CIENCIA FORENSE
En nuestro país, al igual que otros, el Sistema de Justicia Penal demanda a los operadores jurídicos contar con nuevas herramientas creadas por las diferentes áreas científicas del conocimiento, que les permitan contar con resultados más confiables y precisos para la obtención y preservación de los indicios. Así, como parte del nuevo sistema penal acusatorio y con el uso cada vez más generalizado de los juicios orales, a los peritos forenses, se les demanda la capacidad técnico-científica para una intervención eficaz, eficiente y especializada, que aporte los elementos probatorios necesarios, como testigos expertos, con conocimientos de las facultades y obligaciones que esto implica
Antecedentes. –
La Odorología no es una moda reciente. Inicialmente surge en la década de los sesenta del siglo XX, en la Unión Soviética, donde se realizaron los primeros experimentos con los olores en conserva. Estas investigaciones fueron luego abandonadas a finales de esta década, pero la República Democrática Alemana retomó estos trabajos y desarrolló la especialidad exponiendo sus avances en el Simposio Internacional de Criminalística de Alemania de 1972. A partir de este momento se comenzó a emplear en forma preliminar en todos los países socialistas. En Cuba, en el año 1989 se decide instalar un Laboratorio de Odorología basándose en la experiencia rusa. Además de Cuba, en el mundo aplican en alguna medida la Odorología, países como Dinamarca, Holanda, Bélgica, Suecia, Alemania Hungría, teniendo cada país un diferente nivel de desarrollo.
En México. –
A partir de las consideraciones sobre un andamiaje científico forense más eficaz, en el estado de Morelos, el 31 de agosto de 2011 fue aprobado el acuerdo 40/2011, que crea la Unidad de Odorología, el cual estará a cargo de la dirección general de servicios periciales de la procuraduría general de justicia del estado de Morelos, siendo el primer estado que cuenta con una unidad de Odorología en México.
Basamento científico de la Odorología como parte integrante de la Criminalística. –
Etimológicamente Odorología está compuesta por las voces odoro (olor) y logos (estudio o tratado de). La Odorología Criminalística se encarga del estudio del mecanismo de formación de la huella olorosa, así como los medios y métodos necesarios para la captación, conservación y posterior comparación en el Laboratorio de estas huellas con el fin de establecer el nexo de determinado sospechoso con un objeto o lugar ocupado en el lugar del suceso, con el fin de determinar el autor y esclarecer el hecho delictivo.
El olor y la huella olorosa. –
Según los diccionarios Aristos, Cervantes de la lengua española y el de términos médicos, la palabra olor proviene del latín vulgar oloris, coinciden en señalar que el olor es una sensación, impresión que en el olfato producen los efluvios o emanaciones de los cuerpos, de esta definición podemos comprender que sin el olfato, órgano exclusivo de muchos animales, no es posible establecer el olor de determinado cuerpo oloroso a no ser con la utilización de sofisticados equipos. Por ejemplo, tenemos la cromatografía de gases.
Odorología criminalística. –
Marcos Molina Waldemiroff, en el libro “La Odorología Criminalística”, publicado por la División de Criminalística de La Habana, Cuba, señala que la huella olorosa no es más que una micro huella invisible a la percepción humana, formada por ácidos grasos volátiles, aminoácidos y otros olores adicionales del cuerpo productor (humano), que puede ser captada por el perito criminalista con la utilización de medios especiales, tales como paños odoríferos, frascos y pinzas estériles de los lugres en que se sospeche el contacto pleno del individuo con el objeto o lugar.
La huella olorosa. –
Se trata de una micro huella invisible a la percepción humana, formada por ácidos grasos volátiles, aminoácidos y otros olores adicionales del cuerpo productor, que puede ser captada por el perito criminalista con la utilización de medios especiales, tales como paños odoríferos, frascos y pinzas estériles de los lugares en que se sospeche el contacto pleno del individuo con el objeto o lugar.
El olfato de los perros como auxiliar. –
El medio sensor utilizado para la descodificación de este lenguaje oloroso, es el perro, los cuales se entrenan durante dieciséis semanas en la identificación y diferenciación de olores en conserva (del lugar del suceso y de los sospechosos) y a través de su poderoso órgano olfatorio, se logra la identificación de la persona que participó en el lugar donde se cometió el delito, con un margen de error casi nulo.
Olfato canino. –
El órgano olfatorio del perro es de alta fidelidad, pues un tercio o una mitad de la región nasal y está cubierta por una mucosa de color amarillo, cuyo epitelio tiene carácter olfatorio netamente, de donde parten fibras nerviosas olfatorias que llegan hasta el lóbulo olfatorio que ocupa una parte extensa del cerebro de los canes, lo que posibilita una respuesta al estímulo olfatorio, además, la memoria olfativa en los canes es grande en comparación con los humanos.
Anatomía y fisiología del olfato canino. –
Al respecto, Marcos Molina Waldemiroff, en su trabajo “Valoración anatomofisiológica del olfato canino y su importancia para el establecimiento del valor legal de la huella olorosa”, menciona que, el órgano olfatorio del perro es de alta fidelidad, pues un tercio o una mitad de la región nasal y está cubierta por una mucosa de color amarillo, cuyo epitelio tiene carácter olfatorio netamente, de donde parten fibras nerviosas olfatorias que llegan hasta el lóbulo olfatorio que ocupa una parte extensa del cerebro de los canes, lo que posibilita una respuesta al estímulo olfatorio, además, la memoria olfativa en los canes es grande en comparación con los humanos.
