COLABORACIÓN ESPECIAL
Benito Juárez 212 aniversario de su Nacimiento
Dentro del catálogo de personalidades relevantes que conforman la constelación de héroes nacionales desde que México es independiente y soberano, Benito Juárez García esplende como estrella de primera magnitud, posicionándose cada día más en el devenir del tiempo, como parte importantísima de la base y fundamento de las instituciones que nos rigen. En un intrascendente villorrio serrano, San Pablo Guelatao, nació en una humildísima vivienda hace 212 años (21 de marzo de 1806) un niño de origen étnico zapoteca, que vendría a ser en su lapso existencial, uno de los personajes más relevantes de la historia socio política de nuestro país y de la humanidad. Individuo dotado de recia personalidad, que desde pequeño supo imponerse a su hostil entorno aprovechando las oportunidades que la vida le presentó, matizándolas siempre con la reciedumbre y tenacidad de su carácter y de su indeclinable proceder personal dentro de la verdad y el derecho, una honestidad a toda prueba y el respeto a los demás, sazonados en todos los momentos de su existencia con el profundo amor que hasta en sus últimos instantes vitales, tuvo hacia su patria. De ahí su trascurrir existencial se desarrollará en la vida política y social de su estado natal y en el destino de la joven República Mexicana, en donde le tocaría participar en primerísimo sitio en los sucesos históricos más relevantes que se sucedieron en el convulso siglo XIX, como es el periodo de la guerra de Reforma (17 dic.1857-enero1, 1861) la invasión francesa y el espurio dizque imperio del Habsburgo impotente y soñador. (1862-1867). A continuación relataremos unos sucesos que son poco conocidos pero que revelan el modo de ser y obrar del oaxaqueño.
Benito Juárez García, huérfano desde los 3 años de su edad, su niñez y juventud la pasó en casa de parientes y conocidos, los cuales le facilitaron poder educarse en un seminario en la ciudad de Oaxaca, en donde habiendo terminado con éxito los cursos de gramática latina (1825), de filosofía escolástica (1827) y los de teología moral (1828) cuando estuvo a punto de ordenarse sacerdote se inscribió (1829) en el Instituto de Ciencias y Artes del Estado para seguir la carrera de Derecho. Siendo ya pasante, en esta carrera de jurisprudencia, desde entonces se manifestó con carácter inmarcesible su espíritu liberal. Poco después se le confió la Cátedra de Física y el 13 de enero de 1834, recibió el título de Abogado y al poco tiempo se encontró como Magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado. En 1841 fue Juez Civil y de Hacienda. En 1843 se casa con Margarita Maza. En los años subsiguientes 1844-1849, detentó variados puestos en la administración pública de su estado natal, hasta que en 1847-1849 fue nombrado Gobernador Interino y al terminar este periodo fue reelecto Gobernador Constitucional sin oposición. Mismo puesto en donde durante su mandato concilió intereses y partidos, y fomentó el desarrollo educativo, económico y social. Una vez terminado su periodo administrativo, volvió a su bufete de abogado, pero cuando el nefasto Santa Anna asume la presidencia de la República por última vez, el 25 de mayo de 1853, Juárez fue detenido por la tropa y enviado prisionero a Jalapa y luego a las tinajas (celdas inundadas) las peores mazmorras de San Juan de Ulúa y finalmente expulsado a la Habana.
De la capital de Cuba pasó a Nueva Orleáns en donde se vinculó con otros liberales expatriados: Melchor Ocampo, José María Mata y Ponciano Arriaga. A principios de 1854 estos personajes protestan por la firma del Tratado de la Mesilla constituyéndose en una junta revolucionaria Este ignominioso documento firmado en 1853, después de la guerra invasora de los usianos a nuestro país, por el nefasto Santa Anna, en donde México cedió a los Estados Unidos por 10 millones de dólares un total de 76,845 km2, que actualmente conforman el sur de los estados de Arizona y Nuevo México. En esta ciudad de Nuevo Orleáns se vinculó con otros liberales expatriados: Melchor Ocampo, José María Mata y Ponciano Arriaga. A principios de 1854 estos personajes protestan por la firma del Tratado de la Mesilla constituyéndose en una junta revolucionaria.
