecto del comportamiento del sujeto que ha logrado su pleno desarrollo. Acá la neurociencia recientemente ha hecho importantes aportaciones que permiten entender esas diferencias. Antecedentes que deben ser tomados en cuenta cuando se juzga el comportamiento juvenil.
Evolución de la moral
L. Kohlberg, en su libro “Psicología del Desarrollo Moral”, menciona que los hallazgos atrás citados se complementan con los conocimientos sobre la evolución de la capacidad moral del niño. Jean Piaget planteó que el niño evoluciona desde un estadio pre-moral -en donde no entiende ni mantiene las normas sociales implementadas y, en donde estas resultan ser algo externo a sí mismo, obedeciéndolas solo como una forma de evitar el castigo- a otro en donde el respeto hacia la autoridad de los individuos o de las cosas es a través de principios y valores que van más allá de las reglas establecidas y que son elegidos por el propio sujeto. Inspirándose en Piaget, Kohlberg propuso un sistema de evolución de la conciencia moral en varios niveles que culmina en una moralidad basada en principios éticos universales, reversibles y prescriptivos, nivel al cual solo algunos pocos adultos lograrían llegar.
Desarrollo cerebral
Difícilmente se puede considerar hacer el cambio al límite de edad para considerar a un adolescente como un sujeto con la suficiente madurez cerebral; al respecto, A. Siachevsky y sus colaboradores publicaron el artículo titulado “Córtex prefrontal y trastornos del comportamiento: Modelos explicativos y métodos de evaluación”, en el que señalan que hasta hace poco los estudios del desarrollo cerebral humano se limitaban al periodo perinatal y a los primeros años de la niñez. Recientemente se ha demostrado que el cerebro continúa desarrollándose hasta la tercera década de la vida, ya que las regiones del córtex prefrontal relacionadas con el control de la impulsividad, el juicio, la evaluación de las acciones y la conducta moral, sufren modificaciones especiales.
Emociones y valores morales
M. Hauser, en el artículo “Moral Minds. How nature designed our universal senses of right and wrong”, cita que la relación existente entre normas, juicios y acciones con implicancias morales constituye un aspecto fundamental para entender los comportamientos morales. Es a través de estos juicios y acciones que se expresan nuestras intuiciones y valores morales.
Juicios morales
En la revista Classic Cases in Neuropsychology se publica el artículo “MacMillan M. Phineas Gage: A case for all reasons”, en el que se menciona: Basándose en los escritos de John Rawls sobre la justicia, se ha postulado que se realizaría una evaluación inconsciente y automática de las acciones con implicancias morales: la percepción de un evento con implicancias morales gatillaría un análisis inconsciente de las causas, intenciones y consecuencias de las acciones asociadas a él, conduciendo a un juicio moral que se expresaría en una emoción y razonamiento consciente. Las emociones no intervendrían en la generación del juicio moral. En la actualidad se carece de evidencia científica para concluir si este modelo explica la globalidad de los juicios morales o si estos resultan de la interacción entre procesos intuitivos e inconscientes, procesos emocionales y cognitivos, propuestos en este último modelo. En todo caso, los trastornos del comportamiento observados en los pacientes con lesiones cerebrales sugieren que las capacidades de razonamiento explícito no permiten predecir las conductas morales en la vida cotidiana, las cuales están moduladas por las emociones morales, explicándose así la paradoja de “decir el bien y actuar mal”.
Sustrato neuronal de la moral
En el artículo “MacMillan M. Phineas Gage: A case for all reasons”, atrás citado, se menciona: “Para lograr entender los trastornos de las conductas morales en pacientes con disfunciones o lesiones cerebrales es fundamental comprender el sustrato neuronal de la moral. Ello nos informa cómo estos interactúan con otras funciones cerebrales. Los primeros indicios sobre la representación neural de la moral remontan al siglo XLX con la descripción del caso de Phineas Gage, obrero que sufrió un daño traumático en la corteza prefrontal. Aunque su lenguaje e inteligencia permanecieron sin modificaciones, Gage tuvo un cambio radical en su conducta moral, transformándose en una persona irreconocible por sus amistades y familiares”.
Lesiones cerebrales
Además de las lesiones mencionadas en el lóbulo prefrontal y su relación con las conductas morales. Se han descrito también trastornos de la conducta moral en pacientes con lesiones en los lóbulos temporales y regiones límbica y paralímbica; B. L. Miller y sus colaboradores escribieron en la revista Dementia el artículo titulado “Progressive right frontotemporal degeneration: clinical, neuropsychological and SPECT characteristics”, en el que citan que estos y otros pacientes han mostrado la importancia del CPF en las conductas morales. Se han descrito también trastornos de la conducta moral en pacientes con lesiones en los lóbulos temporales y regiones límbica y paralímbica. Las lesiones de estas últimas regiones se han asociado a una violación severa de las normas morales, tales como conductas pedofílicas.
Cerebro/moral
Andrea Slachevsky, del Programa de Farmacología, Instituto de Ciencias Biomédicas y Departamento de Ciencias Neurológicas. Facultad de Medicina, Universidad de Chile, en su artículo “La contribución de la Neurociencia a la comprensión de la conducta: El caso de la moral”, señala que la neurociencia cognitiva de la moral debe considerarse para la evaluación y tratamiento de los pacientes con trastornos del comportamiento. Es innegable el potencial de este tipo de conocimientos, sobre todo respecto de la educación, la salud mental, la medicina y psicología forense, entre otras. En educación, por ejemplo, en la medida de que el conocimiento de la relación cerebro/moral avanza, será posible el desarrollo de programas educativos que permitan promover conductas altruistas y el bien colectivo a través de intervenciones conductuales y neurocognitivas.