La imponente manifestación de fe, devoción y testimonio cristiano de aproximadamente 120 mil peregrinos organizados en tres contingentes procedentes de los 12 decanatos de la Diócesis de Querétaro, concluyen su peregrinación anual al Tepeyac este domingo, al encontrarse con la Reina de México y Emperatriz de América, en la Casa de todos los mexicanos y amadores de la Madre del Cielo, Santa María de Guadalupe.En la madrugada fue recibido en el Santuario, el contingente de tres mil ciclistas; a las 9:00 horas, el contingente de 25 mil mujeres de la 58 Peregrinación Femenil, y pasado el mediodía, llega la columna de 40 mil varones de la 127 Peregrinación Varonil de esta Iglesia Particular.
Los tres contingentes concluyen así intensas jornadas de esfuerzo físico, oración ante el Santísimo Sacramento y en la Eucaristía lo cual les ha fortalecido en su compromiso bautismal. Han vivido memorables momentos de fraternidad, alegría, esperanza y fe, desde el pasado día siete de julio cuando inició la peregrinación en la comunidad de Neblinas ubicada en la sierra gorda de Querétaro.
El Nuncio Apostólico Franco Coppola celebró la misa de envío, y al llegar al Santuario, Mons. Faustino Armendáriz, acompañado de los M.I. Sres. Canónigos Alberto Reynoso, Mons. Jorge Palencia, recibieron a los contingentes de ciclistas y mujeres, respectivamente. A las 13:30 horas, el Rector de la Basílica, Mons. Enrique Glennie Graue, acompañará a Mons. Armendáriz para dar la bienvenida a los varones. Las celebraciones eucarísticas de peregrinación se realizan enseguida de la llegada de cada contingente.
“Después de peregrinar durante estos días, llegamos hasta este santuario para contemplar a nuestra Madre del cielo, la Morenita del Tepeyac, quien amorosa nos acoge y nos abraza como Madre y Señora nuestra. Han bastado unos instantes, al pasar frente a su bendita imagen, para entrecruzar las miradas y poder así sentir y experimentar ese amor y esa ternura, que nos recuerdan que no estamos solos en el camino de nuestra vida”, señaló. Mons. Faustino Armendáriz.
Al explicar el pasaje del Evangelio en el que crecen el trigo y la cizaña juntos, advirtió que como cristianos debemos estar atentos para no dejar que en nuestra vida el enemigo siembre su cizaña. Y para ello es necesario estar ‘vigilantes’, tener los ojos de la fe y la lámpara de la palabra de Dios. “Quizá es muy difícil que cerremos los ojos ante el pecado, la muerte y el mal, pero lo que si podémonos hacer es impedir que sus efectos tóxicos y alienantes nos adormilen y nos lleven a la muerte”, indicó.
Asimismo destacó la contraposición entre la ‘impaciencia de los servidores’ y la ‘paciente espera’ del propietario del campo, que representa a Dios, “pues a veces nosotros tenemos una gran prisa por juzgar, clasificar, poner de este lado a los buenos y del otro a los malos”. Dios en cambio sabe esperar, mira el «campo» de la vida de cada persona con paciencia y misericordia: ve mucho mejor que nosotros la suciedad y el mal, pero ve también los brotes de bien y espera con confianza que maduren. Él nos perdona siempre si vamos a Él, dijo, por ello exhortó a aprender de Dios la paciencia cristiana y evangélica.
Pero puso de manifiesto que la paciencia evangélica no es indiferencia al mal porque no se puede crear confusión entre bien y mal. “Ante la cizaña presente en el mundo, el discípulo del Señor está llamado a imitar la paciencia de Dios, alimentar la esperanza con el apoyo de una firme confianza en la victoria final del bien, es decir de Dios”, subrayó.
Solicitó a los peregrinos pedir la intercesión de Santa María de Guadalupe para saber distinguir entre el ‘trigo’ y la ‘cizaña’ y no verse envueltos en la corrupción, en las estructuras de pecado y en todo aquello que pueda destruir la vida, la familia, la política, el bienestar cultural y el tejido social. En este sentido, les llamó a educar la conciencia y esclarecer el juicio moral, pues una conciencia bien formada es recta y veraz, formula juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. “Cuanto mayor es el predominio de la conciencia recta, tanto más las personas y los grupos se apartan del arbitrio ciego y se esfuerzan por adaptarse a las normas objetivas de moralidad”, puntualizó.
Al finalizar cada Eucaristía, los peregrinos cantan a de la Reina de México y Emperatriz de América, con gran agradecimiento y el deseo de regresar el próximo año.
POR: REDACCIÓN