Luis Ramón Lima Rocha
El ciclo sueño-vigilia del ser humano ha sido estudiado desde hace más de 10 años y, está comprobado que es necesario respetar su equilibrio para mantener la salud. Con la actual demanda de servicios en el mundo globalizado y altamente competitivo, ha sido necesario que se contrate personal para trabajar en turnos durante la noche. Esta situación laboral puede provocar perturbaciones de este ciclo, lo cual, incrementa las posibilidades de desarrollar enfermedades crónico degenerativas y, de fallecer a edad temprana, según estudios recientes.
La importancia de tener un descanso adecuado es debida a que durante el sueño se liberan hormonas que ayudan con el metabolismo de: la glucosa, el colesterol, los triglicéridos, el control del apetito, la regulación del peso, un adecuado crecimiento y la asimilación del aprendizaje. Por lo tanto, cuando se interrumpe este periodo, o se altera el ciclo sueño-vigilia, se incrementa el riesgo de desarrollar diabetes, hipertensión arterial, obesidad y trastornos de ansiedad, además de elevar la posibilidad de que ocurran accidentes, errores de cálculo y mala toma de decisiones. Dependiendo de la profesión en que labore la persona, este último punto podría costar más que una pieza.
El hombre tiene la capacidad de adaptarse a cambios graduales en su ambiente. Pero, si los cambios ocurren de manera brusca, experimentará limitación para habituarse. Esto se refleja en el personal de jornadas nocturnas que presenta dificultad para acostumbrarse a su ambiente laboral, y que antes no se desempeñaba en ese horario. Se ha identificado que solo el 25% de los trabajadores de noche se adaptan de manera parcial a su turno y, únicamente, el 3% lo hace en definitiva.
En nuestro país existe gran rezago en materia de derechos laborales. Si bien, han sido aprobadas reformas con el objetivo de concientizar a la población en mejorar su calidad de alimentación, hábitos y estilo de vida; además, del reciente incremento en los periodos vacacionales, e inclusive, una acalorada discusión acerca de reducir la jornada laboral. No obstante, estos cambios son insuficientes, ya que contrastan con la creciente demanda que los trabajadores enfrentan de manera cotidiana para obtener un ingreso y, intentar alcanzar algunas de sus aspiraciones.
En el año 2020, la OMS informó que las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de muerte en la población. Actualmente, la crisis en salud —derivada de la pandemia por COVID-19 y del fracaso del sistema de salud INSABI — aunada a la difícil situación económica del país, aseguran que incremente la falta de cobertura en los servicios de salud ante estas enfermedades tan prevalentes.
Sin embargo, aún quedan muchas preguntas sin respuesta: ¿vendrán más reformas a las políticas laborales para lograr el objetivo de prevenir nuevos casos de enfermedades crónicas?, ¿es estrictamente necesario que en todos los sectores existan trabajadores de noche?, ¿cómo garantizar que la jornada nocturna no exceda los límites permisibles de ley?, ¿llegará a ser suficiente la cobertura en salud? ¿los profesionales en salud tienen la competencia para desarrollar una medicina integral y de calidad?
En conclusión, para lograr abatir la epidemia de obesidad y síndrome metabólico en nuestra población, es necesario abordar este complejo problema desde diversos puntos de vista.
Especialista en Medicina Integrada
Maestría en gestión directiva en salud
Vicepresidente de la Asociación de Especialistas de Medicina Integrada de Querétaro
Colegiado al CO. NA. E. M. I.