INGENIERÍA HUMANA
Acaba de pasar un importante día en la vida de los mexicanos: el día 10 de mayo o, mejor dicho, el Día de las Madres. Oportunidad, a veces la única, en que los manifestamos nuestro afecto y reconocimiento a la autora de nuestros días. Es ese amor materno el que permite que una madre nunca deje de reconocer a sus hijos, así sean éstos una bola de delincuentes. Personalmente tengo la experiencia de ver a ancianas que, a pesar de su edad muy avanzada, acuden al CERESO los “días de visita” a ver a sus hijos pagando una condena en reclusión. Curiosamente, con el tiempo, esposa, hijos, hermanos de los reclusos, dejan de visitar a su interno, excepto su madre. Y ahí las veía, pasando el filtro, desnudándose para la revisión, haciendo a un lado el pudor a la hora de que custodia le indicaba que hicieran una sentadilla para con un espejo revisarle las partes nobles y verificar que no estaban trasportando drogas u otro objeto prohibido. El objetivo del presente artículo es aclarar si el instinto maternal existe o no, ya que, no pocos profesionales de la psicología, me han comentado que no existe, que es sólo un mito. Veamos.
Sabiduría popular. –
En una ocasión, en visita en Locutorio del CERESO, estaba entrevistando a un cliente, cuando otro interno me grito: “¡eh doctor! No le haga caso, a ése su madre no le dio el pecho, le dio la espalda”. Algo sorprendente para un servidor, ya que esa persona me dijo una verdad científicamente comprobada, el fuerte vínculo afectivo entre el bebé y su madre, principalmente se genera a través de un proceso bioquímico durante la lactancia, en la que la madre, por medio de la leche materna, aporta la oxitocina, un neurotransmisor, también conocido como neuropéptido y como la hormona del apego. Así mismo, entre otras funciones, la oxitocina reduce la secreción de testosterona en el padre, reduciéndose la posible agresividad de éste hacia la madre y el bebé.
¿Qué es el instinto materno? La Revista National Geographic, en el año 2018, publicó el artículo ¿Es el instinto maternal exclusivo de las madres?, haciendo mención a la Dra. Bianca J. Marlin, investigadora postdoctoral del departamento de neurociencias de Columbia University, quien en 2015, colaboró en la redacción de un estudio en la revista Nature en el cual explicaban los efectos de la oxitocina en ratones. Cuando los ratones de laboratorio, hembras y vírgenes, escucharon los gritos de los ratones recién nacidos, los ignoraron, o, en algunos casos, se comieron a esas crías. Sin embargo, los ratones madres tratarían de ubicar la fuente del grito para recuperar y cuidar a su cría. Después, inyectaron oxitocina a esos ratones hembra vírgenes. Acá la Dra. Marlin comenta que “Cuando agregamos oxitocina a las vírgenes hembra que comían a las crías, dejaron de hacerlo y aprendieron a recuperarlas de la misma manera que las madres lo hacían”. “Cambiamos su comportamiento: las crías pasaron de ser bocadillos a ser cuidados”.
Cerebro masculino, cerebro femenino. –
En un artículo publicado en 2015 en Proceedings of the National Academy of Sciences, el Dr. Daphna Joel, neurocientífico de University of Tel-Aviv, y sus colegas examinaron si la ciencia podía distinguir alguna diferencia entre los cerebros masculinos y femeninos de los seres humanos. Por ejemplo, ¿eran las partes del cerebro comúnmente asociadas a las emociones y la comunicación (cualidades que, basados en estereotipos, se consideran más presentes en mujeres) de alguna manera diferentes o más desarrolladas en los cerebros femeninos? “Descubrimos que no era así”, afirma Joel. Y explica: “Por el contrario, el cerebro de la mayoría de los humanos se compone de una única red de características, algunas más comunes en mujeres y otras más comunes en hombres, si los comparamos entre sí”
El instinto maternal. –
En el año 2008, la Dra. Maren Agirregomezkorta, escribió el artículo El Instinto Maternal, publicado en la Revista En Femenino, mencionando que el instinto maternal es un vínculo particular que se establece entre la madre y el niño desde el momento de la concepción. Durante un tiempo, las ultrafeministas han renegado de él, pero actualmente vuelve a ser objeto de consideración de psiquiatras y psicólogos. De hecho, se trata de un impulso que empuja a una madre a actuar por su bebé, a ocuparse de él, sin reflexionar, sin abandonarlo e incluso sacrificándose por él. ¡Así que es muy útil para preservar la especie humana!
¿Cómo se manifiesta el instinto maternal? La Dra. Agirregomezkorta, responde: No paras de pensar en tu bebé, te preocupas por su bienestar continuamente y sientes que algo os une, buscas su mirada cuando no está contigo. A pesar de todo, este vínculo tan fuerte que tienes con tu bebé no siempre quiere decir que nunca te sientas perdida y sin saber qué hacer, e incluso ¡que te líes con los miles de consejos que te dan a tu alrededor! Ante todo, confía en ti misma, escúchate para reencontrar en ti misma las acciones naturales para ocuparte de tu niño. Sabes mejor que nadie lo que necesita.
