EL JICOTE
Aduladores, el gran peligro
Al defender a Javier Corral, gobernador de Chihuahua, uno de los gobernadores opositores más críticos, López Obrador dijo una frase que merece ser elevada a la calidad de apotegma, es decir, una sentencia breve que tiene un contenido moral, El Presidente dijo: “Merecen más respeto los opositores que los abyectos”. El dardo era dirigido a los somnolientos que lo acompañan en las mañanas que ríen, se indignan y se ponen serios según los cambios de humor del Ejecutivo. Juvenal, poeta romano del siglo primero, en sus sátiras ya los describía así: “Si ríes ellos se sacuden con una mayor carcajada; si lloras ellos te acompañan con sus lágrimas; si en tiempo de bruma pides fuego, ellos te cubren con su capa; si tienes calor ellos sudan… pueden componer su expresión según el rostro ajeno”.
Notoriamente procedente el desprecio a algunos de sus simpatizantes, porristas sin gracia, que consideran que la mejor forma de dar testimonio de su lealtad es estigmatizando a los herejes que se atreven a manifestar su desacuerdo con una declaración, acción o política presidencial. Son herederos de aquellos barberos que a la pregunta presidencial: ¿Qué horas son? Responden solícitos: “Las que Usted quiera Señor
Presidente”.
¿Tiene razón López Obrador al considerar que merecen más respeto los opositores que los aduladores? Por supuesto que tiene razón, Solón, poeta griego de A. de C. afirmaba “El adulador es un enemigo oculto”. Forman parte de la etnia más peligrosa de los gobernantes, pues su asechanza alimenta el ego de la víctima, busca su complicidad para que se corrompa y pervierta sin casi caer en la cuenta. Endulzan el oído mientras afilan el puñal.
Dante imagina uno de los peores castigos a los aduladores, escribe: “Se revuelven en un profundo abismo lleno de mierda y profieren horrorosos aullidos”. Dante utiliza la palabra aullidos porque significativamente adular viene de aullar. El gobierno de López Obrador corre más peligro con esta plaga de aulladores abyectos que con sus opositores y sus críticos.