A Juárez le tocó vivir las siete primeras décadas del siglo XIX, siglo del inicio de nuestro país como nación libre y soberana y siglo caracterizado por asonadas militares, golpes de estado, dos invasiones extranjeras, dos intentos de imperio, la hegemonía de las clases pudientes, la preeminencia del clero y el caudillaje militar. De ahí su trascurrir existencial se desarrollará en la vida política y social de su estado natal y en el destino de la joven República Mexicana, en donde le tocaría participar en primerísimo sitio en los sucesos históricos más relevantes que se sucedieron en el convulso siglo XIX, como es el periodo de la invasión usiana en 1845 -1858 , la guerra de Reforma (1857-1861), la invasión francesa y el espurio dizque imperio del Habsburgo impotente y soñador(1862-1867). En el Teatro Iturbide, hoy de la República; al triunfo de ésta sobre el susodicho imperio, fueron juzgados el iluso austriaco Maximiliano y sus subordinados Miramón y Mejía.
Este edificio arriba mencionado, fue construido a iniciativa del entonces gobernador del estado don Sabás Antonio Domínguez. Se inició la construcción de esta fábrica en 1845, dirigida la obra por don Camilo San Germán y se concluyó con un costo de $120,000 pesos en 1850.
Los debates del juicio de los indiciados, terminaron con su condena, emitida el 15 de junio de 1867, a ser fusilado 4 días después. El gral. Escobedo la ratificó inmediatamente. En esa fecha el nieto de Napoleón I tenía 34 años de edad. Cuatro días después, a las tres de la mañana del 19 de junio, el jefe republicano se despidió del Habsburgo. A las 6 salieron los reos del convento de Capuchinas en coches de alquiler. Media hora duró la marcha hasta el Cerro de la Justicia. Ante el pelotón de fusilamiento, al fatuo prógnata de Max solamente le importó que no le fueran a disparar en la cara pues no quería quedar desfigurado. Así concluyó el epílogo de un segundo intento de formar una caricatura de imperio, en el territorio mexicano. Juárez con este hecho, consolidó de nueva cuenta la República.
Cinco meses después del fusilamiento de Maximiliano (19 de junio de 1867) Benito Juárez fue a visitar el Hospital de San Andrés, en la Ciudad de México, lugar en donde reposaban los restos mortales del archiduque en espera de ser trasladados a su destino final en Austria… “La visita del presidente se efectuó con la mayor discreción, llegó junto al cadáver, puso las manos atrás y se le quedó mirando sin hablar palabra y sin que se le notara dolor ni gozo; su rostro parecía de piedra. Luego, con la mano derecha midió el cadáver desde la cabeza hasta los pies, y dijo: “Era alto este hombre; pero no tenía buen cuerpo: tenía las piernas muy altas y desproporcionadas”. Y después de otro momento de silencio, agregó:” No tenía talento, porque aunque la frente parece espaciosa, es por la calvicie.” Don Sebastián Lerdo de Tejada, quien lo acompañaba, no dijo nada. Luego se sentaron en una banquilla que estaba frente al cadáver, siempre mirándolo. Juárez cruzó una que otra palabra con el jefe de la tropa, manifestándole su afecto por lo bien que estaba desempeñando su comisión de la custodia del cadáver, y abandonó el lugar encerrado en su mutismo acostumbrado”. (Agustín Rivera. “Anales Mexicanos. La Reforma y el Segundo Imperio. México, Ortega y Compañía Editores, 1904, p. 285).
“Benito Juárez no era un intelectual ni un artista, sino un hombre de acción y de pensamiento. Y sus escritos no fueron otra cosa que el presagio y el corolario de sus acciones. En sus manos, como ocurre en los ideólogos y políticos de América, la pluma es un instrumento de creación no de recreo. Era para él un instrumento civilizador exclusivamente, con la misma eficacia de un machete, bueno para podar las ramas estorbosas de la intrincada y abrupta maraña de prejuicios seculares, que impedían la marcha progresista de México. Si hasta aquellos que eran por definición literatos y artistas, se vieron sojuzgados por el quehacer político y la obra de éstos, está teñida con dichos afanes. Así Ignacio Ramírez, así Ignacio Manuel Altamirano. Mayormente Juárez, el que dados sus orígenes y las circunstancias de su vida: venía de esa porción del pueblo mexicano en que son más descarnadas, más inicuas, las desigualdades sociales que dan origen a la miseria: el abandono y la ignorancia. Luchar contra eso, hasta morir si era preciso, fue una decisión que se formuló, apenas escolar, en el Instituto de Oaxaca. De ahí en adelante todo lo que hizo estaba encaminado a poner en sus manos las armas necesarias para la lucha cuando llegara la hora”… Palabras de Andrés Henestrosa en el prólogo de su opúsculo “ Benito Juárez. Flor y Látigo. Ideario Político”. Instituto Oaxaqueño.
