La principal característica del ”pensamiento” revolucionario y anarquizante, es vivir en la eterna comparación ventajosa y cínica.
Hijo del resentimiento el acto comparado siempre exhibe la desventaja del violento, la injusticia acumulada en contra del aparentemente débil cuya flaqueza se ha rebelado.
Toda acción política se convierte entonces, en un acto de compensación por los agravios de antes. Directos o indirectos.
Por eso cuando las mujeres de martillo y pañoleta morada (o verde), la emprenden contra el Monumento a la Independencia y pintarrajean las estatuas, destrozan vidrieras y automóviles, incendian portones en el Palacio Nacional o en el Palacio de Hierro, lo mismo da, siempre se argumenta con absurdos.
–Si, pero es peor que maten a una mujer. Las pintas se limpian; las vidas no se recuperan, dicen.
Uno se preguntaría cuál es la relación entre una cosa y otra si no es únicamente la alharaca, la queja extrema, la búsqueda de presencia, porque hasta el día de hoy, con protestas o sin ellas, las cosas no han variado un milímetro de cómo estaban cuando estos movimientos furibundos se iniciaron.
Han errado el tiro.
Hoy uno de esos movimientos ha tomado la sede (una de las sedes) de la CNDH y sus autoras ya han sido reconocidas, hasta por el Señor Presidente como promotoras del vandalismo.
Si bien describir como actos vandálicos sus actitudes desde el púlpito presidencial es un avance conceptual nada despreciable, especialmente si proviene de quien se autodefine desde el poder como un “luchador social”, falta la consecuencia: la consignación de quienes incurren el despojo y los daños a bienes de la Nación.
En cuanto a la “intervención” del retrato de Francisco I. Madero, bien se podría donar ese cuadro al Museo de Memoria y Tolerancia o subastarlo en una de las memorables tardes del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Pintado.
Pero mientras, la explicación de la señora Erika Martínez es abrumadoramente incongruente:
“…-Este cuadro, estas flores, estos labios pintados, se los pintó mi hija. Mi hija, una niña que a los 7 años fue abusada sexualmente. Entonces quiero decirle a ese presidente que cómo se indigna por este cuadro, ¿por qué no se indigna cuando abusaron de mi hija?”
Esa forma de pensar, si eso es pensar, tiñe todos los razonamientos posibles. Y los anula. Se trasladan responsabilidades y se dispara contra los inocentes. ¿Cuál es la relación entre una toma inmobiliaria y un delito cometido hace varios años sin castigo para el delincuente?
Sería más comprensible si se presionara al Ministerio Público o a los jueces, quienes son los responsables de impartir justicia, no a una institución ajena a los procedimientos judiciales y sin ninguna armadora coactiva, como la agónica CNDH.
Pero, obviamente todo es para llamar la atención en la enorme y siempre fomentada industria de la queja, arma favorita de las izquierdas en este y otros países.
Las marchas, los plantones, las okupas, las tomas de tribuna y todos los demás recursos de la insurrección “pacífica”, sólo sirven para dos cosas: endurecer la respuesta de los gobiernos o ablandarlos en una paulatina pérdida del poder, como ocurrió en México desde 1968.
Las comparaciones siempre son ventajosas. Ejemplo.
“Nexos”, recibió entre el 2006 y el 2018, 70 millones de pesos en suscripciones , inserciones y otros apoyos editoriales. “La jornada”, en un año (2019, en plana austeridad tetramórfica), 251 millones.
Comparar las cosas nos puede llevar a grandes exageraciones.
Después de la Segunda Guerra Mundial y descubiertos, descritos e investigados los detalles del Holocausto, T. Adorno dijo:
–Después de Auschwitz ya no es posible escribir poesía. Mentira.
Es imposible escribir como si no hubiera ocurrido, lo cual es diferente. Después del Holocausto se debe escribir tomando en cuenta los hechos, modificando el sentido de la estética, de la crítica y aun de la poesía. Es distinto. Pero el simbolismo es estrujante.
En México todo se justifica con la comparación con lo de antes. Eso le da vigencia al dogma. Ya no es igual.
Sin embargo el dicho episodio lleva al gobierno a un punto ciego en el cual se ha atascado. Difícilmente podrá desocupar por la fuerza física a las invasoras de la CNDH. No va con su ADN, ni con las fórmulas con las cuales llegó al poder.
Se verá entonces obligado al eterno y siempre eficaz recurso del dinero.
No las van a sacar a macanazos, las van a sacar a “billetazos” durante las fiestas patrias (eso quieren).