El olfato canino y el olfato humano. –
Molina Waldemiroff agrega que desde el punto de vista fisiológico y estructural, la célula olfatoria es responsable de captar las moléculas olorosas y está recubierta por finísimos flagelos o cilios de diverso calibre y longitud lo cual, en el caso de la raza pastor alemán, equivale a aproximadamente 72 cilios por cada célula, las que suman dos billones de células olfatorias en esta área, contra doscientos veinte millones que posee el ser humano, lo que le permite a los canes tener una superficie de recepción del estímulo tal, que solo se necesita una molécula olorosa para estimular el olfato canino y descubrir la fuente productora.
Odorología forense. –
Mario Rosillo, en su artículo “Que es la Odorología Forense”, publicado en la Revista Perfil Profesional, cita que en la actualidad existen muchos análisis científicos utilizados por la criminalística para detectar indicios criminales y así poder relacionar al autor del crimen con los hechos investigados y de esta manera probar su autoría o complicidad, uno de estos métodos es la Odorología Forense, que “es aquella que se encarga del estudio del mecanismo de formación de la huella olorosa, así como de los medios y métodos empleados para su captación, conservación y posterior comparación con las impresiones olorosas de los ciudadanos sospechosos de un delito investigado”.
Huellas perdurables. –
Rosillo agrega que, la Odorología forense tiene un alto grado de efectividad en la resolución de crímenes con varios años de ocurrencia, ya que las huellas de olor pueden guardarse por hasta cinco años, pudiendo ser utilizadas con un alto grado de efectividad en la resolución de casos, ya que es posible obtener huellas olorosas en los objetos y lugar de los hechos, aun así, estos se encuentren contaminados con otro tipo de olores.
El olor humano como factor de individualidad. –
La Dra. Paola Prada, investigadora de la Texas Tech University en materia de Química Forense afirmó en entrevista que, con base en los estudios realizados en los que se demuestra que los perros adiestrados tienen la capacidad de detectar elementos constitutivos del olor humano donde las pruebas instrumentales de espectrofotometría de masas y cromatografía de gases no tuvieron la capacidad de hacerlo, la manera más recomendable de hacer la identificación del olor humano para fines forenses, es mediante el uso de las unidades caninas debidamente adiestradas; así como que el olor humano es un indicador individualizante que puede ser empleado en procesos judiciales.
Valor jurídico. –
Pedro López, en su libro “Investigación Criminal y Criminalística”, menciona que, “el valor jurídico de las huellas olorosas, deben ser tomadas en consideración de la misma manera que se reciben y evalúan todos los peritajes que aportan pruebas en la fase de investigación del delito”. Aunque hay que tener en cuenta que el olor señala circunstancias tan importantes como la presencia y el contacto del individuo investigado con la víctima o la escena del crimen, pero no así la responsabilidad o la participación material en el hecho delictivo investigado.
Comprobación científica. –
López señala que, no obstante, la situación podría cambiar siempre y cuando la valoración de las pruebas aportadas sea establecida con bases objetivas, comprobadas y corroboradas como pruebas científicas, tales como el caso de los resultados de la balística forense, la cual es de gran utilidad en aquellos delitos cometidos con armas de fuego y a la cual en más de una oportunidad no se le da la debida importancia para la resolución de un hecho delictivo.
La prueba más allá de toda duda razonable. –
Para Rosillo, en este sentido, “se hace necesaria la ayuda de la Odorología Forense, para que de esta manera se pueda determinar y obtener información sobre las características de la persona que estuvo en contacto con la escena del crimen”. Esto es importante ya que, si existe alguna duda de su relación con el hecho investigado, la misma puede ser utilizada por la defensa del imputado y podría de hecho probar su inocencia o el cambio en la tipificación del delito y de la pena.
Autoría de los hechos. –
También López, atrás mencionado, menciona que la identificación e individualización del individuo autor del hecho y su relación mediante en el caso mediante la huella odorológica, en su trabajo comenta que así “como una evidencia física desde el punto de vista criminalístico, sería parte fundamental del proceso de aprehensión de la realidad ocurrida por parte de los operadores de justicia y que su tipología viene a ser un importante aporte no sólo para la Fiscalía del Ministerio Público al momento de fundamentar su acusación, sino también para el Juez”, pues este podría constituir el vínculo entre los hechos y su percepción, por una parte y la convicción de certeza, por otra al momento de decidir la sentencia del caso.
Reducción en costos de operación. –
Juan Daniel Camargo Iglesias, en su tesis de licenciado en Criminología titulada “Pertinencia de la Implementación de Unidades de Odorología en México”, señala que no es extraño que se encuentren textiles, ropa o calzados, como indicios en el lugar de la investigación o en las periferias. La forma más recurrente de analizar este tipo de indicios es mediante pruebas de ADN, la cual frecuentemente resulta con costos desproporcionados en los casos de delitos patrimoniales. La Odorología Forense nos permite analizar este tipo de indicios con un costo muy inferior a la prueba de ADN, ya que no genera costos individuales por cada pericial efectuada por parte de la fiscalía.