De convicción liberal desde que se graduó de abogado en el Instituto de Artes y Ciencias de Oaxaca, muy joven se desempeñó en puestos de la administración pública de su estado natal: regidor del Ayuntamiento de la capital de su estado (1831), miembro de la diputación local en 1833, más tarde diputado federal y posteriormente gobernador de Oaxaca en 1847. Por esas fechas al volver el malhadado Santa Anna otra vez al poder, liberales relevantes fueron exiliados al extranjero entre ellos Benito Juárez quien se radicó en la Luisiana en el puerto de Nueva Orleans; al ser depuesto de nueva cuenta el discapacitado físico y mental del Santanón, Juárez regresa a México bajo la presidencia de Juan Álvarez con el nombramiento de Ministro de Justicia e Instrucción Pública (1855). Desde este Ministerio promulgó la Ley Juárez que abolió los fueros y privilegios que detentaban los militares y el clero por sobre de otras personas. Reelecto gobernador de Oaxaca, promulgó en su estado la Constitución de 1857. Al poco tiempo es nombrado presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación bajo el gobierno de Comonfort; este individuo da un golpe de estado, desconoce la Constitución de 1857 y encarcela a varios individuos entre ellos a Juárez. Con esta acción se desencadena la Guerra de Reforma ( 17 diciembre 1857). Al triunfo de esta contienda Juárez es liberado y nombrado presidente provisional de México el 11 de enero de 1858. En julio de 1859, el grupo liberal con nuestro patricio a la cabeza, expiden las Leyes de Reforma que declaraban la separación entre la Iglesia y el Estado, y el traslado de los bienes de la misma a la nación, entre otras varias.
Juárez es reelecto para continuar como presidente constitucional en 1861 pero debido a la intervención francesa en 1863, deja la ciudad de México, ejerciendo su gobierno desde diferentes puntos del territorio nacional; regresa con el poder presidencial a la capital del país el 15 de julio de 1867, después de apresar, juzgar y fusilar a Maximiliano. En este día y lugar, parafraseando en emotivo discurso por el triunfo de la República a Emmanuel Kant, una frase expresada por este autor en su obra La Paz Perpetua.1795 : “ El respeto al derecho ajeno es la paz”. Mismo lema que adoptó muchos años después la UNESCO con esta modificación: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
En octubre de 1867, Juárez fue reelecto de nuevo como presidente de la República, dedicándose a reorganizar política-económica y social al país. Accedió de nueva cuenta a la presidencia en 1871, muriendo en Palacio Nacional el 18 de julio de 1872. El triunfo sobre la intervención y el imperio otorgó a Juárez una dimensión internacional, porque reivindicaba en México y Europa al sistema republicano sobre la monarquía. “México se ha salvado por un principio y por un hombre- el hombre sois vos” escribió Víctor Hugo a Juárez en junio de 1867- en su obra “El Principio es la República”.
“Benito Juárez no era un intelectual ni un artista, sino un hombre de acción y de pensamiento. Y sus escritos no fueron otra cosa que el presagio y el corolario de sus acciones. En sus manos, como ocurre en los ideólogos y políticos de América, la pluma es un instrumento de creación no de recreo. Era para él un instrumento civilizador exclusivamente, con la misma eficacia de un machete, bueno para podar las ramas estorbosas de la intrincada y abrupta maraña de prejuicios seculares, religiosos, militares y políticos, que impedían la marcha progresista de México. Si hasta aquellos que eran por definición literatos y artistas, se vieron sojuzgados por el quehacer político y su obra está teñida con estos afanes. Así Ignacio Ramírez, así Ignacio Manuel Altamirano, mayormente Juárez, los que dados sus orígenes y las circunstancias de sus vidas, venían de esa porción del pueblo mexicano en que son más descarnadas, más inicuas, las desigualdades sociales que dan origen a la miseria: el abandono y la ignorancia. “Luchar contra eso, hasta morir si era preciso”, fue una decisión que se formuló Benito, apenas escolar en el Instituto de Oaxaca. “De ahí en adelante todo lo que hizo estaba encaminado a poner en sus manos las armas necesarias para la lucha cuando llegara la hora”… Palabras de Andrés Henestrosa en el prólogo de su opúsculo “ Benito Juárez. Flor y Látigo. Ideario Político”. Instituto Oaxaqueño.
