EL JICOTE
DOS DE OCTUBRE
La masacre de Tlatelolco provocó una indignación histórica de la que todavía no se recupera el país y ha obligado a los gobiernos a cambiar las balas por la corrupción y la cooptación de los enemigos. Las dos industrias más exitosas del país son la protesta y la respuesta del gobierno a través del reparto del dinero, concesiones y posiciones políticas. ¿Cómo puede un grupo de mexicanos hacer que el gobierno acceda a sus demandas? Cuando el actual gobernador era candidato tuvo una reunión con la gente del transporte que protestaba por aumentar sus ingresos, Francisco Domínguez les recomendó para que su causa triunfara: “Deben movilizarse, tomar las calles, demostrar su fuerza”. Creo que ahora no recomienda lo mismo. En fin, el diálogo entre las autoridades y los ciudadanos, como instrumento democrático para solucionar los problemas, principal bandera del movimiento del 68, sigue siendo una asignatura pendiente del sistema político.