EL JICOTE
López Obrador y la corrupción y ¡puf! último
El problema con López Obrador es que no tiene simpatizantes sino porristas, cualquier manifestación de diferencia con su líder los ciega, en mi caso me atribuyen que ni siquiera reconozco la importancia de su cruzada contra la corrupción, peor aún cuando yo he sido un pionero en la investigación del tema y que incluso el Presidente, distinguido ex alumno, ha reconocido que mi texto lo ha aprovechado. Los invito a que saquen la cabeza del ala obscura del fanatismo y lean lo que escribí al iniciar esta agotante serie: “Independientemente del éxito o fracaso de López Obrador, después de su mandato el país no será igual. Sus grandes banderas: la lucha contra la corrupción y la austeridad han calado en la historia y serán referencia en el futuro, aunque sus promesas estén marcadas de contradicciones, incongruencias y simulaciones”.
El problema es que Obrador y su histórico y trascendente compromiso, puede acabar en una simulación que fortalezca precisamente la corrupción. ¿Cuál es mi propuesta?. La Asamblea General de la ONU, llegó a la conclusión de que el obstáculo a la solución de la corrupción era la mención general de la palabra, lo importante era la tipificación de los siguientes delitos : 1) Soborno de funcionarios públicos nacionales 2) Soborno de funcionarios públicos extranjeros 3) Malversación o peculado. 4) Tráfico de Influencias 5) Abuso de funciones 6) Enriquecimiento ilícito 7) Soborno en el sector privado 8) Malversación o peculado de bienes en el sector privado 9) Blanqueo del Producto del delito 10) Encubrimiento 11) Obstrucción de la justicia.
Con la experiencia de este gobierno en la persecución de los corruptos, López Obrador y su partido tienen que aplicarse a la tipificación puntual de estos delitos y sus nuevas sanciones. Existe una luz de esperanza, la bancada de Morena en la Cámara de Diputados acaba de impulsar el endurecimiento de la sanción al robo de hidrocarburos y, por las denuncias recientes, también deberían de tener prioridad el tráfico de influencias, el conflicto de intereses y blanqueo, lo que nosotros llamamos lavado de dinero. Sin embargo los legisladores morenistas vuelven a las andadas al considerar que amerita la prisión preventiva la: “Corrupción”. Generalidad que no dice nada.