Termino este breve ensayo sobre Juárez, con un resumen de su pensamiento liberal, conceptos que en la actualidad, más que en otras ocasiones siguen siendo vigentes: “Libre y para mí sagrado, el derecho a pensar…La instrucción es el fundamento de la felicidad social, es el principio en que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos…Bajo el sistema federativo los funcionario públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad; no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a sus leyes; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al vicio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, resignándose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley haya señalado”. Siempre, en su camino, este humilde indiecito de la sierra oaxaqueña, postuló con su acción vital y su conducta como ser humano, estas palabras que tiene plena vigencia actual: “ que sin honestidad administrativa no puede haber sistema republicano liberal y democrático posible. Los abusos de toda índole, el robo a las arcas públicas, corresponden a las tiranías, a las dictaduras, a las satrapías”, cumpliendo en todo momento con el refrán zapoteco que enseña como conducir a los hombres: ““Ti chu nou, guié; sti chu nou, guidi” en una mano la flor, en la otra el látigo
Juárez, en la ruta de su biografía, demostró que entre el hombre blanco y el hombre cobrizo, entre el pobre y el rico, no existe ninguna diferencia esencial en lo que corresponde al espíritu. Todos ellos, conscientes de lo anterior, entenderán que gracias a la educación cívica e intelectual, sazonada por la perseverancia, la honestidad en el ser y obrar, y el respeto a la ley y a los demás, podrán alcanzar las metas que se propongan. Los seres más marginados, al conocer y meditar sobre la vida del patricio, podrán darse cuenta que de la nada se puede llegar a todo.
Sin nunca claudicar, firme e insobornable en todos los actos de su existencia y sobre todo en su convicción democrática, el Benemérito elevó los valores civiles de los hombres sobre sus pretendidas jerarquías de casta; y al reconocer la libertad del individuo como base de sus obligaciones y derechos, señaló al gobierno el deber, consustancial a su propia existencia y justificación, de proteger imparcialmente las garantías constitucionales de la gente y los derechos de la nación. Por su presencia histórica en México y en el mundo debemos celebrar con todo fervor patrio a Benito Juárez en éste, su 212 aniversario de su natalicio.
Aquí una breve nota: existen mexicanos que califican a Juárez como a un dictador ya que se reeligió varias veces. Por decreto constitucional es electo presidente en 1848, electo democráticamente por primera vez en 1846 , por prórroga de su mandato es reelecto en l865. Por la tumultuosa situación política del país, fue reelecto en 1868 y en 1872.
Algunos mexicanos despistados achacan a Juárez el epíteto de “traidor” porque bajo su presidencia se firmo con los Estados Unidos el Tratado Mac Lane Ocampo
(14 de dic. 1859) conocido asímismo como tratado de Tránsito y Comercio. Este Tratado fue importante para Juárez pues representaba que el gobierno usiano reconociera y apoyara militarmente al gobierno liberal, contra los conservadores que ya andaban en tratos con Francia para traerá un emperador a México. En este Tratado no se vendía ninguna porción del territorio nacional.
Porfirio Díaz andaba huyendo de los franceses, había comprado armas al general francés Bazaine quien le había prometido dejarlo en el poder si conseguía ayudar a escapar a Maximiliano. Ya sabemos que no lo pudo hacer, pero sí conocemos que Díaz se postuló como candidato contra Juaréz y al perder las elecciones se levantó en armas varias veces.
RECOMENDACIÓN: Como complemento a este breve ensayo, les sugiero leer la poesía del vate zacatecano Amado Nervo “ LA RAZA DE BRONCE”. QUERETANA POLIS
Marzo 21 , 2018