Enfoque biológico. –
Es importante considerar que, en este tipo de aportaciones, se trata de si existe o uno un patrón de carácter instintivo presente en las mujeres, SOBRE TODO, en las que han experimentado la maternidad, ya que resulta ocioso esperar que una mujer que no ha sido madre presente este instinto. Al respecto, también debemos considerar que, así como existen metabolismos y dinámicas cerebrales determinadas por el código genético de cada persona, los cuales se expresan en conductas de orígenes psicofisiológicos, las cuales van desde perfiles personales socialmente deseables, hasta conducta antisociales. No es, por lo tanto, extraordinario que existan mujeres en que su dinámica neurológica no aporte la suficiente síntesis de oxitocina en el curso de su embarazo y lactancia. Lo cual no implica que biológicamente no exista el instinto maternal.
¿Cuándo no se es la madre biológica? Eva Salabert, en su artículo “Instinto Materno: ¿Mito o realidad?”, publicado en la Revista Salud y Bienestar, cita que desde el punto de vista biológico, si se sabe que los niveles de prolactina y oxitocina aumentan en la madre cuando está en contacto con su hijo, sobre todo si le amamanta, podemos entender y aceptar que al amor que desencadena la presencia del adorable bebé, se añade una cuestión física que no se puede controlar. De hecho, la antropóloga estadounidense Sarah Blaffer Hrdy, afirma que los bebés están programados genéticamente para despertar el interés y el amor de los adultos, especialmente el de sus padres, y que interrelacionan con la persona que los alimenta y protege, aunque no se trate de su madre biológica, para poder sobrevivir.
Supervivencia humana. –
Salabert señala que el instinto materno podría entonces formar parte del instinto de supervivencia de la raza humana ya que, según los expertos, el vínculo entre madre e hijo, tan necesario para que el pequeño sobreviva, no aparece únicamente durante la gestación, sino que también puede desarrollarse tras el parto o la adopción, y crecer a medida que lo hace el niño. Factores como la lactancia materna o coger en brazos al bebé refuerzan el lazo materno-filial, mientras que problemas emocionales, como la depresión posparto, perjudican gravemente esta relación.
Y, entonces ¿las madres filicidas? Lamentablemente esta práctica ha existido desde la antigüedad, y las razones pueden incluir el descontento sobre el género del niño, o una discapacidad o paternidad cuestionable como la falta de recursos parentales para cuidar al niño. El filicidio ha sido documentado en la literatura de todas las épocas. Quizás el cuento más famoso proviene de la mitología griega: la historia de Medea, una mujer que mata a sus hijos para castigar a su esposo por su aventura. Ojo, mucho ojo, en base a lo expuesto atrás, estaríamos hablando de bioquímica y dinámica cerebral alteradas. Al respecto, el psiquiatra forense Phillip J. Resnick, pionero en el campo de la investigación sobre filicidios, publicó un artículo seminal en 1969 identificando cinco razones principales para el filicidio basadas en el motivo del autor:
1. Altruismo: el padre mata al niño porque puede percibir que es lo mejor para el niño. Puede estar basado en la realidad (por ejemplo, el niño sufre una enfermedad terminal) o preceder al suicidio del padre, ya que el padre siente que sería injusto dejar al niño atrás para enfrentar el mundo cruel.
2. Psicosis aguda: el padre mata al niño en base a ideas que son inconsistentes con la realidad; por ejemplo, el padre cree que el niño ha sido poseído por el demonio.
3. Niño no deseado: el padre mata al niño que él o ella considera un obstáculo.
4. Accidental: la muerte del niño es un resultado involuntario del abuso físico de los padres.
5. Venganza conyugal: el padre mata al niño en un esfuerzo por vengarse del otro padre.
Los neonaticidas. –
De acuerdo con lo descrito por Resnick, son perpetrados con mayor frecuencia por mujeres jóvenes solteras que no padecen una enfermedad mental grave y no desean tener a sus hijos. En 1997, por ejemplo, la adolescente de Nueva Jersey, Melissa Drexler, fue noticia nacional cuando se descubrió que dio a luz en un baño en su fiesta de graduación y arrojó al recién nacido en un basurero. Resnick señala que también vale la pena señalar que existen diferencias entre padres y madres que cometen filicidio. Los padres tienen más probabilidades de matar a más de una víctima, incluidos otros hijos y cónyuges. También tienen más probabilidades de suicidarse después del filicidio. Y los padres a menudo son castigados con mayor severidad que las mujeres que cometen delitos similares.
El amor a nuestras futuras mamás y el instinto materno. –
Según un reciente estudio británico, el instinto maternal depende de un gen hereditario que, sin embargo, necesita de ciertas vivencias para poder activarse. Esto explica por qué no todos los individuos de la misma especie lo desarrollan por igual e incluso porqué se siguen produciendo en el mundo abandonos de hijos por parte de sus madres. Haber tenido un embarazo placentero, contar con el apoyo de la familia, haber deseado ese hijo… son algunas experiencias que ayudan a que el instinto maternal se desarrolle. Es decir, el instinto maternal depende de la calidad de vida.